No sé si lo sabes, pero hace muy poco que he empezado a grabar un podcast que se llama “Sí a todo”. No lo hago por reconocimiento social, ni para ser más conocido a nivel empresarial. Lo hago porque estoy convencido de que mis vivencias pueden ayudar a más de una persona, al igual que los artículos que habitualmente escribo para este medio.
En “Sí a todo”, dedicamos menos de quince minutos para hablar de temas que, en algún momento de mi vida, me han llevado a la reflexión. Pretendo regalar algunos tips e ideas sencillas de ejecutar, que nos permitan pasar a la acción justo después de acabar de escucharlo. Y esto lo hago porque, al escuchar otros podcasts similares, echo en falta practicidad, que sean fáciles de poner en marcha en el día, que es justo lo que yo siempre busco en el contenido que consumo.
Panda de mentirosos
Me gusta ser humilde y riguroso. Por eso, últimamente, al escuchar algún que otro gurú repartiendo mantras de cómo hacerte rico y tener una vida brillante, se me ponen los pelos de punta.
Yo he tenido sobrepeso, y vengo de una familia desestructurada, por eso, cuando me lanzo a escribir o a grabar, intento ser prudente. Nadie tiene la vida que tiene porque sí, hay millones de condicionantes que te llevan a ser la persona que eres y que van, desde la biología, hasta la historia de vida que te ha tocado. No nos engañemos, caminar por el fuego, o machacarte para conseguir cosas, no te hará más feliz si no lo disfrutas por el camino. No me mal interpreten; yo me despierto a las cinco cuarenta y cinco cada mañana y hago deporte. Me informo de lo que pasa en el mundo y trabajo fuertemente mi desarrollo personal; pero lo hago porque me quiero, y hasta llegar a esta emoción he pasado una travesía de odio y rencor derivada de mi historia personal que, en algunas ocasiones, no me permitía mirarme al espejo.
En mis letras y en mi podacast no pretendo dar lecciones a nadie, pero sí compartir ideas que permitan a la gente tener una vida saludable y plena. Porque es justo eso a lo que hemos venido a este mundo, a vivir la mejor vida que nos podamos dar y, por suerte o por desgracia, no siempre lo vemos a tiempo. Yo he entendido de qué va el juego de la vida. No hay vidas extra, ni hay que conseguir puntos en cosas materiales. Hay que cuidarse y respetarse de manera extrema y eso es una labor distinta en cada una de las personas.
Creo que hay demasiada gente traficando con miedos e ilusiones. Traficando con la promesa de una vida mejor sin un plan real y estructurado, un plan que debes de personalizar. Si te pones a ver las historias de éxito de las personas a las que admiras fíjate en estos aspectos que te cuento.
En primer lugar, no existen dos historias de éxito iguales. Ni la de Walt Disney, ni la de Steve Jobs, ni la de ninguno de los grandes ejemplos que ponemos en las charlas de empresa y motivación. Cada uno tenía sus pensamientos e ideas, sus vivencias, sus familias y sus contextos. Por eso me atrevo a decirte que dejes de buscar una historia que sea similar a la de las grandes personas que se reconocen como exitosas, y empieza a crear la tuya propia desde tu realidad.
Si buscamos bien en las biografías de estas mismas personas, encontraremos una gran cantidad de puntos negros que ya, en su lecho de muerte, nos avisaban de que el éxito profesional es solo una parte de lo que conlleva tener una vida plena. Yo, que he me la he jugado todo a lo profesional, ando en un momento de mi vida muy loco en el que estoy aprendiendo a moverme en todos los demás ámbitos.
Seguro que es súper divertido caminar por el fuego, comer una vez al día para no perder capacidades mentales, y hacer fiestas en chalets repletas de gente contándote como hacerte rico invirtiendo bitcoin. Sin embargo, sin esconder mi enorme ambición laboral, yo prefiero tener una vida que, al quedarme a solas con mis demonios, tenga la capacidad de quererme tal y como soy, mejorando lo que no me gusta.
Quizás soy poco prudente, pero a todos estos que nos cuentan sus mantras de mierda sin haberle empatado a nadie, les digo claramente que son una panda de mentirosos.
Ser más pragmáticos
A veces nos pasamos los días como pollo sin cabeza. Nos perdemos en la filosofía de la autoayuda sin control, y nos encasquillamos en una búsqueda sin final de la felicidad, a través de mil y un contenidos. Lo sé porque yo he estado metido en esa bola de ratón durante mucho tiempo.
Nos encerramos en el por qué sin pensar mucho en el cómo, y eso nos lleva a un desgaste mental que nos hunde más que ayudarnos.
Yo he aprendido a ser más pragmático. A buscar soluciones prácticas y pequeñas que permitan, a mi cerebro hiperpensante, a relajarse. A disfrutar de los momentos de paz sin ningún tipo de alteración y es por eso por lo que me hace tan feliz poder grabar este podcast, porque es justo esto lo que intento transmitir. Creo que la clave de “Sí a todo” es que he bajado el nivel de filosofía y tertulia elevada, para dirigirme a la parte práctica.
Puede que te haya pasado si alguna vez has tenido alguna cuestión que te perturbe. En estos casos te entra una parálisis por análisis que te lleva a altos índices de cortisol y angustia. A veces es suficiente con un pasito milimétrico para sentir que estamos haciendo algo. Al fin y al cabo, no es necesario que soluciones los problemas de la humanidad, solo que te cuides un poquito sabiendo algún truco y algo más sobre ti.
Admirar tus cicatrices
No se equivoquen. Quizás el valor diferencial de mis mensajes y de mi marca personal, es que he abandonado la discreción para abrirme en canal y ser yo mismo. Para naturalizar que el éxito no es todo lo que nos han contado y que es necesario conocerte para mejorar y alcanzar tu mejor versión.
Yo he puesto de manifiesto mis desgracias con el objetivo de humanizar las situaciones complejas que, cada una de las personas que me ven en su día a día, también estarán viviendo, y así puedan sentir que ellos también pueden superarlas.
He construido una versión de mí mejorada, comprensiva y compasiva que no victimista. He abandonado la soberbia de creer que podía ser perfecto, para identificarme como un humano al que le gusta mejorar y compartir un cachito de su historia sin más ambición que ayudar a quien quiera usar estas herramientas.
Si algún llenamos un estadio para dar una charla, voy a hacerlo contando que mi vida no ha sido fácil y que sigue sin serlo. Que la estadística no es en creciente cada día y que aún quedan lágrimas por derramar, desamores que sortear y problemas, algunos más graves que otros, en los que seguro que necesitaremos ayuda porque no tengamos las fuerzas suficientes para enfrentarnos a ellos de la manera que se espera.
He decidido crecer admirando mis cicatrices, sin avergonzarme de ellas y luciéndolas como quien luce uno de sus mejores tesoros. Son mis aprendizajes de vida.
No voy a victimizarme porque no es mi estilo. Hoy quiero contarles en estas letras, que soy una versión preciosa, a pesar del tormento que ha vivido mi niño interior. Que, en mi podcast, redes y en mis artículos, te comparto mis vivencias, prácticas y reflexiones sobre la vida, para que tú también saques la versión más bonita de ti mismo. Para que con el tiempo mires a ese monstruo que no te deja vivir en paz y le digas a la cara que no le extrañas. Que no forma parte de tu nueva identidad y es solo… alguien a quien solías conocer.