La tercera ley de Newton dice: “Para cada acción hay una reacción igual y en el sentido opuesto”. Un ejemplo de esto lo podemos ver en los míticos "cochitos locos" (o cualquiera de sus múltiples nombres: coches de choque o el muy canario coches esmoche): cuando un coche golpea a otro, está recibiendo al mismo tiempo un golpe que lo impulsa hacia atrás. No importa que uno de los coches esté parado, este ejerce la misma fuerza sobre el coche que le acaba de golpear.
Bien, pues cuando los gobiernos toman medidas de cualquier tipo, estas siempre van a tener una reacción en el sentido contrario al que se busca y es el deber del buen gobernante entender a priori estas reacciones y pulir sus medidas para que los efectos negativos no se produzcan o bien queden reducidos.
Hoy en día lo que podemos ver es que los mandatarios están más preocupados en que estas reacciones no estropeen su relato y no tanto que las medidas tomadas sean pensadas, calculadas y fruto de una profunda reflexión de expertos en cada materia. Más bien todo lo contrario, pareciera que muchas son tomadas por gabinetes de publicistas y teniendo mucho más en cuenta que cantidad de votos les pueden hacer ganar si el relato se vende correctamente.
Vamos a poner varios ejemplos:
ACCIÓN: Los bancos centrales de muchos países de occidente, liderados por la Reserva Federal Americana, ante la subida incesante de la inflación (reacción a su vez de anteriores medidas económicas) decide empezar a subir los tipos de interés. Se acabó el dinero gratis.
REACCIÓN: Los inversores empiezan a seleccionar más sus inversiones, ya que ahora el rendimiento de sus carteras debe ser superior, como mínimo, al tipo oficial del dinero.
Las empresas tecnológicas, anteriormente muy sobrevaloradas con respecto a sus números reales de rentabilidad, empiezan a bajar en bolsa.
Esto implica que estas empresas traten de ser más eficientes, y su primera medida ha sido despedir a muchísimos de sus empleados. En poco menos de un trimestre se ha destruido el 1% del empleo tecnológico en Estados Unidos, con Amazon despidiendo a 10.000 empleados, por ejemplo.
PROPAGANDA: Elon Musk (el nuevo villano mundial) ha despedido a muchos empleados de Twitter por motivos ideológicos y la supervivencia de la red social está en cuestión. Nada se sabe sobre el resto de las empresas que cuentan por decenas de miles sus despidos.
Otro ejemplo:
ACCIÓN: ante una subida generalizada en los precios del combustible y con Europa presionando para reducir su dependencia energética, el Gobierno alemán vio en el tren un viejo aliado para reducir el consumo de diésel y gasolina. El objetivo: aliviar a las familias del gasto en el transporte con un bono mensual de nueve euros para viajar por toda Alemania.
REACCIÓN: la medida tuvo un impacto inmediato que se reflejó en unos andenes abarrotados. Según el Gobierno alemán, hasta 30 millones de personas se han acogido a la oferta gubernamental. Todo indicaba que había sido un éxito.
Hasta que después de un exhaustivo estudio de la medida, se recoge en un gráfico el resultado de la misma. Mientras que los viajes en tren se han disparado, los viajes en coche han mantenido su ritmo habitual. Es decir, no se ha producido un trasvase de usuario de uno a otro medio. O al menos no ha sucedido de forma significativa, lo que cuestiona el éxito de la medida.
Es decir, la medida ha logrado que una red ferroviaria ya de por sí muy tupida se colapse aún más sin haber aliviado las carreteras ni el consumo de petróleos fósiles. El transporte local de pasajeros se sobrecargó y hubo más retrasos. En palabras claras: medida cara, y generadora de muchos problemas de servicio.
Si llevamos este bono de trenes a España, el caso que vemos son trenes que cuelgan el cartel de no hay billetes y que luego van vacíos. Lo cual es aún peor y más ineficiente.
PROPAGANDA: nos dicen que la medida es genial. El canciller alemán Olaf Scholz ha definido la idea como una de las mejores que han tenido. Da igual si ha cumplido su propósito o no. Se vende como un éxito y no se entiende el coste que supone en términos de calidad del servicio o en términos económicos si la apuesta es mantener la calidad de este.
En el caso español, el PSOE aprovechó la primera jornada de la subvención al transporte para repartir octavillas sobre #ElGobiernodelaGente.
Ahora surge una nueva cuestión al respecto con la noticia de la semana a nivel regional: en Canarias entrará en vigor próximamente el 100% de subvención al transporte público, y yo me pregunto: ¿Cuáles serán las reacciones que no han medido? La primera la pueden leer en el artículo que publicaba Atlántico Hoy ayer mismo: las motos eléctricas de LoveSharing abandonan Tenerife.
Habrá más reacciones no deseadas, porque nuestros dirigentes no quieren llevarle la contraria a Isaac Newton ni a la ciencia.