- Ha elegido usted el mismo sitio que Charles Piazzi Smyth. Parecen tener ustedes especial predilección por esta montaña. ¿Por qué Guajara, señor Mascart?
-Pues muy sencillo. No voy a entrar en la belleza del lugar, que es enorme, y me voy a centrar en lo que importa para el trabajo científico.
-¿Y qué es?
- Por un lado, de día se puede observar el sol en todo su recorrido, desde que sale hasta que se pone.
-¿Y eso no es algo habitual en todas partes?
-No, hombre. Si tú vives en Santa Cruz, por ejemplo, verás amaneceres todo el año pero jamás, jamás de los jamases, vas a ver una puesta de sol.
-Nunca lo había pensado, pero ahora que lo dices...
-Ya le digo yo que no. El sol se pone por el oeste, y al oeste de Santa Cruz tienes montañas de 2000 metros de altitud que te impiden ver el sol desde media hora antes de que se ponga en el horizonte....
-Que me lo tenga que venir a explicar un francés....Bueno. Decías que esa es la ventaja durante el día.
-Sí. Porque permite observar las manchas solares, estudiar la polarización atmosférica, investigar el azul del cielo....
-¿Y por la noche?
- Por la noche, el cielo es limpio y transparente, y también es favorable a las observaciones. Sin exagerar, el cielo está sin nubes allí entre 300 y 340 días al año. ¿Tienes idea de lo que eso implica para un astrónomo??
- Me hago una idea. En otros lugares, no se da eso, ¿verdad?
-¡Qué va! En los observatorios europeos, si tienes 100 días al año para observar el cielo, te puedes dar con un canto en los dientes...
-Pero hará frío, ¿no?
-Sí, claro. Aunque la brisa te hace creer que hace una temperatura más baja que la que en realidad hace. Nada que no se arregle con abrigo.
-¿Y qué cosas han podido hacer en este tiempo que llevan instalados allí arriba?
-Pues por ejemplo, esta atmósfera tan pura nos permite observar detalles de la superficie de los planetas. Y mientras en Europa el cometa Halley se ve muy cerca del horizonte y eso dificulta la observación, aquí hemos podido dibujarlo y fotografiarlo perfectamente...¡mire!