Hacía meses que el antiguo local de Mi Perrito en los bajos del Alcampo estaba vacío. Una pelea entre arrendador y arrendatario terminó con el desahucio por vía judicial del anterior alquilado, el responsable de Mi Perrito, y desde entonces el centro comercial se había quedado con un restaurante menos.
Ya no es así. Sushi Bar Riko ha abierto sus puertas hace menos de un mes, dando por fin salida al local, que está entre los mejor situados de los bajos del Alcampo. El Riko abre de martes a domingo en horario de 12:00 a 24:00 horas y está teniendo buena acogida entre los clientes del centro comercial. "El sushi está muy rico, tiene el sabor perfecto. El arroz está suave y tiene buen relleno", comenta un cliente en las reseñas de Google del restaurante. "Un sitio bueno, bastante económico, con un muy buen trato y un sushi excelente. Muy recomendable", apunta otro.
Varios interesados
Así se zanjan los rumores sobre quién ocuparía ese espacio del centro comercial. Durante meses, los hosteleros laguneros comentaron que posiblemente abriría un 100Montaditos, dado que el propietario de esta franquicia en La Laguna había tratado de traspasar el local que tiene en el casco histórico de la localidad y se había interesado por el local del Alcampo.
Otras voces también apuntaron que el dueño del kebab La Perla Negra, local contiguo al Sushi Bar Riko, también se había planteado ampliar su restaurante con ese espacio.
Distintas versiones
El local había quedado bloqueado tras la disputa entre el responsable de Mi Perrito y el arrendador. Ambos expresaron a Atlántico Hoy sus versiones hace meses. Según el dueño del sitio, el propietario de Mi Perrito estaba "bloqueando" el traspaso al no ceder su licencia, tratando además de venderla.
Sin embargo, este explicó a este medio que la licencia era suya y no tenía ninguna obligación de dársela a ningún nuevo alquilado dado que no se trataba de un traspaso, sino de un nuevo arrendamiento. "Cuando hay un traspaso de local, se suele traspasar junto con la licencia. La cuestión es que esto no fue un traspaso. Yo abandoné el local y me quedé con mi licencia. El que alquile en el futuro tendrá que conseguir la suya propia porque yo no estoy obligado a cederle la mía a nadie", dijo en su momento. También señaló que era falso que tuviese intención de venderla.
Obras en el local
El problema de fondo con la licencia eran, realmente, las obras que necesitaba el local por normativa y que, dado que el responsable de Mi Perrito sacó la suya antes del cambio normativo que obligaba a ejecutar adaptaciones en el local, había podido seguir funcionando legalmente. Es lo mismo que ocurre, por ejemplo, cuando una casa antigua tiene instalaciones eléctricas que no cumplen la normativa, pero se permite seguir con su uso mientras no se corte el suministro. Si esto ocurre, el nuevo alta en el servicio requiere de adaptar la instalación a la normativa.
Algo así pasaba en el local, según indicó hace meses el responsable de Mi Perrito. Entre otras acometidas, el sitio necesitaba de instalar un extractor de humos o "adaptar las medidas de tronja" (una especie de despensa) porque "no corresponden", tal y como explicó el responsable.
No solo este local tenía que hacer reformas. Los demás locales de los bajos del Alcampo tienen que acometer obras por valor de un millón de euros para, entre otras cosas, adaptar los accesos a personas con movilidad reducida y sustituir las cañerías. Algo a lo que se comprometieron antes de la crisis de la COVID-19, pero que se ha ido posponiendo desde que comenzó la pandemia por los daños económicos al sector que ha supuesto.