La batalla de Lepanto, que enfrentó al imperio otomano contra la Liga Santa organizada por el papa Pío V frente a las costas de Grecia en 1571, volvió a la vida anoche en Valle Guerra, en el municipio tinerfeño de La Laguna, donde los vecinos recrearon la gesta en la que participaron soldados canarios bajo el mando del capitán palmero Francisco Díaz Pimienta.
La librea de Valle Guerra, como se conoce a este acto que se enmarca dentro de las celebraciones en honor a la Virgen del Rosario, es realizada por unos 250 vecinos de la zona, quienes interpretan a diversos personajes históricos en un despliegue de medios que incluye una banda sonora en directo, el desfile de barcos, fuegos artificiales y una épica batalla a vida o muerte.
Miles de visitantes
El vistoso espectáculo trasladó a los varios miles de visitantes que se reunieron junto a la iglesia de la comarca lagunera a una época en los reinos católicos se enfrentaban al creciente expansionismo del Imperio Otomano en el Mediterráneo, dando paso a una de las mayores batallas navales de la historia occidental, con más de 400 barcos de guerra.
La historia de esta tradición de carácter popular se remonta a 1803, según data la documentación más antigua que se conserva, tiempo durante el cual sus pormenores han ido evolucionando pero conservando la tradición, una labor que le ha valido el título de Bien de Interés Cultural (BIC), al que se le podría sumar otros próximamente.
En la fase final
Y es que el alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez, anunció la pasada semana que desde el área de Turismo del consistorio vienen trabajando en el expediente para declarar a la librea de Valle Guerra como Fiesta de Interés Turístico Regional, un “expediente que se encuentra en su fase final” y que espera que culmine “con este nuevo reconocimiento, para fortalecer su proyección en el Archipiélago”.
Una de las novedades de este año fue la incorporación de una loa de la primera mitad del siglo XX en honor a la Virgen y una nueva escena, en la que aparece representado un sueño de Miguel de Cervantes, ya que el reconocido escritor español participó en esta batalla y fruto de las heridas que sufrió perdió la movilidad en la mano izquierda, lo que le valió el sobrenombre del “manco de Lepanto”.