Aunque se ha dado carácter de oficialidad a que Gran Canaria será una de las 20 sedes del Mundial 2030 de fútbol, lo cierto es que la decisión definitiva aún no se ha tomado. Si el comité conjunto formado por España, Portugal y Marruecos sólo evaluara el trabajo realizado para cumplir con los requisitos que exige la FIFA, la isla estaría dentro. Sin discusión. Pero el último enredo político tejido entre la Real Federación de Fútbol (RFEF) y el Consejo Superior de Deportes (CSD), en su empeño por ampliar —de 11 a 13— el número de estadios españoles que acojan partidos del torneo y colar en esa lista a Mestalla (Valencia) y Balaídos (Vigo), deja en el aire la sede de Gran Canaria.
¿Por qué?
Marruecos y Portugal, de entrada, se han negado a que España pueda tener 13 sedes en lugar de las 11 previstas inicialmente —junto a las seis del país africano (Agadir, Casablanca, Marrakech, Fez, Rabat y Tánger) y las tres de la nación lusa (dos en Lisboa, en los estadios de Benfica y Sporting, y Oporto)—. Pese al rechazo de sus socios en la organización de la Copa del Mundo 2030, la RFEF ha optado por mantener ese órdago y que sea la FIFA la que asuma y resuelva el problema más adelante. Lo que se conoce como una patada hacia delante.
¿Qué provoca que la Federación Española se lave las manos?
Que la FIFA, si al final reduce a 11 el número de sede de España, descabalgue a alguno de los estadios que cumplieron en tiempo y forma con los requisitos exigidos. En ese grupo se encuentra Gran Canaria, que durante todo el proceso ha rozado la excelencia y que ahora —como apunta Relevo y ha podido confirmar este periódico— teme que por presiones políticas otra ciudad con más peso —como podría ser Valencia— forme parte del Mundial 2030. La decisión final se tomará a mitad de julio, ya que el 1 de agosto la FIFA tomará el control tras la redacción, entre España, Portugal y Marruecos, del Bid Book.
¿Qué sede propone España?
De las 13 sedes propuestas por España, 11 sí cumplimentaron los requisitos exigidos: Santiago Bernabéu y Metropolitano (Madrid), Camp Nou y Stage Front Stadium (Barcelona), La Cartuja y La Rosaleda (Andalucía), San Mamés y Reale Arena (País Vasco), Riazor (A Coruña) y el Estadio de Gran Canaria. A ese grupo, que el viernes celebraba la presunta oficialidad de su elección como mundialistas para 2030, la RFEF y el CSD sumaron otros dos campos —Balaídos y Mestalla—, lo que ahora ha generado malestar en Portugal, Marruecos y el resto de ciudades españolas que forman parte del proceso.
Malestar
Según publica Relevo este domingo, esa apuesta de la RFEF y el CSD ha sido considerada como "jugar sucio" por parte de Portugal y Marruecos. Sus federaciones, incluso, deslizan que la prioridad durante estos meses de trabajo en la Federación Española ha sido salvar a Pedro Rocha y no la organización del torneo. Este movimiento, incluso, podría poner en peligro que el Santiago Bernabéu acoja la final del Mundial 2030, decisión que aún no está tomada.