La Ley de Cambio Climático obliga a los municipios con más de 50.000 habitantes a delimitar una zona de bajas emisiones (ZBE) –prohibir la circulación de vehículos contaminantes–. La primera fecha límite fue el 1 de enero de 2023 pero nadie llegó a tiempo. Ahora, con las campanadas y las 12 uvas a la vuelta de la esquina, los ayuntamientos apuran para cumplir el próximo año. San Bartolomé de Tirajana trabaja a contrarreloj después de que el nuevo gobierno decidiera desechar la opción de establecerla en Meloneras como había previsto la anterior corporación.
“Lo que se ha propuesto para Meloneras es una auténtica locura”, exclama Marco Aurelio Pérez (PP), alcalde del municipio sureño, en declaraciones a Atlántico Hoy. En 2021, cuando estaba la socialista Conchi Narváez al frente del Consistorio, se recomendó la zona por su carácter turístico y la gran demanda comercial que existe a su alrededor. “Por lo tanto con mayores índices de motorización”, afirma el documento redactado en su momento.
¿Y los turistas?
El actual regidor no lo considera una buena idea, precisamente, por la gran afluencia de visitantes. “Aparte de que no cumplía con la normativa, generaba un problema tremendo desde el punto de vista del transporte de los turistas y el aprovisionamiento a los establecimientos hoteleros”, subraya el primer edil. “Imagínate prohibir el acceso a las guaguas a los hoteles, en este momento todavía no hay ninguna eléctrica o de bajas emisiones en funcionamiento”, apostilla.
“¿Qué hacemos con los turistas?”, se pregunta. Los populares llegaron al Ejecutivo municipal tras hacer efectivo un pacto con Coalición Canaria (CC) después de las elecciones municipales que se celebraron el pasado 28 de mayo. No fue hasta septiembre cuando empezaron a ver “cómo estaban las cosas para implementar la zona de bajas emisiones en enero”, aunque al ver que no era posible ejecutarlo como estaba diseñado empezaron a trabajar “automáticamente”.
La ubicación
“Lo que hemos hecho es sacar a concurso el proyecto y a ver qué es lo que resulta de ahí. Estamos intentando que sea en zonas donde los residentes tengan, de alguna manera, accesibilidad y que los no visitantes tengan lugares de parquin y puedan hacer el tramo caminando”, detalla Pérez.
Ahora bien, una de las preguntas más pertinentes que surgen a estas alturas es: ¿qué puntos de San Bartolomé de Tirajana son los más propicios para limitar el acceso de los vehículos contaminantes? Todavía no hay nada claro, pero en el Ayuntamiento tantean algún punto de San Fernando de Maspalomas o en Playa del Inglés. Aunque lo que sí tienen claro es que al final solo se llevará a cabo en una zona concreta.
Necesidad de aparcamientos
“Vamos a centrarnos en zonas”, indica, “donde tengamos aparcamientos disuasorios, bien públicos o privados, y que la necesidad de acudir de los no residentes sea poca”. "Debes tener zonas con un mínimo de emisiones, encontrar áreas que excedan los 50 microgramos por metro cúbico en partículas PM10 hay muy pocas”, expone. “En Meloneras no llegamos y en San Fernando la estamos rozando, pero tampoco la superamos”, agrega.
El alcalde admite que es un asunto que requiere “urgencia y premura”. “Estamos a la espera de la propuesta técnica. Ya está adjudicado el concurso del equipo redactor del proyecto y hay que entregarlo ya en los próximos días porque el 1 de enero habría que poner en marcha la zona”, sentencia Pérez.
Evitar la sanción
Aclara que el primer día del año no lo podrán hacer, “pero no queremos que se nos sancione por incumplimiento”. “Que nos entreguen la idea y a partir de ahí nosotros analizamos cómo la empleamos”, culmina. Está todo en el aire, aunque parece que el objetivo del gobierno municipal va en camino.
El proyecto inicial que había ideado San Bartolomé de Tirajana en el mandato anterior tenía como plan garantizar que se cumple con las restricciones mediante la instalación de cámaras, sensores y otros instrumentos de control. El fin sigue siendo el mismo.