Un grupo de turistas se dispone a recorrer el sendero que conduce hasta el Roque Nublo en la isla de Gran Canaria. Es un camino que cualquier día puede ser una experiencia inolvidable entre las vistas y respirar al aire libre, pero con ciertas condiciones, como 38 grados al mediodía con el sol en su máximo esplendor, se parece un poco más a pasear por el infierno.
Esta situación se produjo ayer y no se trata de un caso aislado. Numerosos turistas se adentran por los senderos del Archipiélago en verano, cuando, en muchas ocasiones, las condiciones meteorológicas no son las indicadas para ello por las altas temperaturas, que activan la alerta por incendios. Roberto Castro, cofundador de Fénix Canarias, expone la importancia de informar entre las entidades e instituciones que conforman el sector turístico los y las visitantes de las islas para evitar estas circunstancias que pueden afectar tanto a la salud de las personas como a los espacios naturales.
Peligro para la salud y el espacio natural
Para Castro es relevante diferenciar entre la gente local y los turistas, ya que “los locales entendemos un poco lo que supone subir a la cumbre en estas condiciones con altas temperaturas, más allá de que haya un riesgo de incendio”. El problema se plantea ante el desconocimiento de los y las visitantes a las islas. “El turista, que probablemente viene del norte de Europa, acaba de aterrizar en el avión en unas condiciones y paisaje completamente diferentes a las que está acostumbrado y no entiende los riesgos que supone”, señala.
Este desconocimiento del terreno y el tiempo marcado por las elevadas temperaturas terminan conduciendo a que los turistas, empeñados en completar sus planes de vacaciones de ver toda la isla a la que han viajado, recorran un sendero a 38 grados a mediodía con un calzado poco adecuado, sin gorra y protector solar, lo que suma toda una bomba para la salud. Además, es también un peligro para el espacio natural que ante el calor y el sol peligra por riesgo de incendios forestales.
El cofundador de Fénix cuenta como ayer, 12 de agosto, se encontraron con esta situación en el sendero hacia el Roque Nublo, que a pesar de ser “relativamente sencillo, tiene ciertos niveles”, y “ vimos a gente mayor, niños y personas con movilidad reducida; incluso a una pareja también que se había desviado el sendero principal y se estaban encontrando dificultades. Tuvimos que asistirles e informarles de que ese no era el sendero correcto y ya de paso indicarles que no deberían estar tampoco ahí” debido a la alerta de incendios y el calor.
Informar desde origen
¿Cómo se puede evitar que la poca información con la que cuentan los turistas evite estos casos? “Podríamos poner un cartel o una señal o incluso algún medio preventivo en el comienzo del sendero”, explica Castro, “pero el problema es que muchos turistas llegan tras un viaje de 45 minutos o una hora en coche desde las zonas turísticas y se sienten frustrados al descubrir que no pueden continuar con su plan. Algunos entienden la situación y buscan alternativas, pero otros intentan acceder por otros caminos, lo que agrava el riesgo. Ayer nos sucedió. Se estaba informando que no se podía acceder y acaban entrando por otro lugar”.
Es por ello que el cofundador de Fenix Canarias hace un llamado a la colaboración entre las distintas entidades que gestionan los senderos y espacios naturales, así como a quienes alquilan coches o promueven las visitas al interior de la isla, para asegurar que los turistas reciban la información adecuada desde el principio. Castro considera crucial que se conozcan los posibles planes alternativos: “Podemos subir a la cumbre tanto en Gran Canaria, La Palma o Tenerife, y hay ciertos lugares que sí se pueden visitar, aunque no se hagan los senderos, y eso tiene que venir informado desde origen”, sentencia.
Castro enfatiza que su intención no es una denuncia, sino abrir un diálogo sobre cómo mejorar la seguridad y la conservación de los espacios naturales en Canarias, tanto por el riesgo de incendios como la propia salud de las personas, que en muchas ocasiones no son conscientes y no se dan cuenta de lo peligroso que es hasta que ya están en medio de la caminata, a menudo sin el equipo adecuado o casos como el ocurrido en el último incendio de Gran Canaria, cuando a pesar del conato de fuego, muchos visitantes seguían en el mirador del Pico de las Nieves, poniendo en peligro sus vidas y las del personal de rescate.
Insta así a que todas las partes interesadas trabajen juntas para garantizar que los visitantes, tanto locales como extranjeros, puedan disfrutar de los paisajes de Canarias de manera segura y consciente.