En agosto de 2022, las ocho grandes presas de Gran Canaria se encontraban en una situación crítica para poder hacer frente al regadío. Desde el Cabildo aseguran que, después de las intensas lluvias del pasado fin de semana tras el paso de Hermine por el archipiélago, las presas grancanarias se encuentran en un punto de mejoría que garantizará el riego agrícola en la isla hasta junio de 2024.
Después de Hermine, las presas han visto incrementado en 6 puntos porcentuales su volumen de agua con respecto a los últimos datos del mes de agosto con la entrada de 2.712.212 metros cúbicos de agua. No obstante, según el presidente de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de Canarias, Rafael Hernández, “tan solo el 11% del agua que se encuentra en las presas de la isla se destina al regadío”.
El lado positivo de Hermine
El profesor de Geografía Física de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Pablo Máyer, explica que las consecuencias positivas “han sido la limpieza de barrancos y la formación de escorrentías que facilitarán la llegada de agua a las presas en las próximas lluvias”.
Hernández, por su parte, afirma que los cultivos de San Bartolomé, de los más afectados por la sequía de estos meses, podrán volver a ser regados con el agua de las presas. Al menos, durante un tiempo. Pero el remedio no es eterno y la solución a la sequía no se encuentra en las presas. A la pregunta de si es necesario llenar sus depósitos para acabar con el problema, Máyer expone un rotundo no. “Que llueva y que los suelos estén húmedos, esa es la única solución”.
Una solución pero no para todos
Que las presas de la isla aumenten, aunque sea un mínimo, su volumen de agua, ya es razón de celebración. Pero no para los agricultores de la Cumbre, que critican no tener acceso a dichas aguas. El presidente de la Unión de Asociaciones de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria, Antonio Díaz, asegura que deben pagar más de 30 euros a las presas privadas para poder regar sus cultivos (frente a los 15 euros establecidos por el Consejo Insular de Aguas en las públicas). Además, afirma que “es mucho decir que las lluvias del fin de semana cubrirán los regadíos hasta 2024”.
Díaz explica que se han abandonado terrenos porque solo aquellas personas que tienen acciones en pozos se pueden permitir regar. “Así es el mercado”, suspira porque los agricultores de la zona alta de la isla no pueden competir con los de medianías hacia abajo y por ello piden la declaración de zona sobreexplotada y la prohibición de que pozos y galerías sigan extrayendo agua.
El problema de las presas
La presa de Soria, la de mayor volumen de la isla, está al 2% de su capacidad. De los 12.924.960 metros cúbicos de volumen que puede retener solo cuenta con 228.800. Además, la mayor parte de los cultivos, que se encuentran en la zona de costas (Santa Lucía y San Bartolomé de Tirajana), se han estado regando con agua regenerada procedente de la capital.
Los metros cúbicos de agua dejados por Hermine en Gran Canaria suponen, según el presidente del Cabildo, Antonio Morales, “un beneficio para la isla, al aportar agua a los acuíferos y empapar las tierras resecas”. Esto facilitará “los cultivos de las próximas semanas al incorporar una importante cantidad de agua a las presas y embalses públicos”, concluye.