Algunos tramos de las carreteras de la isla de Gran Canaria se encuentran aún cerrados al paso de vehículos debido a desprendimientos o procesos de limpieza tras el paso de Hermine por el archipiélago. La administración insular asegura que, salvo cinco vías que tendrán que pasar por un proceso de obras más largo, el resto volverá a la normalidad “cuanto antes”. Desde el Servicio de Obras Públicas e Infraestructuras del Cabildo de Gran Canaria afirman que el coste de las obras de mayor calado podrían superar los 4 millones de euros.
Actualmente, los accesos que se encuentran cerrados son la GC-120 entre Artenara y La Aldea; la GC-605 entre el kilómetro 0 y el 23; la GC-231 del kilómetro 7 al 9; y la GC-210 junto a la GC-200. También se están desarrollando labores de limpieza que evitan el tráfico en la GC-200, la GC-500 y la GC-350 en el cruce entre Firgas y Moya. Además, se producen estrechamientos de carril en la GC-75 en su kilómetro 5 y en la GC-810 en el 5 y 6.
Entre las vías más afectadas se encuentran la GC-1, la GC-80 en sus kilómetros 4 y 6, la GC-550 del 0 al 7 y la GC-800.
La GC-1 afectada
Algunas de las carreteras de Gran Canaria tendrán que pasar por un procedimiento de tramitación por vía de emergencia para poder agilizar la recuperación de su estado original. De estas vías destaca la GC-1 que ha tenido que mantener cerrado su carril derecho en dirección sur-norte porque se ha abombado uno de los muros de contención de la autovía, lo que requiere su reconstrucción. Sin embargo, los trabajos y cierre de la misma se realizarán en horario nocturno para poder mantener la correcta circulación de la vía.