La isla de Gran Canaria se convertirá en un laboratorio de adaptación de la costa al cambio climático, al ser el escenario elegido para el proyecto europeo Life CostaAdapta que creará arrecifes "blandos" y modulares para proteger el litoral.
Este proyecto pionero, que contará con casi 3,5 millones de euros de presupuesto, prevé comenzar con sus primeras pruebas en la costa norte de la isla y se llevará a cabo durante ocho años.
Apoyado por la UE
El catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, José Antonio Sosa, ha informado en una rueda de prensa de que se trata de un proyecto de investigación apoyado por la Unión Europea y en el que participan la Universidad de Cantabria, varias empresas de ingeniería, biología y cambio climático, así como institutos de investigación, entre otras entidades.
Su objetivo es investigar el comportamiento que podría tener el arrecife artificial para que proteja la costa frente al cambio climático, a la vez que permita su uso. Esta estructura estaría fabricada en un hormigón especial, en parte reciclado, para que se adapte y aguante los embates del mar y permita la proliferación de vida en ellos, como ocurre con la piedra basáltica.
Dique de protección
El proyecto plantea crear un arrecife que funcione como "un dique de protección frente al cambio climático" de una forma "calculada" para paliar sus consecuencias a largo plazo, la pérdida de la costa, ha explicado el catedrático. La investigación ha planteado "un elemento 'blando', que pueda ir creciendo, desarrollándose con el tiempo, adaptándose a las circunstancias sobrevenidas que se vayan produciendo", ha expuesto Sosa.
Así, los elementos que propone CostaAdapta "son ampliables, modulares, y se pueden desarrollar progresivamente" para "crear una especie de estructuras huecas en la parte superior, de manera que el mar lo pueda rellenar con el oleaje", al igual que ocurre con los charcos, que han sido fuente de información e inspiración para el proyecto, según ha precisado.
No es lucha, es protección
El objetivo es "incrementar la protección natural de la costa ante el oleaje y el crecimiento del nivel del mar", porque "no se trata de luchar contra el cambio climático, sino de protegernos contra él", ha apuntado el catedrático.
Dentro del estudio, ha dicho, "se rechaza el espigón por ser un elemento más agresivo con el medio ambiente y con la naturaleza" para optar "por este, un sistema progresivo y que trata de mejorar las condiciones de defensa y autodefensa de la costa".
Proyecto necesario
El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, ha explicado que este es "el primer gran proyecto de financiación europea de participación de las instituciones de la universidad, de la sociedad civil para la adaptación al cambio climático" y que "abre camino a otros proyectos absolutamente necesarios para la isla".
Como ha recordado, sus efectos en la isla "son diversos, como el aumento del nivel del mar, que va a generar serias afecciones en los litorales de la isla y que hará desaparecer playas". Por otra parte, ha señalado la necesidad "de actuar en el planeamiento, con propuestas reales, físicas, que impida los efectos que pueden producir los cambios en los oleajes y las corrientes marinas a los núcleos de población al territorio insular".
¿Medida ideal?
Por el momento, es "un proyecto de investigación, y a partir de ahí se comprueba si efectivamente esto es una medida ideal para nuestro litoral" y de ser así, "se comenzará el proceso de conseguir financiación y ponerlo en marcha aquí y en otros lugares de Europa", ha expresado el presidente insular.
El director general de la Fundación Finnova de Bruselas, Juanma Revueltas, ha señalado que este puede ser "un proyecto tractor para aprovechar todos esos fondos del Next Generation y del nuevo periodo". Este proyecto "buscará una nueva financiación en este periodo, para así ampliarlo a toda la isla e inspirar a otras también del archipiélago y de otros países", ha añadido.
El más ambicioso
Revueltas ha destacado que en Europa "hay otros proyectos pero no de este tamaño, ni esta ambición y sobre todo sin un consorcio tan rico" como el de CostAdapta por los organismos que participan.
"Tenemos ahora ocho años para ir primero identificando las zonas de actuación y después tomando medidas concretas que permitan este reto, porque las personas que tienen sus casas junto a la costa están preocupados", ha apuntado Revueltas.