Las Naciones Unidas (ONU) fijaron allá por 1965 que el Sáhara Occidental es un territorio no autónomo. Varias décadas más tarde, en 1991, dieron el paso de reconocer el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. O, lo que es lo mismo, poder votar su independencia para no formar parte de Marruecos. Las urnas aún no han sido una realidad para disgusto y enfado de muchos. El Cabildo de Gran Canaria viajará en octubre hasta Manhattan (Estados Unidos) para exigir que el reino aluita reciba mayor presión.
En representación de la Corporación Insular irá Carmelo Ramírez, consejero de Cooperación Institucional y Solidaridad Internacional. Él será uno de los encargados de estar en la IV Comisión Política Especial y de Descolonización que organiza la ONU. Para Ramírez será su estreno, pero se trata de la segunda vez en la que irá alguien en nombre de la Isla.
Cumplir las resoluciones
El consejero atiende a Atlántico Hoy y explica por qué considera que merecerá la pena coger ese avión para estar en la ONU del 6 al 8 de octubre. “Canarias está a 100 kilómetros del Sáhara occidental”, exclama. Por lo tanto, añade, “tenemos un conocimiento muy directo de todo lo que ha sido la tragedia que ha sufrido y viene sufriendo el pueblo saharaui”.
“El Cabildo de Gran Canaria siempre ha sido una institución muy sensible, muy solidaria con la exigencia de que para poder resolver el conflicto se cumplan las resoluciones de las Naciones Unidas que contemplan la celebración de un referéndum de autodeterminación e independencia”, continúa.
La agenda
En 2022 también estuvieron personalidades reconocidas de la política en el Archipiélago como Pedro Quevedo, segundo teniente alcalde en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria; Inés Miranda, consejera de Política Territorial del Cabildo; Josefa Milán, asesora del Área de Solidaridad del Cabildo grancanario; o Manuel Marrero, por aquel entonces portavoz de Podemos en el Parlamento autonómico.
Este año aprovecharán su estancia en el país americano e irán con una agenda programada con europarlamentarios, delegaciones europeas y de la Unión Africana. Ramírez cuenta que después de la Comisión habrá un debate donde participan todos los países de la ONU y que desembocará en resoluciones que van a la Asamblea General de Naciones Unidas.
La negativa de Marruecos
Advierte que el pueblo saharaui tiene reconocido el derecho a la autodeterminación desde hace más de 60 años. “No se ha podido celebrar”, dice, “por la negativa del Gobierno de Marruecos a cumplir las resoluciones de la ONU”.
No solo señala al Ejecutivo marroquí, sino también a las propias Naciones Unidas, porque “el Consejo de Seguridad no ha ejercido la presión sobre Marruecos para que cumpla con la legalidad internacional”. Bajo su punto de vista, la ONU ha actuado con pasividad. “Nuestra labor es lanzar un mensaje de exigencia”, subraya.
Líneas de actuación
Ramírez lamenta que en la política internacional “muchas veces lo que prima no es justamente el cumplimiento de la legalidad y el cumplimiento del derecho de los pueblos”. “En este caso, de un pueblo que fue colonizado por el Estado español que estuvo allí casi un siglo”, apostilla. “En estos momentos es el último territorio de África que está pendiente de descolonización”, sentencia.
Al margen de su visita a las Naciones Unidas, considera que “desde la comunidad canaria se deben hacer líneas de actuación” como, por ejemplo, “la exigencia de soluciones políticas”. Resalta también la cooperación humanitaria en alimentos, medicamentos y ropa.
Presión al Estado
Para que así, comenta, en los campamentos de Tinduf donde viven “de una forma intolerable” miles de saharauis puedan ir resistiendo mientras llega la solución. La tercera vía para el consejero debe ser trabajar en la opinión pública para que este conflicto no se olvide.
“Hay que presionar al presidente del Gobierno de España para que se dé marcha atrás en ese posicionamiento en favor de la ocupación marroquí aceptando como la solución más viable la autonomía que propone Marruecos aceptándose su soberanía del territorio. Esto es una traición al pueblo saharaui”, culmina.