Bentejuí Motas compró la finca Malverde, en el municipio grancanario de Telde, con una ilusión: encontrar restos arqueológicos para que los canarios no pierdan el contacto con su historia. Es el propietario de los terrenos, pero siente que la sociedad es dueña de sus orígenes. La primera fase de los trabajos arqueológicos han terminado, después de tres meses excavando, con una colección de casi 5.000 vestigios aborígenes. “El yacimiento nos ha sorprendido”, cuenta en declaraciones a Atlántico Hoy.
Este periódico estuvo hace casi un año en la finca y pudo ser testigo del esfuerzo que pone el equipo de Abel Galindo, el director técnico de la excavación. Los datos fueron presentados este martes en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria, una experiencia con la que Motas está muy satisfecho “desde el plano más personal”.
Un fuerte potencial
“Para mí fue emotivo por un montón de circunstancias”, exclama. Además, agradece mucho “el cariño que tiene la gente por el proyecto”. En un primer momento tenían unas expectativas “bastante planas” en el yacimiento porque su situación ha sido muy expuesta al haber estado destinado para varios usos —no solo el que empleaba la población amazigh, sino siglos más tarde como residencia de una familia—.
La cifra exacta fue de 3.000 fragmentos de cerámica y más de 1.000 de industria lítica. Lo llamativo es que se trata de una superficie que no ocupa el 5% de la propiedad. “No intuía que fuera a dar tantas sorpresas”, manifiesta con rotundidad. “Nos está augurando un potencial muy alto de seguir encontrando vestigios o estructura”, añade.
Anterior a la conquista
“Nos hemos encontrado un hueso de oveja o cabra que nos da una datación de antes de la conquista. O hemos tenido mucha suerte o el yacimiento tiene un potencial muy alto. Hemos concluido que su uso como mínimo es 100 años anterior a la conquista, entre los siglos XIII o XIV”, relata.
Todo apunta a que será un proyecto de largo plazo, un tiempo que podría alargarse hasta los 20 años de trabajo. “Hay una máxima en la arqueología que es no excavar todo”, sostiene Motas. Se refiere a que siempre se deja algo en la recámara para que, a medida que avanza la tecnología, haya material que estudiar con los nuevos avances en innovación.
Trabajo colectivo
“Poco a poco”, narra, “se irá descubriendo el vínculo de Malverde con todo el conjunto de Tara porque no es un elemento ajeno, sino parte de un todo”. Además, con los restos que han encontrado pueden lanzar la hipótesis de que se usaba el espacio para trabajo colectivo vinculado al almacenamiento, tostado y molienda del grano. “Hay más de 400 fragmentos de tostadores”, sentencia.
A pesar de que se define como una persona “realista” a quien le gusta “tener los pies en la tierra” está muy satisfecho por los pasos que están dando. Cuando recibió a este diario en su finca reivindicó que conocer la historia aborigen “es una responsabilidad de todos los canarios a nivel particular y las administraciones deben dar un poquito más de empuje”.