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Gran Canaria

Estados Unidos utiliza la base aérea de Gando para evacuar a sus tropas en Níger

El 7º Escuadrón de Transporte Aéreo estadounidense ha utilizado el aeropuerto de Gran Canaria como punto de reagrupamiento tras el golpe de Estado que sufrió el país del Sahel el año pasado

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El verano del año pasado, entre el 26 y el 28 de julio de 2023, un golpe de Estado agitó Níger. Militares adscritos a la Guardia Presidencial se sublevaron contra Mohamed Bazoum y, tras tres días de proclamaciones cruzadas y escaramuzas en las calles, una junta militar derrocó al gobierno, se aupó al poder y designó primer ministro a Ali Lamine Zeine. La asonada, en el corazón del Sahel, puso en alerta a varias naciones con intereses en la zona. Uno de esos paíes fue Estados Unidos que, con tropas desplegadas sobre el terreno, envió al 7º Escuadrón de Transporte Aéreo para sacar de allí a parte de su personal. Durante los meses posteriores a la revuelta, en 21 salidas y 91 horas de vuelo, esa unidad del ejército norteamericano evacuó compatriotas y activos críticos. En todas esas operaciones, en las que hicieron honor a su lema —"dispuestos y capaces"—, se emplearon vuelos que tuvieron como punto de reagrupamiento un aeropuerto en suelo extranjero: la base aérea de Gando en Gran Canaria.

El dispositivo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Níger, casi un año después del golpe de Estado, no ha cesado. Es más, en las últimas semanas se ha intensificado. El cambio de gobierno en el país africano ha derivado en un acuerdo entre ambas naciones para que el ejército norteamericano abandone las dos bases —la 101 y la 201— que ocupaba en esa zona del Sahel. La salida de las tropas estadounidenses comenzó el 7 de junio. Ese día, un avión despegó de Niamey —capital nigerina— con los primeros soldados y material abordo. La aeronave elegida para esa misión fue un C-17 Globemaster III, el mismo modelo de aeronaves que empleó el 7º Escuadrón de Trasnporte Aéreo cuando utilizó Gando como punto de reagrupamiento en las jornadas posteriores a la algarada militar.

Tropas y material

Ahora esos aviones, apodados La Bestia por su capacidad de carga —tanto de tropas como de instrumental militar—, se vuelven a dejar ver con frecuencia por el aeropuerto grancanario. El pasado martes, 12 de junio, dos de esos aparatos —desarrollados por McDonnell Douglas y fabricados por Boeing— aguardaban en la zona militar del aeródromo. Horas después, uno de esos C-17 Globemaster III —según figuraba en una de las webs que rastrea vuelos— tomó rumbo a la base de Rota (Cádiz) para luego partir hacia Agadez —enclave en el Sáhara donde Estados Unidos gestionaba, hasta ahora, el acuartelamiento 201—. La otra aeronave, sin embargo, permaneció varios días más en la Isla.

A la izquierda, imagen panorámica del aeropuerto de Gran Canaria; a la derecha, dos C-17 Globemaster III de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Gando. / AH

La presencia de esos dos C-17 Globemaster III la semana pasada no fue excepcional. A finales de mayo uno de esos aparatos utilizó la base aérea de Gando y el 30 de abril este periódico informó sobre la escala de uno de estos aviones en la isla. La aeronave, en su sector, es una de los más grandes del mundo. Tiene capacidad para el transporte estratégico rápido de tropas y suministros además de realizar misiones de transporte táctico, evacuación médica, despliegue de tropas aerotransportadas y lanzamiento de paracaidistas.

En los primeros días de misiones en Níger tras el golpe del Estado, los C-17 Globemaster III desplazaron hasta el país africano algo más de 4.000 kilos alimentos frescos a miembros del servicio militar estadounidense y diplomáticos que, debido a los disturbios políticos provocados por la revuelta, acumulaban más de 90 días sin recibir suministros de comida perecedera. Además, durante los 21 vuelos realizados por el 7º Escuadrón de Transporte Aéreo —con 25 horas de combate y 27 de apoyo— se sacaron del Sahel unos 215.000 kilográmos de carga consistente en 11 palés, 246 pasajeros y nueve vehículos.

¿Qué pasa en el Sahel?

La salida de las tropas de Estados Unidos de Níger retrata una nueva realidad en el Sahel marcada por la pérdida de influencia de la Francia de Macron. En los últimos tres años, además del gobierno nigerino, los ejecutivos de Mali y Burkina Faso —ambos también formados tras dos golpes de Estado— han desalojado al ejército galo de sus territorios para dejar que fuerzas rusas —primero como bajo la marca del grupo mercenario Wagner; ahora con el reemplazo llamado Africa Corps— ocupen sus bases en la zona. El palo no ha sido sólo militar, también ha repercutido a la esfera empresarial y económica de la Metrópolis europea. 

Manifestantes exhiben banderas de Níger y Rusia durante una marcha por las calles de Niamey que exige la retirada de tropas de Estados Unidos del país africano. / ISSIFOU DJIBO-EFE

En 2021, cuando el coronel Assimi Goïta derrocó a Ba N’Daou, Mali puso en marcha una refinería de oro para procesar 200 toneladas al año por cuenta propia —sin injerencias desde París—. El proyecto cuenta con financiación rusa, apoyo que certifica la ruptura del gobierno de Bamako con Francia y valida la estrategia del Kremlin en la región, rica también en uranio o agua, para pasar facturas pendientes por el apoyo galo y de la Unión Europea (UE) a Ucrania

Rusia y China

Burkina Faso, con el capitán de artillería Ibrahim Traoré en el poder tras derrocar a Paul-Henri Sandaogo Damiba, también ha optado por abrir las puertas del país a la inversión rusa: el Kremlin, a través de la compañía estatal Rosatomconstruirá una central nuclear para llevar electricidad al 95% de las zonas urbanas y al 50% de las zonas rurales de aquí a 2050. Hoy sólo un 19% de la población del país africano tiene acceso al suministro eléctrico (60% urbano y 3% rural).

En Níger, uno de los países más pobres del mundo, la presencia de China no es testimonial. Allí hay uranio —hasta ahora ha sido proveedor para los 56 reactores nucleares de Francia — y se produce petróleo desde 2011 —cuando el yacimiento de Agadem comenzó a producir merced a la compañía formada por el Estado y PetroChina, que posee el 60%, tres una inversión de 4.000 millones de dólares—. Pekín, a cambio, se encarga de la construcción de una central hidroeléctrica en la presa de Kandadjia para cortar la dependencia energética con Nigeria y de frenar el boicot de Benín al cerrar los oleoductos que pasan por su territorio con crudo nigerino rumbo al Atlántico.

Franco CFA

Sin militares franceses sobre el terreno, los intereses del Eliseo —y de las compañías francesas— se debilitan en el Sahel. El 16 de septiembre de 2023, Mali, Níger y Burkina Faso firmaron la Carta Liptako-Gourma, una declaración de intenciones que establece una nueva alianza entre estos tres estados. Esa coalición sentó las bases para cambios aún mayores, como dejar de usar como moneda el Franco CFA, para muchos un vínculo con el colonialismo.

El coronel Ibroh Amadou Bacharou saluda en una manifestación contra el ejército francés en Níger. / ISSIFOU DJIBO-EFE/EPA/Issifou Djibo)

París exige desde 2005 a las naciones que usan el franco CFA que deriven al Tesoro francés el equivalente al 50% de sus exportaciones —hasta 1963 era el 100%— con la excusa de ser garante de la convertibilidad de la moneda, primero en francos franceses y luego en euros. Esto permite a Francia actuar como una entidad de crédito, con capacidad para adquirir recursos nacionales ante posibles impagos. Ahora, Burkina Faso, Níger y Mali tienen la intención de poner fin, en los próximos meses de 2024, a esos acuerdos fiscales, considerados vestigios coloniales.

Para completar el puzle, las últimas elecciones presidenciales en Senegal —donde la inflación el año pasado rozó un aumento del 13% y de donde procedían la mayoría de los migrantes que llegaron a las costas del Archipiélago— han dado el gobierno a un partido que también aspira a reducir el ascendiente de Francia en su economía. 

Cuando el Sahel estornuda, Canarias se constipa.