¿Qué hace que algo sea feo? ¿Es una simple cuestión de gustos, o existe una universalidad en la belleza y su opuesto? Para muchos, la estética tiene una relación directa con lo que nos resulta familiar, cómodo, incluso armonioso. Sin embargo, en el arte, la fealdad puede ser tan intencionada como la belleza, y el rechazo a menudo es la respuesta que busca el artista.
Pero cuando una obra pública genera un rechazo casi unánime, surgen las preguntas. ¿Es un error de diseño, una provocación fallida, o simplemente un choque cultural? Así es como una escultura en Canarias se ha convertido en uno de los símbolos más polémicos de la estética pública en España. Una estatua que, según algunos, podría llevar el título de "la escultura más fea del país".
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El insólito bebé gigante
En el parque de la Masía Catalana de Doctoral, una gigantesca figura infantil se alza en el paisaje, sorprendiendo a quienes pasan. Inaugurada el 29 de octubre de 2015, esta escultura de cuatro metros de altura representa a un bebé de dos años, con el pelo azul, en pañales y deshojando un trébol. Llamada Niña Libertad, la obra busca simbolizar pureza y frescura, según su creador, el artista Víctor Navarro Guédez.
Costó unos 4.000 euros y fue pensada como un homenaje a la libertad y la inocencia. Sin embargo, para muchos, su aspecto resulta más desconcertante que liberador. Las críticas surgieron desde el mismo día de su inauguración, y los vecinos de Vecindario no tardaron en expresar su incomodidad con la estatua.
Rechazo y críticas
Desde que se instaló, la estatua ha sido objeto de críticas, que no solo se limitan a su apariencia, sino también a su contexto. Algunos vecinos sienten que la figura desentona con el entorno de la Masía Catalana, un espacio verde y tranquilo.
Las redes sociales también se hicieron eco de la controversia, y pronto comenzaron a aparecer comentarios sarcásticos y memes sobre la escultura. Algunos usuarios la han catalogado como “la escultura más fea de España”, mientras que otros simplemente la ven como una extravagancia que no lograron entender. El debate ha sido constante, y cada vez que un visitante nuevo descubre al “bebé gigante”, la conversación se renueva.