La gratuidad del transporte en el Archipiélago llegó como agua de mayo hace casi dos años para quienes usan de forma frecuente tanto las guaguas como el tranvía. Subir, pasar el bono y que no cueste ni un euro es una bendición para muchos, pero también una pesadilla para otros. Los chóferes de Global, empresa que permite hacer viajes interurbanos por Gran Canaria, están saturados porque el aumento de pasajeros ha hecho que no puedan llegar a todas las rutas ofertadas.
“Estamos trabajando al límite de nuestra capacidad”, resalta con hartazgo Santiago Domínguez, coordinador del transporte por carretera de Comisiones Obreras (CCOO) en las Islas en declaraciones a Atlántico Hoy. Pone sobre la mesa que cuando el bono residente se empezó a subvencionar las peticiones en las diferentes líneas se han multiplicado por cuatro porque la demanda se ha disparado. “En 2019 llevamos alrededor de 20 millones de viajeros y este año vamos a terminar con 48 millones”, subraya el representante sindical.
Líneas afectadas
Asegura que se ha ido poniendo cada vez más oferta de líneas como la 12 o la 80 —ambas conectan Telde con Las Palmas de Gran Canaria—; la 56 —se dirige al Valle de Jinámar—; así como la 08 —une la capital con Agüimes pasando por el Cruce de Arinaga—. “Ha llegado un momento en el que no podemos, estamos desbordados”, afirma. “El Cabildo y las decisiones políticas de la gratuidad han llevado, hablando mal y pronto, a destrozar el servicio”, exclama Domínguez.
Recalca que “esto es una obra de los políticos, no de la empresa”, dado que la dueña de la concesión es la Autoridad Única del Transporte de Gran Canaria (AUTGC). Lamenta que a pesar de haber contratado a más de 200 trabajadores en los últimos dos años y de que hasta febrero de 2025 entrarán otros 70, no tienen más guaguas ni capacidad de comprar vehículos nuevos de momento.
¿Y las colas por qué?
Cada día, un gran número de grancanarios se hacen la pregunta del millón cuando se plantean porque hay colas tan largas en la estación de San Telmo. Domínguez tiene la respuesta: “Basta que se te rompa una guagua o que un chófer te diga que está en el ambulatorio con fiebre para que ya la empresa no tenga más recursos”.
“No está habiendo retrasos, es que hay expediciones que no se están realizando. Esto es grave porque tú como usuario la estás esperando en la parada”, destaca. Cuenta que si el inspector de turno detecta que hay mucha gente esperando para ir, por ejemplo, a Vecindario, le encarga al chófer de otra ruta que lo asuma dejando desprovista la suya.
Margen de tres meses
La urgencia de lo que están viviendo ha llevado a que Domínguez solo le dé un margen de tres meses al Cabildo. Si en marzo de 2025 no está arreglado el problema, indica que tomarán medidas —aún no tiene decidido cuáles porque se pondrán en común con los compañeros—. “Es una situación bastante perversa”, asevera.
“Estamos metidos en un lío. Hay estrés, agresiones a los conductores porque la guagua no pasó a tiempo, insultos, vejaciones y amenazas. Es una de las peores etapas que se recuerdan en el transporte en Gran Canaria”, continúa.
¿Incivismo?
También protesta porque, a causa de la gratuidad, hay personas que se suben a la guagua en la parada del Teatro para bajarse en San Telmo [para quien no conozca Las Palmas de Gran Canaria, es un recorrido que a pie se tarda unos 10 minutos en recorrer atravesando la Avenida Rafael Cabrera]. “Cuando había que pagar 1,40 euros era impensable, la gente no lo hacía”, agrega.
Domínguez pone otro ejemplo como es la línea 103, que conecta la capital con el municipio de Agaete. “Imagina que eres el viajero que va de Las Palmas a Agaete y estás esperando la guagua. Cuando yo llego a Mesa y López, si va llena de gente que va para el centro comercial Las Arenas, no te puedo recoger. ¿Cómo se te queda la cara?”, reflexiona el representante sindical.
"Somos la víctima"
Resalta que después de la pandemia la realidad les “estalló en la cara” porque creían que iban a tardar más en recuperar a los viajeros. El motivo por el que no pueden comprar más guaguas es porque la concesión a Global termina en el año 2027 —cuando otras empresas privadas podrán postular para dar el servicio— y los bancos no dan créditos.
El representante sindical insiste en que la responsable es la Autoridad Única del Transporte de Gran Canaria: “Parece que están más pendientes en darle la concesión a una multinacional extranjera en 2027 [en lugar de arreglar el problema]”. “La gente nos señala a nosotros y somos la víctima de todo ese sistema. Si nos quieren desmantelar, que lo hagan, pero que nos dejen morir con dignidad”, concluye.