Alejandro Marichal es el primer teniente alcalde de San Bartolomé de Tirajana y el concejal de Urbanismo, Patrimonio Público y Vivienda. Llegó al grupo municipal de gobierno después de las elecciones celebradas el pasado 28 de mayo en las que su partido, Coalición Canaria (CC), acabó con un resultado muy similar al que obtuvo el Partido Popular (PP) de Marco Aurelio Pérez. Consiguieron llegar a un acuerdo y ambas formaciones conformaron un ejecutivo de 14 ediles. Ya se han superado los 100 primeros días y el nacionalista se muestra tajante: "Para ser honesto, fáciles no han sido".
Afirma que son dos fuerzas políticas "que dan mucha estabilidad porque fueron las más votadas". "Tenemos a personas con capacidad de trabajo y con experiencia en la gestión", subraya. Comenta también que han llegado con una hoja de ruta muy clara. En una entrevista concedida a Atlántico Hoy aborda temas de actualidad como la vivienda vacacional o la cementera de Santa Águeda.
[Pregunta] ¿Han sido fáciles estos primeros meses de mandato?
[Respuesta] Para ser honesto, fáciles no han sido. Pero sabíamos que no lo iban a ser, entra dentro de nuestra obligación de asumir el trabajo y lo que hemos hecho en estos 100 días ha sido reorganizar internamente el Ayuntamiento y tramitar modificaciones presupuestarias que superan los 120 millones de euros para fijar los proyectos estratégicos y de mayor calado que queremos abordar a lo largo de este mandato.
¿Cuáles son sus mayores retos ahora mismo como miembro del grupo municipal?
Nuestro mayor reto es mejorar los servicios públicos municipales como el alumbrado, parques y jardines o limpieza. Las áreas que más conectan con la ciudadanía y que la gente ve. En materia urbanística pretendemos desbloquear ciertas inversiones o hacer gestiones que son clave para generar actividad económica y empleo. O también para liberar suelo para construcción de vivienda. Y en turismo iniciar un gran plan de infraestructuras turísticas con inversión pública. Algunos de estos objetivos los podremos ver finalizados en este mandato y otros en el siguiente.
El pasado mes de septiembre lanzaron la campaña de limpieza que denominaron ‘agüita y jabón’. ¿Al llegar se encontraron un municipio sucio?
La limpieza nunca va a estar a gusto de todos. Yo creo que en eso hay que ser también honesto. No decir que antes estaba rematadamente mal y ahora va a estar mucho mejor. Pero sí es cierto que había ciertas cuestiones que no estaban funcionando bien. Aquí no se baldeaba, excepto cuando había algún evento. Sin embargo, no existía un plan continuo. Con la campaña hacemos referencia a hacer actuaciones de baldeo ordinarias y no puntuales. Calle por calle y de manera progresiva por todo el municipio. Porque es una zona donde no suele llover.
¿Y en los despachos?
Hemos conseguido que la empresa de limpieza se ocupe del mantenimiento de las duchas y los lavapiés del litoral. Ahora estamos trabajando en licitar un contrato para mejorar la recogida selectiva de cartón, plástico y vidrio. Así como la restitución de todos los contenedores y autocompactadores. Mejorar la zona y que esté mucho más limpia y que estéticamente esté todo mejor. Queremos darle una vuelta desde el punto de vista funcional y estético.
El año empezó con un gobierno municipal liderado por el PSOE y lo terminará con un pacto entre PP y CC. ¿Cómo ha cambiado el municipio de enero a noviembre?
Este es un gobierno de dos fuerzas políticas que dan mucha estabilidad porque fueron las más votadas. Tenemos a personas con capacidad de trabajo y con experiencia en la gestión. Además, hemos entrado con una hoja de ruta muy clara. El problema que tenía el gobierno anterior es que no contaba con una idea de municipio ni una proyección clara de lo que había que hacer y nosotros sí lo tenemos muy claro. Por eso te decía que en tres o cuatro meses hemos hecho más que el gobierno anterior.
¿Algún ejemplo?
Hemos tramitado una modificación presupuestaria de 36 millones de euros para una residencia de mayores. Otra de 35 millones de euros para llevar a cabo un plan de vivienda, una de 34 millones para unas nuevas oficinas municipales y unos 24 millones para un nuevo pabellón deportivo. Fíjate lo que hemos tramitado presupuestariamente solo en tres meses de gobierno. Tenemos una hoja de ruta clara de lo que queremos hacer en San Bartolomé de Tirajana.
Para Turismo hemos llevado en este último pleno ocho millones para invertirlos en cuestiones estratégicas. Estamos tocando todos los palos de las áreas que consideramos más importantes que hay que acometer a lo largo de este mandato. Son obras estratégicas y beneficiosas para el bienestar de nuestros vecinos.
Durante la campaña electoral para el 28M hablaba del IBI social o de construir vivienda pública. ¿Hay mucha pobreza en el municipio?
En San Bartolomé de Tirajana tenemos una clase media trabajadora que, por la inflación y otra serie de cuestiones, ha ido perdiendo poder adquisitivo. No es que sean pobres, pero sí es verdad que les cuesta llegar a fin de mes. Por eso, dentro del plan de vivienda, hemos aprobado un paquete de un millón de euros que irán destinados a ayudas al alquiler dirigidas a familias trabajadoras que les cuesta llegar a final de mes.
El Gobierno de Canarias está en proceso de redactar una ley para regular la vivienda vacacional. ¿Qué impacto podría tener una norma así en un municipio turístico como San Bartolomé de Tirajana?
No vamos a opinar sobre algo que todavía no existe. Lo que hay es un proyecto de ley y no sabemos por dónde van a ir los tiros. Pero sí le fijo una posición: nosotros estamos totalmente a favor del alquiler vacacional. Porque es una modalidad de alojamiento turístico que representa el 11% o el 12% de todos los turistas que vienen a Canarias y no entra en competencia con el alojamiento tradicional, es complementario.
Explíquese.
El tipo de turista que viene a alojarse bajo esa modalidad está yendo a apartamentos o viviendas dándole la oportunidad a muchos propietarios de clase media a participar directamente en el negocio turístico, eso es una manera de diversificar los ingresos turísticos para que no solamente vayan a los alojativos tradicionales sino también a otras clases sociales.
¿El tejido empresarial de la zona se podrá beneficiar?
Esos visitantes necesariamente, al despertarse por la mañana, tienen que ir a comprar a un comercio o a comer a un restaurante. Por lo tanto, es un gran aliado de la oferta no alojativa. Lo que se plantee debe tener muy presente que tiene que favorecer y no entorpecer el alquiler vacacional.
Lo que está claro es que no ven el alquiler vacacional como un problema.
El alquiler vacacional puede ser un problema en una ciudad como Las Palmas de Gran Canaria. En una turística como la nuestra no lo es. Y donde más se debe permitir el alquiler vacacional no es en la zona residencial, sino en las turísticas. Esa es la posición que tenemos nosotros como ayuntamiento y ahora veremos por dónde va eso que se ha anunciado.
¿El alquiler vacacional puede afectar al encarecimiento de las viviendas? Puede ser, pero ese problema viene de la falta de políticas de vivienda que ha habido en Canarias. Por eso hemos hecho una modificación presupuestaria de 35 millones para acometer un plan de vivienda. La mejor manera de bajar el precio de las viviendas es construyendo más porque ahora mismo la demanda es mayor que la oferta.
¿Maspalomas es una zona turistificada? ¿Está tensionada?
Para nada, todo lo contrario. Se han perdido plazas alojativas en San Bartolomé de Tirajana y se han convertido en residenciales históricamente. Esto viene ocurriendo desde hace 30 años. No tenemos un problema de turistificación en San Bartolomé de Tirajana. No sé si en otros sitios de Canarias, pero aquí no.
¿Y qué falta en San Bartolomé de Tirajana?
Lo que sí hay en San Bartolomé de Tirajana es una falta de política de vivienda para los que residen aquí. Ha provocado que mucha gente que nació en este municipio se haya tenido que ir a otros a vivir porque aquí era inviable comprarse una casa. Pero después no hay problemas de convivencia con otros turistas. El que vive aquí no siente que el turista le está invadiendo su espacio ni mucho menos. Estamos acostumbrados, somos un destino que lleva 60 años trabajando con turismo. Nunca ha sido un problema ni ha habido una reclasificación brutal del suelo.
La última fue hace muchos años.
Seguimos viviendo con el mismo número de camas que hace 20 o 30 años. Aquí no ha habido una masificación turística y todos somos conscientes de que el turismo es la principal fuente de ingresos de las familias trabajadoras y que todos vivimos de él. Sobre todo, debemos procurar que sea sostenible y debemos hacer todo lo posible para no masificar nuestro destino y procurar que en vez de que vengan más turistas, que gasten más.
¿Cómo se consigue ese objetivo?
Para eso tenemos que mejorar la calidad del sector privado y que haya una inversión pública muy potente que nos permita recualificar nuestro destino y hacerlo más competitivo. Eso es trabajo de todos para que cuando venga un turista aquí se encuentre una buena imagen.
En los últimos tiempos se escuchan ciertas voces en contra del turismo.
Sería un error brutal si ahora de repente en Canarias empezamos a promover esos movimientos en contra del turismo. Porque aquí estábamos recogiendo tomates y viviendo en cuarterías, en infraviviendas, y el turismo nos ha traído la prosperidad. Eso sin lugar a dudas.
¿Cómo avanza el objetivo de darle un nuevo uso a los centros comerciales de Playa del Inglés?
Para esa cuestión debemos ir de la mano del Gobierno de Canarias. Tenemos previsto para la próxima semana reunirnos con el presidente Fernando Clavijo para tratar algunos asuntos que nos atañen a nivel municipal, pero que compete a nivel autonómico tramitarlo o al menos colaborar con nosotros y esa es una de ellas. Existe una limitación por la moratoria turística que tenemos aprobada en Canarias y no nos permite cambiar los usos del terciario a usos alojativos.
¿Y qué se puede hacer?
Eso es lo que queremos negociar con el Ejecutivo para que esas moratorias nos permitan en suelos turísticos ya existentes, no en nuevos suelos, poder cambiar de uso comercial a uso alojativo o combinar los usos para que sea más atractivo para los inversores poder intervenir un centro comercial. Porque a veces cuesta encontrar inversores que quieran coger un centro comercial para hacer uno nuevo.
Cambiando de tema, San Bartolomé de Tirajana será el primer municipio del Archipiélago que tenga molinos frente a sus costas para generar energía eólica marina.
Las energías alternativas son necesarias. Pero creo que independientemente de que hay que apostar por ellas y buscar una mejor opción para colocarlas que en la tierra porque somos un territorio limitado, sí pienso que debemos apostar más por el sector primario. ¿Qué sentido tiene estar construyendo parques fotovoltaicos y eólicos en la tierra donde antes se plantaba para después traer tomates de Marruecos, las papas de Israel o cualquier alimento de fuera de Canarias? Eso sí genera contaminación porque son barcos que deben traer la alimentación aquí.
La mayoría de cosas que compramos vienen en plástico. No hacemos como nuestros antepasados que tenían una botella de cristal. Ibas a la tienda, la entregabas y te llevabas el bote de leche en uno nuevo. Esa economía circular se hacía antes y ahora estamos más industrializados.
¿A qué se refiere?
Lo que quiero decir con todo esto es que tenemos un discurso a nivel internacional un poco perverso. Nos están diciendo que hay que apostar más por el parque fotovoltaico para los que hay que intervenir en la tierra y así buscar los minerales denominados tierras raras. Y después no se pueden reciclar, hay cementerios de aerogeneradores. Pero en Canarias el 95% de lo que comemos viene de fuera y en plástico. Ese doble discurso es el que yo no comparto.
¿Qué pide para que se revierta?
Me parece bien que haya energías alternativas, pero sí debe haber una política arancelaria decidida por parte de Europa que proteja al sector primario. A los que producen en Europa primero y ayudas decididas para industrializar el sector primario. Y no seguir dependiendo tanto del exterior para poder comer.
En una entrevista para RNE dijo que el municipio cuenta con un superávit, con 250 millones de euros en los bancos. ¿En qué se traduce esto para los vecinos?
Ese superávit lo hemos intentado ahora menear con las modificaciones presupuestarias que te comentaba. Hemos tramitado más de 120 millones y lo hemos hecho con tanta rapidez porque a partir del 1 de enero de 2024 se reactiva el techo de gasto y no vamos a poder disponer de ese dinero. Lo que significa en la práctica tener tanto dinero en los bancos es que ha habido reglas de techo de gasto que nos han impedido acceder a él.
¿Qué opinión le merece todo lo que ha ocurrido en torno a la cementera de Santa Águeda?
Ha habido algunas fuerzas políticas, algunos incluso con intereses personales en esa cementera, que han estado defendiendo de boquilla en los medios que el puerto y la cementera deben mantenerse ahí, pero después han aprobado un Plan Insular de Gran Canaria (PIO) que establece su uso turístico. ¿Conclusión? Hay algunos partidos políticos que han estado engañando a la ciudadanía de manera evidente.
¿Cuál es su mayor preocupación ahora mismo?
Las personas trabajadoras a las que les está costando llegar a fin de mes. y atraer más inversión para que haya más empleo y de más calidad. También hacer vivienda y mejorar el trato hacia nuestros mayores. A los que lo han dado todo por nosotros y han trabajado sin quejarse. Los que han levantado esta tierra. Desgraciadamente, nos estamos convirtiendo en una sociedad cada vez más egoísta y tratamos mal a nuestros mayores. Se merecen todo nuestro respeto y que haya una sociedad y una administración pública que los trate como se merecen.
Igual es un poco pronto, pero por si no volvemos a tener una entrevista de aquí a final de año, ¿qué le pide a 2024 para el municipio?
Yo le pido salud para los vecinos de San Bartolomé de Tirajana, que sea un año próspero para el municipio donde veamos que las cosas van a mejor. Que haya más actividad económica y empleo. Que nadie deba depender de la administración para salir adelante. No me gusta la política de ayudas para perpetrar la pobreza ni la dependencia de la administración.