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Uno de los campos de estudio de la psicología positiva por el que he sentido un especial interés es el papel que juega el sentido del humor en nuestras vidas. Inmerso en nuestra personalidad, el sentido del humor es una de las veinticuatro fortalezas definidas por Peterson y Seligman, es decir, es una característica psicológica que se presenta en situaciones distintas y a lo largo del tiempo.

Hablar de sentido del humor implica definirlo como esa capacidad que tenemos de conseguir o mantener a lo largo del tiempo un estado de ánimo positivo. Es importante mencionar que la respuesta física que nos ayuda a potenciar y mantener dicho estado de ánimo es la risa, tal y como se ha obtenido en los diferentes estudios realizados.


Sin embargo hay que matizar que existe un sentido del humor que suma valor a nuestra felicidad y es ése al que llamamos positivo. Lo entendemos compartido y que te une a los demás, además de estar muy relacionado con otras emociones positivas, tales como la alegría y el amor.

Pero, como todo lado positivo, tiene su lado no tan bueno. Podemos afirmar que existe un humor negativo, más centrado en la burla o el reírse incluso de los problemas de los demás y que está conformado por esas emociones más negativas como la rabia, la ira o el odio.

Hoy quiero centrarme en este tipo de respuesta que busca atacar al otro, ya que no es lo mismo el tomarle el pelo al otro de manera amistosa que hacer uso de la burla pretendiendo causar dolor a los demás para obtener una respuesta de aprobación social o de superioridad.

Decía el psicólogo Willibald Ruch que existen personas que tienen miedo a reírse ya que experimentan la gelotofobia, una fobia que les impide disfrutar del buen humor y de la risa. Esto sucede debido a que han tenido un historial amplio de bromas crueles que los ha llevado a fijar la atención en el déficit del otro, tomando el defecto como objeto de las mismas.

Son personas que buscan el reconocimiento y la aprobación de los otros a través de la risa, burlándose de las miserias ajenas. Son personas que se mofan de las dificultades del otro e, incluso, que centran su humor en el dolor de los demás.

Como verás, este tipo de sentido del humor resta bienestar, esto es, no cubre el papel del sentido del humor sobre nuestro estado de ánimo, que no es otro sino actuar sobre nuestra salud mental, potenciado nuestras relaciones sociales. Y es que compartimos la risa y el buen humor positivo con aquellas personas que son relevantes para cada uno de nosotros y persiguen un mismo fin: mejorar nuestro bienestar y hacernos más felices.