Probablemente de un verdadero hito, casi de una leyenda que el creador, Domingo Martín, asocia ni más ni menos que a una labor bien hecha, con amor, pasión y una línea impeturbable y personal en el modo de hacer las cosas.
"Estaba conduciendo cuando me comunicaron la noticia por el manos libres; ¡quieres que te diga Francisco! Lo presagiaba de algún modo, me lo decía el corazón (y también el hecho de haberlo catado todo en la reciente Galería de los Vinos de Tenerife organizada en la Casa del Vino de El Sauzal). Así que me dije: este vino, si no es el mejor, por ahí debe andar".
Personalmente, comprobando la trayectoria de Marba, ya solo decir que su Tinto Barrica es Mejor Vino de Canarias en 2016, en 2018 y Gran Medalla de Oro en 2017 lo dice prácticamente de un estilo y de una identidad que si lo aplicáramos a cualquier marca o referencia ya sería para escribir ríos de tinta.
Pero el caso es que Domingo Martín es un hombre tranquilo, convencido de lo que hace y de lo que viene haciendo a lo largo de los años: un hombre que se alegra ante estas grandes noticias pero que se emociona más cuando esta misma semana, en La Laguna, descorchaba esos vinos en una jornada gastronómica y compartía la gran noticia (y el extraordinario elixir) con medio centenar de personas; eo es muy bonito y el vino contagia el júbilo".
"Realmente eso emociona y mucho: disfrutar del maridaje con las personas en un ambiente de alegría, de júbilo de esta referencia vitícola a la que yo le daría el calificativo de muy completa". Aprovecho para preguntar a Domingo acerca de cuál cree que es la percepción social, la del consumidor, la de los que entienden un poco más del vino,.. de lo que es y significa Marba. "La apuesta por lo bueno, un producto de la tierra que no deja indiferente y que es sinónimo de garantía para el que va a abrir una botella y disfrutar con una buena copa".
"Hay un hecho significativo y curioso que es interesante aportar: con Marba se están celebrando muchas bodas porque quieren vincular un momento crucial de la vida con algo que les haga perpetuar el momento".
Está claro, le digo yo al bodeguero que sus vinos (recordemos que Marba es la unión de las primeras letras su apellido, Martín, y el de su esposa, Báez) son sabrosos, ricos en bocas y muy "vistosos" en lo fundamental: cuando llevamos a la boca ese contenido carnoso, expresivo y que deleita. "Hace poco me visitó un grupo de belgas -relata Domingo-, uno de ellos sumiller campeón del mundo de cavas, y me preguntaban como consigo este resultado tan complejo y a la vez complejo. Lo hace la tierra ácida, arcillosa y la vid chupa todo eso de bueno. Aquí influyen los microclimas y la tierra negra para que luego tangamos un ensamblaje tan fantástica a la vista, en nariz y, como he dicho y fundamental, en boca".
Así, el orgulloso bodeguero (adscrito a la Denominación de Origen Tacoronte-Acentejo) entiende que se ha esforzado para llegar a vinos largos y persistentes. Y ¡tinto! pongo énfasis para sacar a colación que en este segmento persiste el "sambenito" de que en Tenerife y Canarias los blancos son los que alcanzan una gran excelencia y los tintos aún quedan muy atrás.
"Francisco, es la triste realidad esa insistencia -así como otras muchas del sector- pero en los últimos años estamos sacando tintos notable; es que ha habido un significativo esfuerzo por estructurar el campo, las parcelas, las vinificaciones; no se puede comparar a lo de antaño y lo cierto es que tenemos tintos muy competitivos, con una mayor profesionalidad y organización en las bodegas para vendimiar de forma más uniforme".
Yo solo apunto que si de 148 vinos presentados el Mejor de Canarias en 2018, entonces es que no hay vuelta de hoja a lo que afirma uno de los grandes de la viniviticultura tinerfeña y canaria. Aprovecho para comunicarle mi admiración, que él sabe que la tengo por su labor y su familia desde hace muchos años
Es que la misma etiqueta de Marba expresa claridad de concepto. Letras y tipografía nítida. MARBA, sobre blanco. "Al final -detalla- no hay interferencias; hay vino, claridad; es una elaboración directa, grata,...".
Un nieto de Domingo corretea por la finca; el abuelo se lo lleva por los aguacateros y le da indicaciones de que lleva unos limones a su abuela. El campo, la vida que es vino y el vino que es vida...
Le pregunto por la continuidad familiar, claro, y él, orgulloso piensa que aún queda mucho por hacer, muchas cotas que superar y que todo se andará en cada momento. Vuelvo tozudo al principio. ¿Pero Domingo? ¿Pero qué corre por la sangre cuando a uno le dan la noticia? Te lo tomas a lo Ronaldo con un siiiiiiii; te da una sacudida de orgullo, ¿cómo es eso?".
Domingo insiste. Mira: una satisfacción. Me acaban de llamar de Málaga para pedir una caja del Tinto Barrica y he dicho que sí pero el señor va a pagar los portes. Y ahora, sin caer en un enfado monumental, sí imaginemos por favor a un Domingo Martín con uno de esos "bocadillos" con el que Francisco Ibáñez exclama la indignación con sus personajes Mortadelo y Filemón (espirales, cerditos, rayos,...).
"Es un hastío Francisco. Pasa el tiempo y hay detalles nimios que no se arreglan; tres botellas paradas en la aduana por no sé que de una clave ocualquier tontería. A veces no se facilita la fluidez en asuntos que deberían estar más que solucionados; pero confiemos en que habrá un momento en que sea de verdad eso de que nos ayudan a levantar la cabeza".
Felicidades.