En los últimos meses, Naviera Armas ha experimentado una significativa reducción en su operación en el transporte marítimo de Canarias, vital en una región fragmentada en ocho islas y alejada de la Península. Tras su venta a fondos de inversión internacionales, las decisiones tomadas desde mercados como Londres, Nueva York o Dubái están afectando la conexión interinsular, abriendo la posibilidad de que un monopolio controle este servicio clave para la población y las mercancías del Archipiélago. Haría bien el Gobierno de Canarias en no perder de vista una compañía clave en un sector estratégico para la comunidad autónoma. Que Armas quede en manos locales sería una buena noticia para todos.