Los movimientos alrededor de la compra de Naviera Armas se acrecientan una vez se confirmó el pasado 13 de abril la adquisición por parte de JP Morgan, Barings, Cheney Capital, Bain Capital y Tresidor del 94% de la compañía. El 6% restante queda en manos de la familia Armas, su fundadora.
La pasada semana el presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, se reunía con los propietarios y tras departir con ellos aseguró que se mantendrán todas las rutas entre las islas y con la Península que existen ahora mismo, según garantizaron al Gobierno de Canarias desde la compañía. También aseguraron que la presidencia de la empresa seguirá en poder de los canarios.
Según publica este martes Atlántico Hoy se complica el plan que los nuevos propietarios de Naviera Armas anunciaban el pasado viernes ya que, en este contexto, Santander, Caixabank y Banco Sabadell, los principales acreedores, no estarían dispuestos bajo ningún concepto a renovar las líneas de circulante. La empresa tendría así serias dificultades para seguir operando con normalidad y poder pagar proveedores o incluso nóminas de forma puntual.
Pérdidas para la banca
Lo que el grupo ha definido como "un paso decisivo en la implementación de la estrategia necesaria para impulsar su negocio y el crecimiento futuro", los bancos lo consideran un sin sentido. Según fuentes cercanas al proceso de negociación, los bonistas están empeñados en capitalizar la deuda y dejarle el 4% del grupo a los accionistas, algo que para los bancos no se ajusta a la legalidad al no estar recogido dentro de la Ley.
Hay que tener en cuenta que ante este panorama dibujado para reflotar Armas Banco Santander podría perder unos 50 millones de euros, Caixabank perdería aproximadamente unos 18 millones y el Sabadell 10 millones.