Con su titánica propuesta de aumentar el número de ventas en webs sin necesidad de comerciar con los datos de los usuarios, el informático tinerfeño Rayco Batista ha llevado a su startup Pathmonk no solo a ser el objeto de interés de varias empresas a lo largo del mundo, sino también a recibir una inversión de 1,5 millones de euros del fondo alemán Techvision Fond. La empresa tiene su sede en Alemania pero planean establecer su equipo de desarrollo en Tenerife para "traer a la isla parte del proyecto y crear nuevos puestos de trabajos aquí".
El servicio que ofrece Pathmonk garantiza mejorar las conversiones en un 50% en las webs de empresas que ofertan servicios de forma online, sin la necesidad de usar cookies. Su propuesta les ha llevado a recibir una inversión de 1,5 millones de euros por parte del fondo de inversión alemán Techvision Fond, que busca tecnologías novedosas que irrumpen en el mercado.
Pero más allá del capital, el informático valora el acompañamiento que trae consigo. Sus clientes están en lugares tan dispares como Estados Unidos, Corea o Japón, según explica. “Para manejar una estructura como esa y escalarla a miles de clientes necesitas a alguien que haya hecho eso previamente”, analiza. Por eso destaca que recibir esta inversión “es un win to win porque ellos (el fondo) siempre quieren buscar proyectos interesantes con capacidad de crecimiento y nosotros un partner con esas habilidades que nosotros no tenemos”.
Desarrollo desde Tenerife
Antes de poner en marcha Pathmonk, Rayco vivió y trabajó en Irlanda, país conocido por su emprendimiento e innovación. Allí estuvo algunos años como empleado en startups y ganando experiencia, para luego trabajar como jefe técnico en una empresa que desarrolla el software de marcas de la talla de Amazon, Netflix o el Banco de América. “Después de un tiempo sabía que allí no iba a aprender mucho más. Mi ilusión era hacer mi propio proyecto, mi propia empresa y ahí es donde empezó a elaborarse la semilla de Pathmonk”, explica Rayco en una cafetería en el centro de Santa Cruz de Tenerife.
Se encuentra en la isla porque ahora están en pleno proceso de contratación para el equipo de desarrollo. En total, trabajan entre siete y ocho personas, pero la idea es elevarlo a entre 15 y 20 empleados. En Tenerife, explica que serán entre tres y cuatro personas trabajando en el desarrollo de Pathmonk al final de año. Una situación muy diferente a la de hace cuatro años, cuando salió de Irlanda y volvió a Canarias para presentar el proyecto a la aceleradora de startups Olympo Boxes, donde consiguió fomentar su red de contactos (networking) y así dar a conocer aún más su proyecto.
Aumento de ventas online
No fue difícil por su propuesta de valor. Pero primero hay que explicarlo con datos. Actualmente casi el 80% de las empresas en España tiene página web, aunque solo el 26,9% de las empresas con 10 o más empleados realizaron ventas mediante comercio electrónico en el año 2020 (INE). De hecho, ese año el comercio electrónico representó el 19,1% del total de ventas efectuadas por las empresas de 10 o más empleados. Pese a que los hábitos de consumo han cambiado, según el informático, el 99% del tráfico de una web no realiza ninguna acción; ni compra, ni se registra y eso es un problema para las empresas que venden sus productos online.
Aquí es donde entra Pathmonk. “Nosotros nos dimos cuenta de que hay un proceso que siguen todos los visitantes cuando entran en una página web, que se llama buyer journey”, explica Batista. La norma dice que el usuario medio entra en una web buscando información, investiga si lo que ofrece esa página es lo que busca/necesita y al final de ese proceso compra o no. “Nosotros eso lo trasladamos al mundo técnico y somos capaces de predecir según el comportamiento del usuario cuál va a ser la siguiente acción”, añade.
Todo es un análisis de las acciones de los usuarios para desplegar herramientas que lleven a este a interactuar de alguna forma con la propia web. Por ejemplo, si un posible cliente de un curso online visita por primera vez la web que los oferta, dado que se encuentra en "la parte baja del embudo de conversión" le envían una oferta limitada para que acepte ese curso y si no la pierde. Es decir, trabajan “en función de lo que nosotros sabemos que va a hacer con un árbol de decisión”.
Sin vender información
Todo ello es gracias a diferentes técnicas que usan para que el potencial cliente interactúe con la web.“Básicamente vamos aprendiendo del usuario, de cómo se mueve por la página web y las cosas que favorecen a que esté más tiempo. y que compren”, explica el informático. Con ello se crea la huella digital del usuario, que plasma su comportamiento. Aquí entra uno de los principales atractivos de Pathmonk, que les diferencia de sus competidores: no usan cookies.
Las cookies son los datos almacenados de cada usuario que se envían al ordenador cuando entra en una página electrónica. Forman parte del día a día de cualquier acción en una web. De hecho, cuando un usuario entra en una página le aparece un aviso para que gestione su política de cookies. Se utilizan para recordar los accesos y contraseñas y para conocer los hábitos de navegación. Pero hay un reverso tenebroso detrás de esta herramienta con nombre de galleta.
“El mayor problema de las cookies es el compartir información con otras empresas sin tu autorización. Si entras en Amazon y buscas un producto y luego entras en otra web y te persigue ese producto es porque hubo un intercambio de información”, desarrolla Rayco Batista. Este uso Google quiere eliminarlo, pero hay otro concepto que sí está permitido: el first party cookie. Con esta herramienta el comportamiento que ocurre en la página web lo puedes registrar siempre y cuando no se comparta con el exterior. Esta es la que usan en Pathmonk, donde el informático defiende que "esa información solo está accesible al cliente".