Si alzas la mirada en una noche de cielo abierto y contemplas la hondura del cosmos no tardará en caminar ante la vista una luz blanca, en línea recta, lenta, mecánica. Luego aparecerá otra en un punto diferente, y luego otra. Desde hace casi un siglo que el espacio tiene más satélites y cada vez serán más. Una multitud de operadores globales quieren conquistar el espacio y entre ellos están la empresa española Arquimea y la israelí BeetleSat, con Canarias como punto de partida.
Ambas empresas ya tienen conexiones con el Archipiélago. BeetleSat tiene una de sus sedes en las islas y Arquimea cuenta con una filial, Arquimea Research Center. Este miércoles se ha rubricado el acuerdo para que el proyecto forme parte de la Zona Especial Canaria (ZEC), por lo que se beneficiarán de menor fiscalización y traerán la mayor inversión a la ZEC, ha informado la Cadena Ser.
Hacia el espacio
Según el Financial Times, la empresa española se situó en el puesto 139 de las empresas europeas que más crecieron entre 2018 y 2021. En tres años la empresa pasó de tener unos ingresos de 10.049.954 euros a 115.989.295, con una plantilla que pasó de estar conformada por 55 trabajadores a 416.
El proyecto de Arquimea se inició en 2005 de la mano del doctor Diego Fernández tras dejar Airbus Defense & Space. Comenzó su andadura con la empresa en el sector espacial y luego en la defensa, sumándose a otros sectores estratégicos, aunque el espacial -las telecomunicaciones, en realidad- con las constelaciones de satélites de órbita terrestre baja, son una oportunidad de negocio, según ha considerado el fundador.
En su propia web indican que han participado en “misiones internacionales del sector espacial como Copernicus” y que han llegado a la Estación Espacial Internacional (ISS) y a Marte con el rover Perseverance. Poco a poco fue creciendo la empresa, entrando en sectores, como la biotecnología, asentándose en otros ámbitos dentro del sector aeroespacial y en 2019 se inicia la andadura en las islas.
Mayor accionista de NSLComm
Tras varios años de avances, principalmente económicos, en 2022, la tecnológica española anunció la inversión de 15 millones de dólares (algo más de 14,3 millones de euros al cambio) en el capital de la compañía espacial israelí NSLComm, que en septiembre de ese mismo año comenzó a llamarse BeetleSat, como el proyecto que dirigen. La inversión estaba enmarcada en los planes de expansión internacional, base de la primera emisión de bonos realizada por la empresa.
La empresa israelí, fundada en 2009 por Raz Itzhaki-Tamir y dedicada a la tecnología espacial ya llevaba varios años realizando avances en la industria aeroespacial, incluso lanzó su primer nanosatélite antes de la llegada de Arquimea. La unión comenzó primero en 2021 con la asociación entre ambas empresas para poner en marcha el proyecto de Beetlesat y después con la entrada en el capital de la israelí, convirtiéndose en el mayor accionista.
A la española le interesaba la antena desplegable desarrollada por los israelíes, basada en polímeros de memoria de forma, que ofrece ventajas para su uso en enlaces de comunicación entre satélites. Según informó en el momento de la inversión Arquimea, esta tecnología “aporta una gran ventaja competitiva en el emergente mercado de las constelaciones de satélites”.
Cambios empresariales
Después de la inversión de Arquimea la compañía pasó a estar dirigida por el mexicano Patricio Northland, quien antes fue director general de Eutelsat Americas, director general de Satélites Mexicanos S.A. de C.V. (SATMEX) y presidente y CEO de AT&T Latinoamérica.
En el momento de ponerse al mando del proyecto contaba con 20 años de experiencia en empresas tecnológicas. La intención ahora es conseguir ser el “primer operador de constelaciones LEO del mundo enfocado en brindar comunicaciones satelitales globales premium a operadores de banda ancha y proveedores de servicios”.
Lanzamiento desde las islas
El proyecto que se desplegará desde Canarias es una nueva constelación LEO (de órbita terrestre baja según las siglas en inglés) de 240 satélites en 12 planos orbitales a 800 km de altitud que ofrece conectividad en banda Ka (usado en comunicaciones vía satélite de entre 26,5 GHz y 40 GHz).
Ofrece servicios de conectividad en sectores como el militar (“cobertura global, permitiendo servicios y conectividad dentro y fuera de las fronteras del territorio, así como a fuerzas desplegadas fuera del territorio nacional”), la aviación, el marítimo y a “empresas multinacionales, plataformas de petróleo y gas en alta mar, minas y embajadas”.
Arquimea en Canarias
Ambas empresas están unidas a Canarias. Arquimea Research Center, es la filial de la empresa española encargada de la investigación y la creación de nuevas tecnologías situada en Canarias. Está situado dentro del Parque Científico y Tecnológico INtech Tenerife. En él trabajan 73 investigadores, entre los que se cuentan 30 doctores, cuyas líneas de investigación son la inteligencia artificial, la cuántica, la biotecnología y la robótica.
Entre los proyectos en los que está inmiscuida la empresa está el proyecto CanarySat, con el que la empresa operará su propia flota de satélites y prestará servicios relacionados a otros operadores satelitales y proveedores de telecomunicaciones en las islas.
Por parte de BeetleSat, su sede de operaciones está situada en Canarias, mientras que la sede central está en Londres, con el área de I+D+i e Ingeniería en Tel Aviv y Madrid y el de ventas en Los Ángeles, Miami, Dubai y Singapur.
Un sector de altos costes
El gran reto al que se enfrentan ambas empresas es la rentabilidad del proyecto. Solo Starlink, la empresa tecnológica del multimillonario Elon Musk, tiene desplegada una constelación de microsatélites, aunque hay otras empresas interesadas pero no tan avanzadas. Es un reflejo de lo ampliamente complicado del sector, que además, se mueve en el mundo de unas materias primas de alto valor tecnológico.
Para conseguir esa rentabilidad lo importante es reducir el coste de la cadena de valor. Más allá de la producción, la actividad de la empresa dentro de la Zona Especial Canaria ya regala a la empresa una baja fiscalidad con la que tributar.