Poco se puede decir que no se sepa de José Fernando Cabrera, un ingeniero industrial de profesión que en 1988 dejó su puesto de funcionario en el Cabildo de Tenerife para fundar una empresa que pasó a ser grupo, el Golf Resort, y terminar ganando el premio al Mejor hotel del año gracias al Royer River Luxury Hotel & Spa. Un reconocimiento otorgado en Fitur por la Asociación Española de Periodistas y Escritores de Turismo, adscrita a la Federación Mundial, Fijet World.
Entre el ayer y hoy una actividad frenética a nivel empresarial en el mundo de la construcción, el hotelero y el gastronómico; también a nivel institucional, habiendo sido presidente Ashotel, la Asociación Hotelera y Extrahotelera de la provincia de Santa Cruz de Tenerife y ejerciendo en la actualidad de presidente del Foro de Amigos del Sur de Tenerife (FAST).
Llegó a Tenerife tras estudiar la carrera con la mirada puesta en los Estados Unidos, su siguiente apuesta. No obstante conoció a su mujer Maña y su mirada se desvió, apostó por quedarse y trabajar por su isla y así lo ha hecho creando escuela con sus hijos Javier y Carlos, que han seguido los pasos de su padre, siempre desde una exigencia altísima con la excelencia, proponiendo los productos más selectos de toda la Isla.
Correr riesgos
Emprendedor decidido, no desprovisto de ese necesario punto de arriesgado, en plena pandemia del COVID tuvo que plantearse parar las obras del Royal River y con arrojo siguió su instinto y culminó una construcción que se ha terminado erigiendo como el hotel más prestigioso de España este año.
Tras cinco décadas de desarrollo profesional es un amplio conocedor de los entresijos del sector turístico en Tenerife y el resto del Archipiélago, con años de trabajo codo a codo con gran parte de los presidentes que ha tenido el cabildo insular. Convencido defensor de apoyar con infraestructuras el desarrollo sostenible del sur de Tenerife, se muestra contento por haber conseguido al fin la deseada ampliación del Aeropuerto del Sur.
La inquietud que le mueve le hace estar a la caza de nuevos proyectos, si bien reconoce que el efecto COVID es importante y habrá que recuperarse antes de embarcarse hacia nuevos desafíos, feliz por ver la luz al final de un túnel pandémico que hasta poco era indescifrable.
Por ello es optimista, así lo demuestra mediante su conversación fluida y su voz autorizada permite soñar con la vuelta de unos años de bonanza turística para reflotar la maltrecha economía canaria.