El 18 de abril de 2022 se quedará grabado para siempre en la memoria de Ayoze Arteaga, un exmarinero de Naviera Armas que aquel día estuvo a punto de perder la vida por un accidente laboral. Más de un año después, Ayoze se ha sometido a dos operaciones quirúrgicas y va camino de la tercera. Un cabo saltó por los aires durante la maniobra de atraque del barco Volcán de Tagoro aquel día, lanzándolo violentamente y provocando que se le seccionaran ocho nervios del brazo derecho. Ahora, ni lo siente ni puede moverlo de forma natural.
Hace dos semanas que falleció otro marinero de Naviera Armas en un accidente laboral. Se llamaba Mustafá y quedó aplastado bajo una plancha en la operación de carga del buque Volcán de Tamadaba. "Podría haber sido yo", lamenta Ayoze, que explica a Atlántico Hoy cómo la operación de desembarque continuó con normalidad mientras él estaba tendido en el suelo. Pasó inconsciente cinco minutos, sangrando por un fuerte golpe que recibió en la cabeza.
El cabo se tensa
El accidente fue muy rápido. El buque estaba realizando la maniobra de atraque en el puerto de Santa Cruz de Tenerife y él era el encargado de hacer bajar el cabo de proa para que los operarios en tierra lo amarrasen al muelle. En ese proceso, el Volcán de Tagoro se desvió aproximadamente dos metros hacia atrás, haciendo imposible tender la escala para que los pasajeros descendiesen y tensando los cabos del amarre.
El papel de Ayoze una vez amarrado el buque era "virarlo", es decir, acercarlo al muelle tensando el cabo con una máquina o molinillo accionado con unos mandos manuales que iban recogiendo el cabo. Pero ese desajuste de dos metros había puesto en aprietos a la máquina.
Salió disparado
"Seguimos virando", dijo, según Ayoze, el capitán. Acto seguido, Ayoze soltó una mano del cabo para poder accionar el molinillo de nuevo y, debido a la tensión, el cabo saltó por los aires. La virulencia fue tan grande que la mano derecha, que fue la que mantuvo agarrada al cabo, se le quedó enganchada en la misma y el tirón le seccionó ocho nervios del brazo. Además, él mismo salió disparado fruto del impacto.
En esas fracciones de segundo, su casco -que era de albañilería y no tenía sujecciones para el mentón- se cayó al suelo y él se golpeó la cabeza con un hierro, con la consiguiente brecha y pérdida de consciencia.
Declaraciones contradictorias
Tras este accidente, como ocurre siempre que se da un siniestro así, hubo una inspección de trabajo. Lo que Ayoze no puede comprender es que nadie se entrevistó con él para conocer su versión, pero sí con el capitán, que explicó que no podía escuchar claramente al marinero a través del walkie-talkie y que sus instrucciones no habían sido de seguir tensando la cuerda, sino de aflojarla, pero los marineros lo entendieron mal.
Un marinero que acompañaba a Ayoze en el momento del accidente declaró en una inspección del Instituto Canario de Seguridad Laboral (Icasel) -diferente a la Inspección de Trabajo- haber entendido lo mismo que su compañero: la orden, según ambos, era de tensar la cuerda, no aflojarla. En este caso, Icasel sí entrevistó a Ayoze.
Cambios en los buques
La Inspección de Trabajo determinó que se trató de un accidente que podía ocurrir, pero Ayoze la recurrió y aportó pruebas de que Naviera Armas había corregido, con posterioridad al incidente, al menos tres cuestiones de seguridad que fueron clave en aquel suceso. Algo que tanto él como su abogado entienden como un reconocimiento tácito de la empresa de que la maniobra no era segura.
En primer lugar, Naviera Armas ha sustituído en el Volcán de Tagoro y su barco gemelo Volcán de Taidía el sistema manual para accionar el molinillo que tensa o destensa la cuerda por unos pedales para dejar libres las manos. Por otra parte, en ambos barcos se sustituyeron los cascos de albañilería por otros con sujección al mentón para evitar que saliesen despedidos en un accidente.
Sin caja negra
Pero lo más sorprendente de todo es que el capitán del Tagoro reconoció en una inspección del Instituto Canario de Seguridad Laboral (Icasel) que no había ninguna grabación de las conversaciones en la VDR, algo así como una "caja negra" de los barcos. Un mes después del accidente, el día 15 de mayo de 2022, el jefe de flota de Naviera Armas remitió una circular a todos los capitanes recordando que tenían la obligación de activar la VDR siempre que ocurriese un accidente para que todo quedase registrado.
Por qué el capitán no activó la VDR aquel día no se sabe, pero esa grabación hubiese sido clave para deteminar ante la Inspección de Trabajo si es cierto que dio órdenes de aflojar el cabo y no de seguir tensándolo, especialmente teniendo en cuenta que esa inspección no recabó la versión del marinero accidentado.
Las secuelas
Según el marinero, Trabajo ha aceptado el recurso y está volviendo a investigar el accidente. Ayoze se ha enfrentado ya a dos operaciones para intentar recuperar la movilidad que perdió aquel 18 de abril de 2022. Cuenta a Atlántico Hoy que los médicos le han trasplantado ocho nervios de su pierna izquierda al brazo derecho para intentar regenerar los que perdió, pero de momento apenas puede mover los dedos de la mano y sentir un leve hormigueo en el interior de su brazo.
Si le cae agua hirviendo en la mano, no lo siente. Una incapacidad por la que el exmarinero ha acudido a la vía judicial. Ayoze ha denunciado a Naviera Armas por el accidente. "Mi vida ha cambiado completamente", asegura. Era una persona muy activa, deportista y trabajadora que ahora necesita ayuda para muchas actividades. No puede conducir, no puede comer o escribir con normalidad y nunca más podrá trabajar en el mar.