Mio Gelato echa el cierre por negarse a comprar el "desorbitado" precio del local

La popular heladería ubicada en la calle de El Pilar tuvo que poner el punto y final a su negocio y no por falta de clientes. “Los propietarios quieren vender el local y pusieron un precio desorbitado”

Guardar

Local cerrado del Mio Gelato / AH
Local cerrado del Mio Gelato / AH

El pasado 31 de diciembre no solo echó el cierre el año 2024, sino uno de los negocios para todos los públicos más populares del centro de Santa Cruz. Se trata de la heladería Mio Gelato, ubicada -hasta el último día del pasado año- en la confluencia de la calle El Pilar con la calle Suárez Guerra.

“Por causas ajenas a nuestra voluntad nos hemos visto obligados a cerrar las puertas de Mio Gelato”, reza el texto que acompañaba a la imagen que agradecía a sus clientes y seguidores en Instagram, donde también expresaba que “nos despedimos por ahora” o “nos vemos pronto”.

Precio desorbitado

En ese contexto de “causas ajenas”, Atlántico Hoy se ha puesto en contacto con los propietarios, Jorge y Yasmina, quienes han trasladado que todo se debe a preferencias económicas de los propietarios del local.

“Simplemente los propietarios quieren vender el local y pusieron un precio desorbitado que no podemos pagar”, reconocen. “Estábamos de alquiler e, incluso, yo pagué una tasación de 600 euros y se las mandé para que supieran el precio real del local, que es bastante inferior”, añade.

Tristeza en los clientes

Ya días antes de ese 31 de diciembre, los escaparates de la heladería ya anunciaban del inminente cierre a todo el que pasara por la puerta.

Ahora, ya vacío tras las cristaleras, los viandantes se paraban a leer el cartel escrito a mano de agradecimiento de los dueños: “¡Gracias por habernos acompañado en cada sabor y cada sonrisa! Nos despedimos, pero no olvides que siempre podrás encontrar una dosis de felicidad en cada cucharada. ¡Porque el buen helado siempre deja marca! ¡Gracias!”.

En este sentido, Jorge explica que lo que más le chocó en los últimos días “fue la cara de la gente” mientras quitaban muebles y reformaban el local para dejarlo como deseaban los propietarios y así recuperar la fianza. “La cara de los niños era una cosa... Hasta lloraban, porque es su heladería. Es un sitio de encuentro, incluso la gente lo tomaba como punto de referencia”, señala.

Carteles anunciando el cierre de Mio Gelato antes y después del mismo / AH
Carteles anunciando el cierre de Mio Gelato antes y después del mismo / AH

Burofax de aviso

Sobre la decisión de no comprar el local como condición para seguir, Jorge comparte que era inviable desde el primer momento. “Eso no es una inversión. Vendiendo helado no se puede. Esa inversión no la recupero en la vida. Al mes pagábamos 2.700 de alquiler, que ya es un pastón para ser una heladería”, reconoce.

El alquiler se encontraba ya en una prórroga de tres años, más uno, más uno, en la que los propietarios avisaban. Y así hicieron, eso sí, en tiempo y forma. “Me avisaron tres meses antes, como debe ser, pero claro, yo estaba tratando de negociar, pero nada. Sí nos devolvieron la fianza”.

Con todo, la presión no paró. “Me mandó hasta un burofax para desocuparlo "El 31 a las 2 de la tarde tienes que dejar el local". Te lo juro que hasta sentí un alivio. Vamos a dejarle el local”.

Futuro

Con la mirada puesta en el futuro, como exponía el texto de agradecimiento en redes, Jorge y Yasmina, que también tienen más negocios en la isla, van con pies de plomo. “Estábamos buscando opciones alrededor, pero claro, la adaptación de un local para montar una heladería mínimo son 50.000 euros y con todo esto quedamos más que arruinados”, aclara.

De esta manera, sin nada en firme, no descartan “montar otra cosita, lo que pasa es que nos interesaría que fuese por la misma zona y los locales que hemos visto son horribles y caros”.