Como una ficha de dominó que cae y provoca el derrumbe del resto de piezas. Así, con una imagen tan simple, se puede hacer un retrato exacto de lo que significa para Binter la decisión de International Airlines Group (IAG) —que integra a Iberia, British Airways, Vueling, Aer Lingus y Level— al cancelar la operación de compra de Air Europa. A la compañía canaria, que figuraba entre los remedy takers que se beneficiarían de las cesiones de rutas —como exigía la Unión Europea— para evitar un monopolio, le toca renunciar de momento al plan que tenía establecido para mejorar su conectividad con Madrid y plantearse la posibilidad de ampliar su oferta a otros destinos de la Península.
Después de años de negociaciones, encajes y reajustes, la voladura del proceso se precipitó este jueves. Primero se filtró el informe de la Dirección General de Competencia de la Comisión Europea, un documento en el que se advertía que, a pesar del paquete de remedies presentado por IAG el mes pasado contemplaba ceder el 52% de la operativa de Air Europa a la competencia tras la compra, la absorción no era viable porque los viajeros no tendrían garantizados los servicios que actualmente ofrecen ambas compañías por separado —consideraba que se perdería calidad en algunas rutas, cantidad en otras y el coste para el usuario se incrementaría en casi todos los escenarios planteados—.
¿Más destinos?
Horas después, fue la propia compañía en la que está integrada Iberia la que anunciaba a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) su desistimiento de la operación al entender que "en el actual entorno regulatorio" continuar con la operación "no redundaría en beneficio de los accionistas". Fuentes de aerolínea española han explicado que las exigencias de la Dirección General de Competencia de la Comisión Europea para dar luz verde a la operación son tan altas que deja de tener sentido empresarial, por lo que han decidido no seguir adelante.
La rendición de IAG arrastra a otras seis compañías, lista en la que figura Binter junto a Avianca (Colombia), Iberojet (Baleares), Ryanair (Irlanda), Volotea (Asturias) y World2Fly (Baleares). Todas habían alcanzado un acuerdo con IAG para aparecer en la oferta de compra de Air Europa como remedy takers —un concepto jurídico en inglés para referirse a las aerolíneas que se beneficiarían de las cesiones en rutas que evitarían un monopolio, en este caso en el espacio aéreo español—. En el caso de la compañía canaria, el objetivo pasaba por mejorar sus operatividad entre las Islas y Madrid —al quedarse con mejores horarios para sus vuelos— y contar con la posibilidad de ofrecer nuevos destinos desde el Archipiélago a la Península.
¿Cuál es el plan B?
Al confirmarse la noticia, desde Binter se trasladó un mensaje de tranquilidad ante un escenario que, por el curso de los hechos, era algo que podía suceder. "Pasamos a nuestro plan B", señalaron fuentes de la compañía antes de añadir que "toca seguir consolidando la ruta de Madrid paso a paso, seguir atentos a lo que vaya a pasar con Air Europa y mantener asegurado el servicio en Canarias. No era lo más probable, pero estaba previsto", puntualizan.
En ese plan B de Binter, según reveló en El Español hace justo un mes Santiago Guerra —coordinador general de la compañía canaria—, destacaban dos propósitos: "reforzar la ruta a Madrid y algún otro destino donde no operamos", como los aeropuertos de Málaga, Sevilla y Valencia, entre otros. La aerolínea presidida por Rodolfo Núñez ha invertido 1.000 millones de euros en la compra de nuevos aviones en los últimos años. En la actualidad suma 11 Embraer E195-E2, modelo utilizado para conectar con Barajas, y recibirá cinco más en lo que resta de año —dos en septiembre y tres en diciembre—.