Desde este 20 de abril, las mascarillas han dejado de ser obligatorias en España, salvo en los contextos sanitarios, farmacias y transporte público. Una situación que podría afectar a los fabricantes de mascarillas, pero que en la tinerfeña Episcan no parece ser el caso.
Esta compañía, nacida durante la pandemia para responder a las necesidades de la población, está homologada y reconocida por la calidad de las 100.000 mascarillas diarias que fabrican. 70.000 quirúrgicas y 30.000 FPP2, y se ha hecho un nombre a nivel nacional. Cifras que, a pesar del nuevo contexto sanitario, no parece que vayan a bajar a corto plazo.
Sectores con mascarillas prepandemia
“Como es una norma reciente, por el momento no hemos notado diferencias”, reconoce Michelle Guillén, responsable comercial de Episcan. “Estamos bastante metidos en la parte de sanidad privada, trabajamos con fábricas de alimentación… Entonces, quieras o no, en estos sectores la mascarilla ya existía mucho antes de la pandemia, por lo que es algo que se va a seguir utilizando”, añade.
Además, comenta que de las empresas en las que su uso no es obligatorio, “el 80 ó 90%” les ha dicho que “de entrada, van a seguir utilizándola”. Con lo cual, en Episcan mantienen una buena perspectiva. “Hay que tener en cuenta que va a seguir siendo obligatoria en los centros sanitarios, en las farmacias o en el transporte público. Las mascarillas llegaron para quedarse, no se van a ir tan fácilmente”, valora guillén.
Nuevas estrategias
No obstante, la empresa no ha tardado en moverse y han llevado acciones de estrategias para entrar en la sanidad en su totalidad. “La idea es contar con ese apoyo de la sanidad pública, de Canarias, y España en general, para ir en contra de un producto asiático que no nos aporta ningún tipo de valor añadido. Nosotros fomentamos el empleo y el capital humano en las Islas. La realidad es que hemos invertido bastante y apostamos por un producto de calidad y elaborado 100% en Canarias”, argumenta la representante de Episcan.
Por otro lado, Episcan ya ganó un concurso en Baleares, para la consejería de Educación para el suministro de mascarillas en toda la comunidad, “cosa que en Canarias no ha salido un concurso de ese estilo”, resalta. En las últimas fechas, han ganado mas concursos a nivel nacional, como el del metro de Bilbao y también el de la consejería insular de Ibiza. “Seguimos apostando por los concursos públicos. Además, nos estamos abriendo al mercado internacional. Por ejemplo, este mes no pudimos introducir en laboratorios de Francia suministrando nuestros productos”, señala Guillén.
Más líneas de negocios
Centrados sus esfuerzos en la fabricación de mascarillas, Episcan además distribuye episanitarios, dentro de un objetivo muy concreto. “Que sean de aquí, evitar el tema asiático para garantizar esta calidad”. También se están intentando mover en “líneas de productos ecológicos, tanto parala limpieza como para las mascotas”.
“Como empresa hemos aprendido que uno no se puede quedar quieto en los tiempos que corren y hay que reinventarse para salir adelante”, reconoce Michelle Guillén respecto al aprendizaje que deja la pandemia.
La empresa matriz de Episcan es Publiservic Canarias, dedicada a la publicidad exterior y con el confinamiento la publicidad se quedó paralizada. Ahí surgió la idea de Episcan. “Esto es una oportunidad y por muchas adversidades que pueda surgir, ese es el momento cuando surgen las grandes oportunidades, lo que hay que echarle ganas y estar preparados para el cambio”, sentencia la responsable comercial de Episcan.
Polémica de las comisiones y las mascarillas
Respecto a la polémica de las comisiones por las mascarillas en el Ayuntamiento de Madrid, Guillén valoro, de forma general, que “como empresa”, entienden que cuando llegó la pandemia “todo el mundo se quiso sumar al barco y se vio como una oportunidad el tema de la venta de la mascarilla”, contextualiza. “A la vista está que se vendía un producto nefasto y a precios desorbitados, con el fin de ganar dinero”, añade en una dura crítica.
Reconoce que Episcan obviamente por eso “aunque no sea el más barato, pero hay que tener una moral y principios. Saber que nosotros en cada fabricación estamos intentando que sea el mejor producto”. Por ello, entiende que “no es correcto” que otras personas y empresas “no tenga esas certificaciones y capacidad de producir y se lucren de esa manera aprovechándose de las personas de a pie”, finaliza.