El Tenerife no deja de soñar

El Tenerife sigue soñando. Dos goles de Mula y Malbasic le permitieron lograr una trabajada victoria ante un Sevilla Atlético que ofreció buen nivel y engancharse a la pelea por unos playoffs que están a dos puntos. El equipo blanquiazul ofrece unos números envidiables con Etxeberria (22 puntos en nueve partidos) y dónde no llega con brillantez, lo hace con oficio.  

El Tenerife estuvo muy espeso en la primera mitad. Ausente Acosta, su presión perdió intensidad, debió recorrer más metros para construir y careció de criterio y velocidad con el balón. Dos disparos de Mula en los diez minutos iniciales fueron sus mejores opciones, amén de un par de buenos centros desde la derecha de Luis Pérez y Suso que Longo no pudo rematar con comodidad. 

Enfrente, el Sevilla Atlético no pareció ni el colista ni un filial. Agarrado a la solidez de Cristian y Berrocal en el centro de la zaga, el grupo de Tevenet se mostró ordenado y contundente en el área propia, estuvo intenso en la presión y ofreció un punto de dureza que el árbitro no supo cortar. Es muy posible que descienda, penalizado por su inocencia en el remate, pero no se pasea. 

Con Milla como único faro, el fútbol del Tenerife invitaba a agitar la alineación. Etxeberria no cambió piezas en el descanso, pero el equipo salió con una marcha más. Forzó saques de esquina, tiró a puerta, robó un poco más arriba... y hasta tuvo una clara ocasión de gol, con un remate cercano de Longo (61') que se fue muy alto. Y obligó al Sevilla Atlético a dar un paso atrás.  

El gol, eso sí, llegó tras una aproximación visitante. Atrapó Dani un centro, sirvió con la mano a Milla, que profundizó por la derecha hacia Suso, para que el capitán pusiera un centro que Mula envió, con suspense, a la red. El gol no cambió el guión del partido, pese a que Tevenet dio cancha a Olavide y Eteki. Al filial hispalense le costó llegar y cuando lo hizo, topó con Dani. 

En todo caso, la victoria local no peligró y Malbasic cerró el partido en una contra, tras regatear a Soriano y marcar a puerta vacía. Y puso al Heliodoro a gritar el “sí se puede”.