El despido-regreso de Carlos Muñiz

Luis Padilla nos recuerda este jueves, el año en el que el CD Tenerife despidió del banquillo a Carlos Muñiz y, tras catorce jornadas, lo recuperó como entrenador

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El Tenerife 53-54 se estrenó en las categorías nacionales con un notable y cerró el curso con errores que pagó el ejercicio siguiente. El más grave fue despedir a Carlos Muñiz tras dos cursos saldados con el ascenso a Segunda División y un sexto puesto en el estreno en las categorías nacionales. Su sustituto, el veterano José Planas, no conectó con la plantilla. Defensa derecho en el mítico Barça de los Platko, Samitier y Alcántara, había dirigido en la élite al Arenas de Guecho antes de la Guerra Civil y, tras la contienda, al propio Barça o al Español. Cuando llegó a la Isla, con 53 años, su tiempo había pasado.

Los jugadores que vinieron con el dinero que dejó la 'tómbola pro-fichajes del CD Tenerife' tampoco funcionaron. Ni el portero Padilla (Madrid), ni el defensa Lacueva (Español) o los centrocampistas Ricardo, Ventolrá, Arroyo y Arbiol, amén del ariete Avelino. Y Getán o Lacueva ni siquiera debutaron en Liga. Sólo el delantero catalán José Munné jugó con asiduidad: 18 apariciones y cuatro goles. Además, el Atlético Madrid se quedó con Antonio –que había jugado en Copa el curso anterior– y exigió tener a Villar, aunque ninguno contó para Quincoces, técnico colchonero, que los utilizaba sólo en los amistosos. 

En noviembre, ambos volvieron a la Isla gracias a las gestiones que realizó Heliodoro Rodríguez González, hijo de Heliodoro Rodríguez López y entonces alcalde de Santa Cruz. Para entonces, el Tenerife luchaba por eludir el descenso y tapar una crisis interna que había provocado la dimisión de los directivos Badía (vicepresidente), Perera (tesorero) y Clavijo (secretario). Y eso, pese a iniciar el curso con un triunfo (1-2) en su visita al Levante con dos tantos de Tomás. Fue un espejismo, pues luego encadenaría seis derrotas seguidas como visitante y tropezaría en el Heliodoro ante Atlético Tetuán (0-1) y Badajoz (1-2). 

Tras catorce jornadas, el Tenerife era penúltimo, en zona de descenso directo. Entonces prescindió de Planas... y recuperó a Muñiz. El efecto fue inmediato: tras empatar (1-1) en su debut ante el Sabadell, ganó los nueve partidos que jugó en el Heliodoro en la segunda vuelta, en los que marcó 29 goles y recibió tres. Por el camino, en un tiempo en el que la victoria valía dos puntos, saldó con éxito 'la batalla de los seis puntos' al vencer en la Isla de manera sucesiva a Granada (2-0), Castellón (4-0) y Jerez (6-0) con un once titular formado por: Cuco; Chicho, Isal, Perla; Villar, Óscar; Tomás, Julito, Antonio, Munné y Manolín. 

En la goleada al Jerez brilló Julito, autor de cinco goles en ese partido y de 24 tantos en el campeonato, 'pichichi' de la categoría de no haber mediado errores en las estadísticas oficiales. Al final, el curso acabó con una solvente permanencia y con la irrupción de un pibe de 18 años, Juan Padrón Morales, que durante una década defendería la camiseta blanquiazul... y con el tiempo sería uno de los principales dirigentes del fútbol español. Además, en aquel verano de 1955 hubo tiempo de disputar amistosos en La Palma y de reconocer la labor realizada por Pelayo López, que durante una década presidió la entidad blanquiazul. 


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El Tenerife forma en enero de 1955 en su visita al Atlético Tetuán

Y también hubo tiempo de repetir errores en los fichajes: el defensa Ibáñez y el delantero Marroig llegaban del Valencia, pero jugarían poco; el portero García, de la cantera del Madrid, no le quitó el puesto a Cuco; y el delantero Carrasco, del Murcia, se fue sin marcar un gol. Con el curso ya iniciado llegó Pantaleón, que había jugado con Las Palmas y Atlético Madrid en Primera División y tuvo más protagonismo. Así y todo, la pretemporada 55-56 fue buena, incluyendo un 2-0 a Las Palmas, entonces en Primera División. Pero todo ello se analizará en el próximo capítulo.