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Economía

El retraso en el pago de ayudas lleva al borde de la huelga a los transportistas canarios

Aunque aún no hay nada confirmado, desde el sector aseguran que ante la falta de soluciones y mantenerse en la ''ruina total y absoluta'' podrían plantearse el realizar paros

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Manifestación de transportistas y camiones parados. / Montaje AH

Los transportistas del Archipiélago siguen denunciando su precaria situación. El sector asegura que no se ha dado una solución clara ante los problemas derivados de la subida de precios y de la escasa llegada de ayudas, así como el incumplimiento de la ley que prohíbe que trabajen a pérdidas, a lo que se le une otras circunstancias como la falta de conductores y flota. Ante esto, no descartan replantearse la huelga.

Los transportistas expresan que ‘’están hipotecados’’ y con falta de ayudas y soluciones ‘’que se vean reflejadas''. Juan Antonio Martel, presidente de la Asociación de Transportistas de Canarias (Astracan), explica a Atlántico Hoy que el sector se encuentra en la ''ruina total'' y que la falta de respuesta por parte de las administraciones les podría empujar a realizar paros. 

Los transportistas, con la convocatoria de la Plataforma en Defensa del Transporte, han anunciado este lunes a nivel nacional paros indefinidos con el fin de protestar por su situación. Será entre la madrugada del domingo 13 y el lunes 14 de noviembre y, según comenta Martel, en Canarias no se ha decidido nada por ahora.

''Las ayudas no son suficientes''

Martel explica que las ayudas asignadas no se han cobrado, y que la subvención del 99% del combustible se retrasa, desconocen lo que les han pagado o tienen débitos pendientes. ‘’Necesitamos más ayudas para poder salir adelante y podernos sostener. Nadie nos está poniendo asunto, y sin el sector del transporte no se puede hacer nada. No nos han dado soluciones, ni siquiera tenemos reuniones de la propia mesa del transporte. Es insólito’’, asegura.

En cuanto al crecimiento de costes, el representante de Astracan recuerda que el mantenimiento de un vehículo de estas características cuesta entre 2.500 y 3.000 euros mensuales, así como el combustible ‘’que aunque no haya subido, tampoco ha bajado’’. Además resaltan el alto precio en neumáticos, lubricantes o repuestos.

En este sentido hace énfasis en el problema que poseen actualmente ante la falta de cumplimiento de la ley aprobada el pasado verano sobre la prohibición de trabajar en pérdidas. ''Subir el precio es muy difícil. Si esos costes han tenido un incremento lo lógico es que tú los repercutas, pero el cargador no te lo permite. Tenemos una herramienta sin actualizar desde abril, que es el observatorio de costes, donde cualquier persona, cargador o la propia administración sabe cuáles son los costes de cualquier vehículos, y sin embargo no se están teniendo como referencia'', expresa. 

Falta de conductores y flota

Otra cuestión a la que se enfrentan los transportistas es la falta de suministro de vehículos debido a la dificultad para renovar la flota, tanto de viajeros como de mercancía. Por otro lado, la escasez de conductores también está suponiendo un problema. ‘’Los trabajadores están pidiendo una subida del sueldo al no haber conductores. Nos estamos viendo que no tenemos posibilidades de contar con personal''. 

En este sentido, Martel destaca que cualquier joven que quiera dedicarse laboralmente al transporte debe hacer una aportación de entre 3.500 y 4.000 al mes. ‘’No hay ayudas. En alguna ocasión ha salido algún proyecto para desempleados, pero nada más’’, asevera.

Dudas ante la huelga  

Aunque aún no se ha decido nada con respecto a la huelga, desde Astracan señalan que la situación está siendo tan crítica, y ante la ''falta de preocupación de las administraciones'' se plantean acudir al paro.

‘’Hay que barajarlo y llevarlo a asamblea. Aún no sabemos lo que va a pasar, pero lógicamente desde que salte la chispa se va a pegar fuego. No solo estamos hipotecados, sino hundidos para cumplir con los controles del transporte que tenemos. Somos un sector fuerte, hemos puestos hasta de nuestro propio bolsillo para sobrevivir’’, concluye Martel.