La cesta de la compra en Canarias está por las nubes. Hacía dos décadas que no era tan cara y está en el top de las más costosas de España. En verano, antes de la bajada del IVA en productos básicos en el resto del país, el Archipiélago ocupaba la segunda posición. Ahora, encima, ha perdido ese diferencial.
Hace años que el IGIC a los productos básicos es del 0% y eso no ha impedido que la inflación haya azotado de manera significativa al los productos que se venden en los supermercados de las Islas. Por otra parte, Canarias sigue teniendo el AIEM, un gravamen aduanero que se acaba repercutiendo en los precios. Un combo fatal que ahoga a una de las comunidades más empobrecidas de España.
Intervenir el mercado
A nivel nacional, las asociaciones de consumidores no defienden la bajada del IVA, sino que piden una regulación de los precios de los productos básicos. El ejemplo de Canarias demuestra que reducir el impuesto indirecto no frena la escalada.
Facua-Consumidores en Acción ha pedido al Gobierno de Pedro Sánchez que actúe ante las subidas "fijando [para los productos básicos] precios máximos o topes a los márgenes de comercialización, tal y como permite la ley de comercio, si el sector de la distribución no recorta sus desproporcionados márgenes".
Una opción que gana adeptos
A estas voces se suman los partidos a la izquierda del PSOE, como Sumar o Podemos. En Canarias, la opción de fijar topes ha sido aireada por Román Rodríguez durante las últimas semanas, que en su día también la defendió para abaratar la gasolina en las Islas Verdes frente a las peticiones de la derecha de rebajar el gravamen de esta.
Como con la gasolina, que al final resultó bonificada directamente al consumidor a nivel estatal con la subvención de 20 céntimos por litro, las asociaciones en el Archipiélago ven las ayudas al consumidor como la única opción.
Analizar el problema
Desde la Asociacion De Organizaciones De Consumidores y Usuarios De Zonas Comerciales De Canarias (AUSCAN), una de las principales asociaciones en la región, explican a Atlántico Hoy que consideran que hay un error conceptual en el análisis del problema y piden que se ponga el foco sobre las causas y consecuencias de la inflación en los productos básicos.
Es decir, que se defina bien el problema, que se le ponga nombre y apellidos para que el consumidor y el legislador lo puedan visualizar nítidamente. Y, a partir de ahí, plantear que se fije un tope, aunque insisten en que debe hacerse "con muchísimo cuidado".
"Si se pone un tope en un producto que tiene marcas que ya lo vendían antes por debajo de ese máximo, lo que se va a producir entonces es una subida de precios", detallan.
Que el consumidor lo perciba
La cuestión para AUSCAN es que el consumidor, como pasó con la gasolina, vea que la medida se le aplica. La asociación sostiene que el Gobierno de Canarias tiene la capacidad, igual que subvenciona al productor, de bonificar al consumidor y que este vea en su recibo de la compra el descuento final.
La asociación defiende analizar el problema conforme a razones objetivas y, a partir de ahí, plantear la política concreta de fijación de precios en determinados productos a empresarios y Gobierno para poder articularla de manera que el consumidor lo perciba en su bolsillo.