La pandemia de la COVID-19 atacó duramente a la economía mundial, provocando el cierre de miles de empresas que no supieron o pudieron esquivar un golpe tan fuerte como fue el confinamiento y posteriores consecuencias que aun, dos años después, tienen en jaque a muchos empresarios y sus empleados.
Sin embargo, otras encontraron la fórmula para subsistir y encontrar nuevas vías económicas para mantenerse y volver a crecer. Es el caso de la empresa 100% canaria, Tenerife Shipyards, perteneciente a Grupo Hidramar, que tuvo que reinventarse en sus labores en el puerto de Santa Cruz de Tenerife y que ha encontrado una nueva línea de negocio que le ha abierto nuevas puertas y, sobre todo, la posibilidad de sobrevivir. De una facturación de 10 a 12 millones de euros anuales que facturaban antes de la pandemia pasaron a facturar 4.
Supervivencia del negocio
“Hemos hecho un reajuste de los recursos productivos. Se han modificado los precios y la forma de ver el negocio para sobrevivir”, reconoce Mario Suárez, director de Desarrollo Estratégico, a Atlántico Hoy.
En este sentido, explica que han “reinventado el negocio” y lo han enfocado a otros productos como la construcción metálica de grandes activos. “Eso nos ha llevado a que, durante la pandemia, hayamos cogido trabajo que antes ni pensábamos que nos íbamos a dedicar a eso”.
Doblan la facturación de pandemia
Ahora mismo, resalta, se encuentran con “mucha carga de trabajo” gracias a la nueva diversificación. Entre otras labores, Tenerife Shipyards en estos momentos está “construyendo la primera boya flotante del mundo que recarga los barcos eléctricos que suministran y hacen mantenimiento de los campos de energía eólica”. Otro ejemplo son los molinos generadores dentro del mar que han ido instalando.
Las previsiones para el año 2022 ya duplican los datos registrados en 2021 y esperan alcanzar la facturación de unos 8 millones de euros. Unas cifras que han permitido a la empresa canaria dar trabajo a más de cien empleados en Tenerife.
Sostenibilidad
Otra de las novedades que incluye esta diversificación es la mayor apuesta por la sostenibilidad. En años anteriores, Tenerife Shipyards ya invertía 60.000 euros en diferentes acciones de cuidado medioambiental: una gestión apropiada de los residuos, pero también por implementar una forma de trabajar en la que se minimice la cantidad de residuos que se generan.
Ahora, la nueva línea de negocio "va muy enfocada a que las energías limpias supere a la energías de combustibles fósiles”, señala Mario Suárez.
Inversión tecnológica
Además, apunta el enfoque empresarial de “invertir en tecnología para que la producción sea mucho más efectiva”. Así, relata que, en base a los objetivos a medio y largo plazo, están “mejorando la maquinaria en Tenerife”, de vital importancia “para ser competitivos en la oferta de proyectos de construcción de alta capacidad”.
En este sentido, se encuentran instalando un robot de soldadura, y ya una roladora de chapa, que pueda hacer una curva en una plancha de 120 milímetros de grosor. “Única en Canarias”.
Dique flotante
Uno de los elementos que la empresa lleva años buscando para dar un gran salto de calidad es la instalación de un dique flotante, que les permitirá realizar la puesta en seco de las naves que vayan a reparar. Algo que actualmente no se puede hacer en la isla de Tenerife.
“Tenemos la licencia de poner el dique flotante desde diciembre, pero tenemos que esperar a que terminen las obras de la segunda y la tercera alineación. Nos dan como fecha tope mitad de enero de 2023”, valora Suárez.
Relación con la Autoridad Portuaria
Otra de las mejoras que han resultado de la lucha por la supervivencia empresarial es la notable mejora en la relación colaborativa con la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife. De una relación poco menos que cordial en prepandemia, Mario Suárez confiesa que ahora “la mayor parte de la Autoridad Portuaria está alineada con los mismos objetivos” que ellos, que es la de “darle más actividad en el puerto”.
En esta línea, el también director de Grupo Hidramar destaca “el enfoque que le está dando la nueva dirección”, ya que todo se está moviendo, “aunque cuesta moverlo, porque es un carro muy grande”. Por ello, resalta que “hay que recoger los frutos” de lo que venían cultivando, pero que “quizá hay que ver los resultados dentro de tres años”, sentencia.