Algunos estudios señalan que el consumo de agua de los turistas que llegan a Tenerife se acerca a los 300 litros al día. Sin emabargo, la doctora en Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de La Laguna e investigadora en la gestión del agua en el sector turístico, Carmen Inés Ruiz de la Rosa, aumenta la cifra y asegura que puede estar entre los 400 y 500 litros al día. Es una cifra que supera con creces los 140 litros al día que consumen los residentes, lo que evidencia la alta huella hídrica que el turismo deja en una isla que actualmente está en sequía.
Las previsiones no son halagüeñas. La época de lluvia está por terminar, las precipitaciones han sido escasas y no se han dejado ver hasta hace pocos días, los veranos se están prolongando, las olas de calor se dan en épocas antes inusuales y el consumo de agua va a más. Del total del agua que se consume en la isla, el 80% proviene de pozos y galerías, pero tal y como apunta la investigadora, el agua que hay en los acuíferos ya no es suficiente para cubrir las necesidades de las islas.
El papel de los hoteles
El turismo es el tercer acaparador del consumo de agua en la isla de Tenerife, muy por detrás del agrario, que es el primero, y del urbano, que es el segundo, según recoge el análisis Agua y turismo en Tenerife: Producción, gestión y consumo en el que también participa Ruiz de la Rosa. Un consumo turístico que se da especialmente en hoteles, ya que esta isla, a diferencia de otras, basa su oferta alojativa en la experiencia hotelera.
Cuando se habla de los datos del consumo de agua de los turistas no es una cuestión simplemente de abrir el grifo en el alojamiento, sino que se calcula el consumo de todos los servicios que implica la experiencia turística, como el spa, los jardines, las lavanderías, las piscinas o los campos de golf. En este sentido, desde el ámbito científico llevan décadas analizando el consumo de agua y no escasean los estudios que insisten la necesidad de “planificar y poner en marcha estrategias integrales dirigidas a garantizar un desarrollo sostenible”, como recoge el estudio anteriormente mencionado.
Más agua más inversión
En esta cuestión insiste la investigadora. En sus estudios ha analizado, entre otras cuestiones, qué factores determinan el mayor consumo de agua, como la procedencia de los turistas -los alemanes son los más concienciados- o el tipo de alojamiento. Los hoteles con mayor categoría son los que más agua consumen, por la mayor capacidad de servicios que ofrecen, pero también son los que más dinero destinan a una gestión más eficiente del agua.
Es una cuestión que también tiene que ver con la cuenta de resultados de las empresas. Si el agua es uno de los principales ejes que sostienen el turismo canario y su consumo es fundamental para mantenerlo, el agua supondrá una importante cifra en las facturas de los hoteles. Lo que han hecho muchos de los hoteles es la instalación de sus propias desaladoras y depuradoras de aguas para reducir el alto coste del agua. Una medida de ahorro que además es especialmente sostenible.
Los ejemplos a seguir
Ya sea por ahorrar o por conciencia medioambiental cada vez más hoteles redimensionan sus recursos para tener un menor consumo. Ruiz de la Rosa señala como ejemplo de la apuesta por la mejor eficacia del agua al grupo Fedola, con quien trabaja analizando las políticas de sostenibilidad. La empresa ha agrupado sus lavanderías, que es uno de los servicios que más consumen agua en los hoteles. “En vez de tener una lavandería en cada hotel las han agrupado todas en un solo hotel y de esta manera controlan mejor el recurso”, explica.
Otro ejemplo es el hotel Tigaiga, en el Puerto de la Cruz, que ha centrado uno de los estudios de Ruiz de la Rosa, y el cual cambió todas sus bañeras por platos de ducha a fin de evitar un mayor consumo de agua por parte de los turistas que querían llenar las bañeras. Una decisión que, tal y como apunta la investigadora, implica que se deja de garantizar un servicio.
También el Hotel Botánico ha implantado un sistema de regeneración de aguas residuales, de forma que una parte del agua usada se reutiliza para el riego de los jardines. “Eso ha supuesto un ahorro de agua blanca que viene de abasto público bastante interesante”. “Nosotros hicimos un cálculo y esa inversión consiguieron amortizar la inversión en cinco años solamente con el ahorro de agua de abasto”, explica la investigadora.
En busca del equilibrio
Estos son solo algunos ejemplos de las inversiones que muchos hoteles están impulsando ante un futuro que se avecina seco. El turismo es el principal motor económico en Canarias, a donde llegan unos 15 millones de turistas y las consecuencias del cambio climático puede ejercer graves consecuencias en la actividad turística. “Hay que buscar un equilibrio, que el turista sienta que recibe los servicios que él espera de un hotel de cuatro o cinco estrellas pero que al mismo tiempo haya una gestión eficiente de los recursos”, reclama la investigadora.
Una gestión eficiente que también lleva aparejada una mayor investigación, tal y como reclama Ruiz de la Rosa. En este sentido apunta positivamente a los trabajos que se desarrollan desde el Consejo Insular de Aguas para la regeneración de aguas residuales. “Más que aumentar la oferta lo que tenemos es gestionar el agua que tenemos”, apunta.