Cuando John Keating —interpretado por Robin Williams— aparece por las aulas de la exclusiva Academia Walton de Nueva Inglaterra, la vida de un grupo de jóvenes alumnos del centro cambia de manera radical, como si una ola los golpeara con fuerza a la altura de las rodillas, los revolcara por la orilla y el mundo, al incorporarse, fuera otro. Enjaulados durante años en el credo de otros —tradición, honor, disciplina, excelencia—, su nuevo profesor los ayuda a romper esas cadenas a través de una enseñanza poco convencional. Keating los inspira a pensar por sí mismos, a buscar sus propios caminos en la vida, a desafiar las normas estrictas y conservadoras de la escuela… Los invita, en definitiva, a abrazar el carpe diem.
A María de la Salud Gil Romero (Las Palmas de Gran Canaria; 1960), como a los alumnos de Keating en Walton en la película El Club de los Poetas Muertos, le pasó algo similar el día que entró a trabajar como secretaria de dirección en la Asociación de Empresarios Constructores y Promotores de la provincia de Las Palmas (AECP). Animada por su madre para poder sufragarse parte de sus estudios —en una familia en la que el padre ya indicaba otros caminos para la única mujer entre sus cuatro hijos—, lo que sintió fue un amor a primera vista al entrar a formar parte del sector de la patronal.
Transición española
El calendario, entonces, marcaba 1980. Tenía 20 años y España andaba metida de lleno en la Transición entre la dictadura franquista y un nuevo periodo democrático. En ese escenario, fue testigo directo—en primera línea, además— de cómo se levantaron varios de los pilares que aún sostienen nuestro país: las negociaciones de los primeros convenios colectivos entre empresarios y sindicatos. La energía de aquel momento, con dos facciones emplazadas para medir su fuerza, con desencuentros, discusiones, reuniones que se alargaban hasta la madrugada y acuerdos con sentido de Estado, la enamoraron del movimiento empresarial.
44 años después, Gil es la presidenta de la propia Asociación de Empresarios Constructores y Promotores de la provincia de Las Palmas, cargo al que accedió en 1997 para convertirse en la primera mujer dentro de España elegida para esa tarea. Su elección, además, se fraguó por unanimidad. Hoy nadie discute su liderazgo y a los despistados que a veces duda, dentro del sector, se les recuerda la sensación de desamparo que dejó su paso por la política —fue consejera de Asuntos Sociales en el Cabildo, con José Manuel Soria (PP) como presidente, entre 2003 y 2007— y el amago de regreso que protagonizó en 2019 —durante unos meses fue la candidata del Partido Popular a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria, aspiración que abandonó con bastante discreción poco antes de iniciar la campaña electoral—.
Crisis de la vivienda
Gil es una figura clave en la defensa del sector de la construcción en Canarias. A lo largo de su carrera, ha destacado por su lucha constante para resolver la crisis de vivienda que afecta a las Islas, y es una firme defensora de la necesidad de una reforma estructural en el ámbito de la vivienda pública y privada. En sus intervenciones, ha subrayado la urgencia de construir más casas asequibles, al señalar que el Archipiélago está preparada para edificar hasta 8.000 viviendas públicas en los próximos cuatro años, pero que esto no se ha hecho por la falta de una gestión eficiente y por la excesiva burocracia que afecta tanto a los promotores como a los constructores.
Gil ha sido particularmente incisiva respecto a la falta de licitaciones públicas transparentes y la tendencia de las administraciones a otorgar adjudicaciones “a dedo”, lo que según ella ha provocado que los empresarios del sector pierdan miles de millones de euros. Esta falta de competitividad y transparencia en los procesos de contratación ha frenado el desarrollo de nuevas infraestructuras y viviendas, lo que ha intensificado los problemas de accesibilidad a la vivienda en Canarias.
Fondos europeos
En cuanto a la emergencia habitacional que afecta a la población, Salud Gil considera que la raíz del problema radica en la mala gestión de las administraciones públicas, tanto locales como regionales, quienes no han sabido poner en marcha políticas efectivas que faciliten el acceso a viviendas asequibles. Gil señala que, en 2007, se construyeron 30.000 viviendas en Canarias, mientras que en 2023 solo se edificaron unas 2.000, lo que refleja una reducción drástica en la producción, tanto de vivienda protegida como libre.
La presidenta de la AECP ha abogado por la creación de una mayor colaboración entre el sector público y privado para abordar la crisis, sugiriendo que se debe permitir al sector privado participar más activamente en la construcción de viviendas y en la rehabilitación de edificios con fondos europeos. Gil se ha mostrado muy crítica con la gestión de los fondos europeos destinados a la mejora de la eficiencia energética y la rehabilitación de viviendas, denunciando que apenas se ha ejecutado el 10% de estos fondos debido a la ineficiencia burocrática.
Mano de obra cualificada
Además de los problemas relacionados con la vivienda, María Salud Gil ha sido muy clara en su postura respecto al futuro de la construcción en Canarias. Considera que, hasta que el sector turístico recupere su total actividad, la construcción es la única alternativa viable para generar empleo y reactivar la economía canaria. Sin embargo, insiste en que es necesario romper con los mitos que vinculan negativamente la construcción con el uso del suelo, y promover una construcción sostenible que ayude a resolver los problemas estructurales de las islas sin comprometer el entorno.
Finalmente, Gil ha alertado de la falta de mano de obra cualificada en el sector, una situación que, según ella, tiene su origen en el abandono de la formación profesional para la construcción durante años. Aunque la Fundación Laboral de la Construcción ofrece formación para miles de personas, la dirigente insiste en la necesidad de atraer a más trabajadores al sector y mejorar las condiciones laborales para hacer la construcción más atractiva. No obstante, se ha mostrado escéptica respecto a algunas políticas, como la formación de inmigrantes para cubrir la demanda de mano de obra, ya que considera que en Canarias ya existe suficiente mano de obra local que necesita ser adecuadamente formada y empleada.
Libertad
Con un enfoque claro en la creación de viviendas asequibles, la defensa de la transparencia en las licitaciones y la promoción de la construcción como motor económico, Gil impulsa cambios que buscan no solo resolver la crisis actual, sino también garantizar un crecimiento sostenible y justo para el sector y para la sociedad canaria en su conjunto. Lo hace, además, con la firmeza y la sencillez de la mujer que, con 20 años se enganchó al movimiento empresarial, ha trazado su camino empeñada en tomar decisiones con la habilidad de quien, sin marcarse objetivos a largo plazo, administra su vida según suceden las cosas.
Eso, después de todo, es el carpe diem que descubrió John Keating a los alumnos de la Academia Walton en El Club de los Poetas Muertos. Es la libertad, la capacidad de pensar y actuar por sí misma, de una mujer para poder elegir cómo desarrollar su vida: ya sea como como madre de una hija o abuelo de un nieto que convierte la familia en su refugio o como presidenta de una patronal tradicionalmente masculinizada.