¿Recomendarían a un amigo que sea camarero de piso?, pregunta una Kelly a los diputados

La representante de la Asociación Las Kellys de Canarias, Miriam Barros, ha comparecido este viernes en el Parlamento regional

AtlanticoHoy / EFE

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Camarera de piso hace la cama de una habitación de hotel / EUROPA PRESS
Camarera de piso hace la cama de una habitación de hotel / EUROPA PRESS

La representante de la Asociación Las Kellys de Canarias, Miriam Barros, ha preguntado este viernes a los diputados del Parlamento regional si recomendarían a un amigo o a un familiar que trabaje de camarero de piso para limpiar una media de 25 habitaciones al día, hacer más de 50 camas diariamente y empujar un carro que triplica su peso por 1.360 euros al mes.

¿A ustedes les parece atractivo el sector con estas condiciones? ¿Alguno de ustedes les diría un familiar o un amigo que se dedique a trabajar de camarera de piso?, ha inquirido la portavoz, quien ha comparecido en comisión parlamentaria para hablar de la situación de su sector, y ha zanjado: "No hace falta que me respondan. Probablemente la respuesta sea que no. Y no les culpo. A mí tampoco se me ocurriría aconsejarle a nadie que trabajase como camarera de piso".

Sobreesfuerzo

La falta de trabajadores que se quieren dedicar a limpiar habitaciones de hoteles "no se suple dejando de vender habitaciones, porque la avaricia de muchos empresarios es insaciable", por lo que se suple con "el sufrimiento" de estas trabajadoras, que son 15.000 en Canarias, y cuyo sobreesfuerzo deriva en bajas laborales, ha agregado.

"Ser camarera de piso en Canarias es sinónimo de precariedad laboral con rostro femenino", ha manifestado Barros, quien ha detallado que el 98% de las personas que se dedican a la limpieza de habitaciones son mujeres.  En este contexto, ha responsabilizado a los políticos de lo que ocurre, pues como gobernantes tienen la obligación de velar por la salud laboral de todos los trabajadores y por sus condiciones laborales.

"Ritmo frenético"

"Muchas compañeras ya no aguantan el ritmo de trabajo frenético y caen desplomadas ante nuestros ojos", ha relatado la camarera de piso, quien ha comentado que en ocasiones pasan hasta nueve días sin librar porque cuando una trabajadora enferma su trabajo se lo reparten entre los demás.

Hay hoteles donde limpian más de 25 habitaciones diarias, librando solo un día a la semana, ha denunciado, al tiempo que ha señalado que a algunos hoteleros o cadenas hoteleras se les olvida que en el convenio de hostelería de Las Palmas se especifica que por cada día libre que trabaje el empleado el empresario ha de devolver un día y medio y "no lo hace".

Sin registro

Ha reflexionado sobre cuánto dinero se está dejando de pagar a los trabajadores en conceptos de días libres en este sector, donde no existe registro de horas extraordinarias que en la práctica son "gratis" para los empresarios.  Ante la imposibilidad de realizar el trabajo en el tiempo establecido, muchas camareras entran antes a su puesto de trabajo sin fichar para poder acabar en hora, ha lamentado.

Además, ha señalado que "aunque parezca increíble" hasta el año 2018 las camareras de piso solo tenían reconocidas como enfermedades profesionales aquellas que derivaban de la inhalación de productos químicos. Fue en 2018, tras la visita de las Kellys a la Moncloa, cuando se incluyó a las camareras de piso en un cuadro de enfermedades profesionales que ya tenían los camareros de restaurante y los cocineros.

Sin registro de accidentes

Actualmente muchas mutuas, "por no decir todas", siguen sin reconocer dolencias como bursitis, epicondinitis o túnel carpiano, teniendo que acudir a los tribunales para que se les reconozca así la enfermedad profesional, ha informado. Otro dato curioso, ha continuado, es que en la Fiscalía Estatal de Siniestrabilidad Laboral no hay casi registros de accidentes laborales graves de camareras de piso, siendo este "uno de los trabajos más nocivos para la salud" dentro del sector.

Sobre los estudios ergonómicos, que las empresas están obligadas por ley a cumplir, ha avisado de que en Canarias no hay técnicos de prevención suficientes para realizarlos y prueba de ello es que la propia Consejería de Turismo ha tenido que contactar técnicos de prevención para que realicen 228 estudios ergonómicos en los hoteles de Canarias.

Salud laboral

"Lo que este estudio va a decir es que la actividad de camarera de piso precisa y reclama a gritos no solo medidas legislativas sino también la concienciación empresarial en materia de salud laboral", ha aseverado la representante de la Asociación Las Kellys de Canarias, quien ha admitido que a sus compañeras no solo les duelen los brazos, también tienen problemas musculosquedoléticos y psicosociales.

Sufren ansiedad y estrés, lo que hace "prácticamente imposible" que una camarera de piso llegue en activo a los 67 años, que es la edad de jubilación actual.

Edad de jubilación

Los últimos 10 años laborales los pasan de baja médica y en algún caso con incapacidades permanentes, ha revelado Barros, quien ha pedido a los diputados que se pongan de acuerdo y soliciten de forma conjunta a al Ministerio de la Seguridad Social la reducción de la edad de jubilación para las camareras de piso a los 58 años con 20 años de servicio.

 "Después de habernos dejado la vida y la salud en el motor económico de nuestra tierra nos merecemos al menos una jubilación digna", ha zanjado.

Falta de vivienda

También ha hablado de la falta de vivienda y el aumento de los precios de la alquiler que las asfixian, pues, con su salario, no se pueden permitir pagar un alquiler de 1.000 o 1.100 euros.

Además, ha preguntado sobre la propuesta de que los empresarios den una vivienda a los trabajadores, si será ofreciendo una casa a un precio asequible para que puedan vivir con su familia o descontándoles 300 euros mensuales del salario por compartir habitación con cuatro personas o para vivir en barracones con 12 personas, como sucedía en los años 90.

De esta forma, ha opinado, sólo conseguiría precarizar más el sector porque ya no sólo dependería del empresario su trabajo sino también la vivienda, lo que derivaría en trabajadores "mucho más vulnerables al servicio del patrón"

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