El Centro Tecnológico de Ciencias Marinas de Canarias (CETECIMA) regresa a Mauritania de la mano del Gobierno de Canarias para poner en marcha un nuevo proyecto de cooperación al desarrollo. En esta ocasión el objetivo de las acciones previstas se dirige a la población Imraguen, un grupo étnico de pescadores que vive en el interior del Parque Nacional Banco de Arguin, Patrimonio Mundial de la Humanidad. El proyecto se denomina “Fortalecimiento de las competencias de la población Imraguen (Mauritania) en la gestión sostenible y valorización de los residuos plásticos marinos, para generar oportunidades socioeconómicas y promover la protección del medio marino” y se lleva a cabo en colaboración con el Alianza Regional para la Conservación de la Zona Costera y Marina (PRCM). Esta iniciativa ha recibido recientemente la aprobación de su financiación a través de la convocatoria 2024 de proyectos de Cooperación al Desarrollo Internacional del Gobierno de Canarias.
Según la coordinadora del Área Internacional de CETECIMA, Patricia Solinis, “este innovador proyecto busca empoderar a la comunidad Imraguen a través de la implementación de prácticas sostenibles que les ayude a gestionar y transformar los residuos plásticos marinos”. Solinis asegura que de este modo se potencian tanto la protección ambiental como la creación de nuevas oportunidades de economía circular. “A través de las diferentes acciones del proyecto, se pretende concienciar y capacitar a los habitantes locales en técnicas de reciclaje y valorización de residuos, fomentando el emprendimiento y el desarrollo comunitario”, afirma Patricia Solinis.
Actores locales
El proyecto adopta un enfoque participativo que involucra a actores locales como autoridades, empresas, asociaciones y comunidad Imraguen, en un esfuerzo por abordar el problema de la contaminación plástica y desarrollar soluciones sostenibles que generen valor a largo plazo.
La comunidad Imraguen es un pueblo de pescadores, únicos mauritanos dedicados a la pesca artesanal. Originarios de tribus nómadas de pastores de camellos y comerciantes del desierto, encontraron una manera sostenible de explotar la enorme riqueza en recursos pesqueros de la zona navegando en barcos de vela latina. En su labor diaria, utilizan palabras españolas propias de la navegación heredadas de los canarios que durante décadas faenaron en las costas mauritanas. En la actualidad, operan en el Banco de Arguin, zona donde la navegación a motor está prohibida desde la creación del parque nacional en 1976. Se trata de un área protegida con el objetivo principal de preservar un valioso ecosistema, una extensa zona de cría de millones de aves.