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Economía

El mercado inmobiliario más asequible en Canarias es “solo para inversores”

Dentro de la falta general de viviendas en Canarias, el mercado inmobiliario tiene un hueco para unos inmuebles de difícil venta y que están en ruinas, ocupados o nos son hipotecables

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Varias viviendas en un barrio de Canarias. / CANVA

Entras en una plataforma de compraventa de vivienda, accedes a las ofertas más asequibles para el bolsillo y la gran mayoría de ofertas buscan especialmente inversores. “Oportunidad solo para inversores”, “ideal para invertir” o “oportunidad de inversión”, son algunas de las frases más comunes que se leen en los anuncios de compra de vivienda más baratos. Dentro de la falta general de viviendas en Canarias, el mercado inmobiliario tiene un hueco para unos inmuebles de difícil venta y que están en ruinas, ocupados o nos son hipotecables. 

La diferencia entre estos inmuebles y aquellos que están listos para entrar a vivir se acerca a los 100.000 euros. Pese a que son inmuebles más baratos, la realidad es que no suelen despertar interés en los compradores residentes. Se trata de propiedades no hipotecables, que están ocupadas de forma ilegal o que necesitan una reforma integral. Esto implica que requieren una inversión que los bolsillos canarios, que están entre los más pobres de España, no se pueden permitir. 

En busca de inversores

Si se busca en la plataforma Idealista las ofertas más baratas para la compra de vivienda en las dos capitales de provincia, los mensajes que interpelan directamente a los inversores son recurrentes. Según explica Romen Matías, asesor inmobiliario en ERA Inmobiliaria, no se dirigen a un tipo de comprador normal, que suele ser un comprador que cuenta con el dinero para el inmueble pero no para la reforma, por ello las inmobiliarias suelen apelar directamente a los inversores. 

Matías pone de ejemplo que normalmente estas ofertas no son para personas que buscan una casa, sino que va referido a personas que puedan gastar entre 30.000 y 40.000 euros en una reforma y lo que suelen hacer estos inversores es dedicarlo a alquiler vacacional, “porque la rentabilidad es muy alta”, o para venderla y ganar dinero gracias a la plusvalía. 

Hacia el beneficio

Por ello, estos inmuebles suelen estar por larga temporada en la lista de hogares a la venta. “Esto es un propio mercado en el que franquicias e inmobiliarias también han visto su rentabilidad, de comprar viviendas baratas que están en estado ruinoso y con una reforma integral venden sacando un beneficio”, explica el asesor inmobiliario. De hecho, muchas de las viviendas que actualmente se ofertan para inversores son de inmobiliarias de la península, lo que hace ver que provienen de activos bancarios. 

Estas viviendas no son en realidad las que más se mueven en el mercado, sino que son un producto con paciencia. En general, tal y como explica Juan Amigó, propietario de Oasis Inmobiliaria, el mercado inmobiliario no está tan activo hoy como lo estaba hace unos años. “La construcción ha bajado mucho, ya no se construye prácticamente vivienda”, explica el propietario. 

Un mercado restrictivo

A esta situación contribuye que “la normativa se ha ido haciendo más restrictiva. Hay mucho pequeño promotor que ha salido ya fuera del mercado y realmente quedan grandes empresas y algunas medianas. Las pequeñas empresas muchas de ellas han desaparecido”, analiza el propietario, que además señala los largos trámites en las administraciones públicas como un repelente a nuevas construcciones. 

Tal y como apunta, las consecuencias de toda esta situación es que los pisos cada vez son más caros, “la inflación que hemos tenido, la subida del precio mínimo, ha provocado que cuando antes vendíamos pisos 2.500 euros el metro cuadrado, ahora lo vendemos a 4.000 euros”. “Es un problema político realmente”. 

Todo esto provoca que los jóvenes tengan escaso peso en el movimiento inmobiliario, según explican ambos profesionales. Para Matías quien tiene la solución son los bancos con los jóvenes. Con los alquileres señala que es complicado que los jóvenes puedan tener el dinero ahorrado para pagar la entrada de un piso. “Esto provoca que el perfil del comprador hoy en día no es el de un joven, sino de personas de 35 años para arriba”, explica.