El sector de la construcción vivió sus años de oro antes de la crisis de 2008 y toda persona veía en él una oportunidad de trabajo. Las construcciones eran un no parar y los sueldos contentaban a todo el mundo. Pero la burbuja explotó, esa temporada dorada terminó y nada ha vuelto a ser lo mismo, hasta el punto de que ya nadie se anima a trabajar en el sector, lo que le ha llevado a verse amenazado por la falta de relevo generacional.
Los datos hablan por sí solos. A nivel nacional, solo el 9,6% de la plantilla del sector es menor de 30 años, según el Observatorio de la Fundación Laboral de la Construcción. En cuanto a Canarias, el personal del 56% de las empresas de la construcción tiene entre 45 y 55 años, lo que refleja un envejecimiento en la actividad, señala Salud Gil, presidenta ejecutiva de la patronal de constructores y promotores de Las Palmas.
Una plantilla envejecida
Gil expone que el sector vive una paradoja: “Hay 15.000 parados en la construcción y, sin embargo, solicitamos mano de obra y no se consigue”. Según la presidenta de la AECP, esta falta de personal no se debe a los salarios, pues asegura que los convenios de construcción en Canarias superan en un 40% a los de otros sectores y ofrecen condiciones favorables para la conciliación laboral y familiar.
Pero el problema de envejecimiento es evidente. “El 56% de las empresas tienen plantillas de entre 45 y 55 años, y el 44% entre 30 y 45 años; ninguna tiene una media de edad menor a los 35 años”, apunta Gil, que añade que la tasa de reposición es del 6%, es decir, de cada 100 personas que se jubilan, solo entran 6 nuevas.
Un sector desprestigiado
Agustín González, de la Comisión Ejecutiva de la Federación de Hábitat de CCOO, coincide en que los salarios no son la causa principal de esta apatía de la juventud a interesarse por el sector de la construcción. Aunque como en cualquier trabajo, el sueldo podría ser mejor, asegura que los convenios se cumplen.
Para él, la mayor causa se encuentra en el desprestigio que se ha dado desde la sociedad a los oficios del sector. “Cuando estamos en el colegio, hablamos de abogados o médicos, no de albañiles. No se le da importancia a la construcción”, indica, comentando, además, que debido a la crisis del 2008 y la situación actual, se piensa mucho que “en la construcción hoy hay trabajo y mañana no”.
Atraer a jóvenes y mujeres
González señala que es vital “crear un plan de empleo para un futuro a largo plazo” en el que participen todas las partes implicadas y se dé valor al sector, así como hacerlo atractivo para los más jóvenes. En eso se encuentra trabajando el propio sector, según cuenta Gil.
Para combatir esta situación, la patronal ha comenzado un proceso de transformación digital con el fin de atraer a los jóvenes y mejorar la eficiencia en el sector. “La digitalización es clave para captar talento joven. El sector debe modernizarse y atraer perfiles digitales, una tendencia fuerte entre los jóvenes”, explica Gil.
Asimismo, junto a la modernización y rejuvenecimiento, buscan incrementar la participación de mujeres en la construcción, añade, indicando que la presencia femenina ha crecido en los últimos años, pasando del 8% al 11%, y en los programas de formación de la Fundación Laboral de la Construcción, ya representan el 50% del alumnado.
La población migrante
La población migrante es otro de los focos del sector para paliar la falta de mano de obra. Gil defiende que es relevante la formación de personas migrantes en la construcción y desde la patronal tienen la vocación de formar a quienes deseen trabajar. No obstante, también señala la problemática de la regularización de esta población: “Los inmigrantes que no están regulados no pueden ser formados y eso es un defecto que hay que corregir”.
La presidenta de la patronal de la construcción recalca que “necesitamos un camino intermedio para los migrantes que llevan dos años en las islas o aquellos que quieren quedarse y no han regulado su situación; sin acceso a formación, nunca podrán tener un futuro laboral”. La patronal busca así una solución para que aquellos en situación irregular puedan adquirir las habilidades necesarias y contribuir al mercado laboral.
Estas iniciativas, incluyendo a jóvenes, mujeres y migrantes, no solo ayudarán a revitalizar la construcción en Canarias, sino que también tendrán un impacto positivo en toda la sociedad, concluye Gil.