Lothar Buss (Alemania, 1940) es la voz de la experiencia. Es probable que al lector no le suene su nombre, pero no hay ninguna duda de que sí conoce la empresa de la que fue vicepresidente ejecutivo. Ni más ni menos que Thomas Cook, la gran turoperadora que se vino abajo en 2019 y supuso una importante crisis en el sector turístico de Canarias eclipsada meses más tarde por la pandemia. Él supo ver el gran potencial de Maspalomas como destino cuando el grueso del negocio estaba en Las Palmas de Gran Canaria allá por los setenta.
Todo el mundo da por hecho que la localidad ubicada al sur de la Isla está llena de hoteles, apartamentos, algunos centros comerciales –aunque de ellos hablaremos más adelante– y turistas deseosos de darse un baño con vistas a las dunas o a molinos de viento quienes tengan vista de águila y miren hacia el este. Sin embargo, no siempre fue así. Hubo una época en la que el mayor movimiento lo tenía la capital y San Bartolomé de Tirajana pasaba desapercibido.
Su llegada
Buss atiende a Atlántico Hoy durante el XI Foro Internacional de Turismo de Maspalomas para hablar de su trayectoria y reflexionar sobre el futuro. En el tono y la mirada se puede ver la ilusión que le despierta hablar del turismo, el sector que lo ha acompañado toda la vida. “La primera vez que vine a la Isla fue en 1968”, cuenta. Por aquel entonces era el delegado en la compañía Neckermann Reisen, una empresa alemana “muy importante”.
“Nuestra oficina”, relata, “estaba en Las Palmas de Gran Canaria al lado del Hotel Imperial Playa”. En la ciudad tenían 3.000 camas contratadas y en el sur solo 200 repartidas entre los hoteles Costa Canaria, Folías y Oasis. Una curiosidad es que la mayoría de los clientes eran escandinavos. Él se marchó del Archipiélago por trabajo y visitó países como Egipto o la India. Cuando volvió en 1973, la oferta de Maspalomas había crecido exponencialmente.
Las playas inmensas
Regresó como jefe de guías y la central seguía estando en la ciudad capitalina. “Yo sabía que el futuro estaba allí por las playas inmensas”, subraya. “Cuando llegamos al sur nuestra oficina estaba en el Hotel Las Arenas y solo existía el centro comercial Kasbah. Desde entonces empezó a nacer lo que hay hoy. La diferencia es inmensa, yo he visto toda la evolución”, rememora Buss.
“Yo desde Frankfurt vi que Canarias siempre era un destino muy importante y nosotros hemos ayudado financieramente a las compañías hoteleras, les hemos dado créditos para que pudieran construir. Yo sabía que esto sería así por las buenas playas, además los canarios son muy simpáticos y colaboradores”, continúa.
"Todo está mejor"
Resalta que conoce la Canarias turística desde el principio y, en su opinión, “todo está mejor que hace 50 años”. El alemán expone que cuando visita pueblos como Tejeda o Santa Brígida son muy bonitos y están limpios. “Los canarios han hecho un buen trabajo, pueden estar orgullosos”, sentencia.
Si un tema lleva tiempo sobre la mesa es la renovación de los centros comerciales como Metro o Kasbah. Considera que será una tarea difícil, aunque hay que llevarla a cabo de alguna manera. “El Jumbo está bien porque hay muchas actuaciones y es diferente”, indica.
Energías limpias
Buss cree que se debe tener en cuenta la sostenibilidad. “Las Islas, como tienen mucho sol, deben apostar por la energía fotovoltaica”, declara. “Por ejemplo, yo vivo en un bungalow y soy el presidente de la comunidad. Ahora hemos puesto placas solares para calentar el agua de la piscina. Canarias tiene las posibilidades y las tiene que usar”, añade.
“Gran Canaria tiene futuro porque hay muchos turistas del centro de Europa que son nómadas digitales. Esto crece, hay muchas personas que quieren trabajar aquí uno o dos meses. Son personas que pasan tiempo en el Archipiélago y después vuelven a su destino. Este mercado es bueno para el futuro”, culmina.