La temporada de cruceros en Las Palmas de Gran Canaria arranca este sábado con una previsión de 260 escalas hasta mayo del próximo año 2023. La ciudad capitalina, con 1.486.281 pasajeros de cruceros llegados en el año 2019, está por detrás de lugares como Baleares y Barcelona -con 2.663.692 y 3.137.918, respectivamente ese mismo año-. En el caso del archipiélago situado en el Mediterráneo, ya tiene una ciudad en la que han limitado la llegada diaria de cruceros y la ciudad condal se lo está planteando.
Palma de Mallorca ya lo ha decidido y el límite diario de cruceros que podrán atracar en su puerto será de tres de estos buques turísticos. Aunque en la práctica, en la ciudad balear no se excede esa cantidad, se ha tomado la medida con carácter preventivo ante las previsiones de que con el tiempo irá en aumento. El debate está servido también en Barcelona y la pregunta es: ¿qué ocurre con el Puerto de Las Palmas?
Poco interés económico
La Autoridad Portuaria de Las Palmas (APLP) asegura a Atlántico Hoy que está en consonancia con las declaraciones ofrecidas el pasado 18 de septiembre por el presidente de Puertos del Estado, Álvaro Rodríguez, al ser preguntado por la decisión de la ciudad mallorquina. "Si hay un acuerdo entre la administración pública y el sector privado, nosotros no vamos a poner ningún problema", afirmó Rodríguez.
La APLP incide en que el sector de los cruceros “no es un tráfico interesante para las arcas portuarias”, sino que “está muy bonificado con la idea de que el beneficio económico se lo deja al destino turístico”. Al respecto, comenta que “si la ciudad o la isla lo quisiera, el puerto de turno sería proclive a acatar esa posición”. Desde el Puerto de Las Palmas añaden que quienes deben liderar el debate son las instituciones.
Entonces, ¿por qué invierten?
La Autoridad Portuaria justifica la inversión que ha hecho en la nueva terminal de cruceros de Santa Catalina, a pesar de reconocer que no es un tráfico interesante para sus arcas, diciendo que invierte en infraestructuras para todos los tráficos y que el de cruceros es uno. “Está en un muelle específico con su control propio, porque así entran directos a la ciudad y la Policía Nacional puede realizar el control de pasajeros como hace con los marineros”, afirma.
De esta manera, la pelota se encuentra sobre el tejado del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y el Cabildo para determinar si la capital sufre un problema de masificación turística cuya solución pase por abrir las puertas a menos cruceros cada día. En las ciudades en las que eso ocurre, la percepción de los residentes hacia la actividad turística se resiente y existe malestar popular. La crisis climática juega un papel clave también a la hora de tomar la decisión por el impacto medioambiental que pueden suponer estos grandes buques.
La postura del Ayuntamiento
Pedro Quevedo, concejal de Turismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, se muestra tajante: “No tenemos, en nuestra ciudad, un problema sobre la llegada de cruceros”. Para poner sobre la mesa esta discusión, es clave preguntarse cuántos buques turísticos llegan cada día al puerto, un asunto sobre el que Quevedo no duda en advertir que la media de atraques diarios "es de dos, en algunas ocasiones de tres y muy excepcionalmente de cuatro cuando uno de ellos viene vacío”.
Sobre la decisión de fijar un límite de cruceros cada jornada en otras comunidades autónomas, el concejal se muestra comprensivo porque “la relación con el turismo de ciudades como Palma de Mallorca y Barcelona ha ido a peor con un importante rechazo ciudadano”, algo que no es positivo dado que “el turismo no puede invadir la actividad cotidiana y la calidad de vida de la gente en las urbes”.
El debate es otro
Una de las ideas más importantes para Quevedo es que, para evitar la aversión local hacia el turismo, hay que procurar que no se produzcan avalanchas de visitantes. “Algo que yo he tratado de explicar en varias ocasiones es que el crucerismo impacta poco sobre nuestra ciudad y no padecemos ese aluvión de visitas causado por los cruceros”, afirma el concejal.
Quevedo insiste en que el planteamiento de la limitación no existe en la metrópolis capitalina porque el impacto es tan pequeño “que el verdadero debate aquí es lo llamativo que resulta el poco impacto de la actividad de los cruceros sobre la ciudadanía”, y agrega que el Ayuntamiento tiene estudiado que “los habitantes de la capital no perciben el turismo de cruceros como algo negativo”.
Qué opina la patronal
La Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA, por sus siglas en inglés) es la patronal del sector y una de las partes que participó en el acuerdo para limitar la llegada de cruceros a Palma. Una portavoz es clara sobre la posible limitación de llegada diaria de cruceros a Las Palmas: “La industria de cruceros siempre está dispuesta a colaborar con los destinos para abordar de manera conjunta sus necesidades específicas y promover el desarrollo de un turismo que genere riqueza hoy y de cara a las generaciones venideras”.
Añade que, en Europa, el sector de los cruceros lleva años trabajando estrechamente con destinos como Dubrovnik, las islas griegas de Corfu y Heraklion y Palma “para promocionar el turismo responsable”.
Turismo sostenible
Limitar la llegada de cruceros es una decisión que se toma no solo por el impacto social del turismo de masas, sino por las consecuencias ambientales que puede tener en un mundo cada vez más comprometido con la sostenibilidad. CLIA defiende la apuesta de su sector por un turismo sostenible. "Los barcos de crucero representan menos del 1% de la flota mundial, pero nuestra industria lidera la transformación verde en el sector marítimo”, asegura.
La patronal cuenta que las navieras que forman parte de la asociación “se han comprometido a perseguir cero emisiones netas en carbono para 2050”, y agrega: “De cara a 2035 y a nivel global, todos los barcos que atraquen en puertos que cuenten con muelles electrificados deberán estar equipados para utilizar la conexión eléctrica a tierra eliminando las emisiones aéreas durante el tiempo que estén atracados”.
Cruceros durante la pandemia
Pedro Quevedo valora el reconocimiento que ha tenido la capital de Gran Canaria en el mundo del crucerismo por la ayuda prestada del Ayuntamiento y el Puerto de Las Palmas a los barcos que se quedaron atrapados en nuestras aguas. “Se colaboró muchísimo con la grave situación que se produjo en las grandes compañías de cruceros cuando se quedaron literalmente tirados esos barcos enormes”, afirma el concejal.
Al respecto, la patronal de los cruceros destaca que Canarias es la primera comunidad autónoma donde se reactivó la actividad “tras la suspensión total de las operaciones a causa de la emergencia sanitaria”.