José Juan Ramos dejó la presidencia de la Federación Canaria de Empresas Portuarias (Fedeport) en octubre, pero sigue vinculado al Puerto de Las Palmas a través del silo de coches de Domingo Alonso, una autoterminal pionera en Canarias que diversifica la actividad de La Luz y abre otra manera de gestionar la importación de vehículos a las islas.
Su labor en la federación que lidera la representación de las empresas portuarias le ha valido un premio de la Fundación Puertos de Las Palmas, cuya XXVIII edición se celebró este jueves en la terminal de embarque de Fred Olsen, ubicada en el Muelle Grande, junto a otros siete galardonados por sus vidas portuarias, proyectos o iniciativas culturales.
El negocio del grano
El homenaje a Ramos, que estuvo 12 años como presidente de Fedeport, trasciende esa etapa y se remonta a la década de los 80. Su familia fundó en esa época Graneros de Las Palmas y se levantó el actual silo para almacenar cereales que está ubicado en el Puerto de La Luz.
Es, además, consejero de Silos Canarios, otra de las compañías que se dedican a la importación de cereales y a la distribución de piensos para animales, entre otras actividades en las que el puerto siempre ha sido la base logística de las operaciones.
Cambulloneros
Su abuelo fue cambullonero, por lo que Ramos bebió desde chico esa dedicación al comercio a través de los vericuetos del puerto. "La evolución de La Luz ha sido brutal, estamos en el mejor momento de toda su historia", sostiene.
Ese buen momento está relacionado con la coyuntura internacional, pues la crisis en el Mar Rojo obliga a las navieras a evitar el Canal de Suez y desviar sus buques hacia Sudáfrica, beneficiándose el puerto de Las Palmas de las escalas de esos buques.
Preparados
Pero no solo es circunstancial ese aumento de la actividad. Detrás hay una "sólida" industria dedicada a la reparación naval, una terminal internacional de contenedores con nueva maquinaria y un gigante de los cruceros como Global Ports, que tiene adjudicada la gestión del servicio y construye nuevas terminales en Lanzarote, Fuertenventura y Gran Canaria.
A eso hay que sumarle negocios nuevos como los coches o el aceite de pescado, que es importado por la empresa Stormalda desde África para luego venderlo al norte de Europa, entre otros destinos finales.
Desafío
El reto está en las energías renovables, sobre todo la eólica marina, un sector que el Puerto de Las Palmas espera liderar como principal base logística para descargar y manipular las grandes piezas que conforman los aerogeneradores. "La amenaza es que se adelanten países con más espacio y el mismo viento que aquí", lanza Ramos, sabedor de que Marruecos y Mauritania tienen proyectos en marcha para explotar ese recurso natural.
Por eso, como hizo durante toda su etapa al frente de Fedeport, insiste en que no es momento de competir con Tenerife o entre empresas de un mismo puerto, sino de "complementarse" para poner en macha la actividad, pues está convencido de que "habrá negocios para todos si los proyectos salen adelante".
Ramos, además de tratar de implicar a las autoridades portuarias de las dos provincias en objetivos comunes, se esforzó desde Fedeport en hacer campaña a favor de las renovables, con visitas a los principales parque eólicos marinos de Europa para coger recorte y poner esas experiencias en conocimiento de las empresas canarias.