Hace tres semanas que Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo (BCE), entregó a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el extenso informe -en torno a 400 páginas- que analiza el estado de la economía de la Unión Europea (UE) para salir de la preocupante pérdida de competitividad con respecto a Estados Unidos y China en la que lleva décadas sumiéndose.
El informe fue encargado precisamente por la Comisión Europea y tiene visos de ser, al menos hasta cierto punto, vinculante. Esto quiere decir que es compromiso de Von der Leyen encaminar la economía europea hacia las recomendaciones de Draghi. Algunos, como el presidente del Consejo Económico y Social y consejero nato del Consejo de Estado, Antón Costas, no han dudado en catalogarlo como la nueva "Biblia europea".
Otros organismos de referencia, como el Real Instituto Elcano, han sido algo más comedidos, si bien apuntando la importancia de tener el informe de Draghi en consideración:
"El Informe Draghi es un excelente ejercicio de reflexión sobre los desafíos de la UE, con un sentido de urgencia muy marcado y con una vocación profundamente europeísta. El problema es que se produce en un momento político europeo particularmente sensible, con muy pocas ganas de cambiar tratados y de promover una mayor integración. El Informe se alinea bien con las prioridades de la nueva Comisión, en el sentido de que destaca la existencia de disyuntivas entre la competitividad y determinadas políticas europeas en proceso de revisión. En ese sentido, podría leerse como una posible hoja de ruta para los próximos cinco años. De hecho, aborda temas como la defensa, que los economistas tradicionalmente no se han atrevido a tocar. El principal riesgo consiste en dejar que aspectos evidentes (como la necesidad de invertir para innovar y crecer, y por tanto financiar esas necesidades) hagan olvidar que el Informe, fruto de un importante trabajo de reflexión y un profundo conocimiento técnico y del funcionamiento de las instituciones europeas, también detalla cómo invertir bien y regular mejor para que la inversión se traduzca en crecimiento y en competitividad. No debería ser otro de los informes de la UE que termina en un cajón".
Pero también tiene sus detractores. Draghi estima que, para relanzar la economía de la Unión Europea y dejar de decrecer con respercto a Estados Unidos y China, hace falta movilizar una inversión de 800.000 millones de euros anuales, lo que implica aumentar la inversión pública y privada del 22% actual al 27% del PIB. El ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, ya ha avisado a la UE de que no cuente con Alemania si esta inversión tiene que venir de eurobonos.
Análisis con acento canario
Así las cosas, este martes la Asociación para el Progreso de la Dirección ha organizado en Santa Cruz de Tenerife un encuentro para escuchar el análisis que hace sobre cómo afecta a Canarias este informe José Carlos Francisco, presidente de la consultora Corporación 5, presidente del Consejo Económico y Social de Canarias (CES), expresidente de CEOE Tenerife y exconsejero de Consumo del Gobierno de Canarias -entre otros cargos- .
Más allá de las críticas ya expuestas sobre de donde va a sacar la UE 800.000 millones de euros anuales, qué capacidad real de absorción de la inversión tienen los países y la necesidad tácita de centralizar más la política europea para poder hacer frente a una reindustrialización de este calibre, Francisco ha analizado otras consideraciones, principalmente respecto a la balanza entre la competitividad y el Estado del Bienestar y el papel de los territorios ultraperiféricos como Canarias dentro de este marco.
¿Cañones o mantequilla?
Uno de los principales apuntes de Francisco al informe de Draghi es que, en su opinión, pasa de puntillas y sin hacer mucho ruido por la dicotomía bienestar-productividad.
Usando para ello la metáfora económica de los cañones y la mantequilla -un Estado en un hipotético tiempo de guerra tiene que decidir si produce armamento o bienes de consumo para la sociedad, pero difícilmente tendrá la capacidad de producir ambas cosas de forma eficiente-, Francisco considera que Draghi asume que la UE puede incrementar su productividad para coger a Estados Unidos sin deshacerse de las "agresivas" políticas de bienestar.
Como ejemplo, el presidente del CES argumenta que ninguna de las empresas de Elon Musk hubieran salido adelante en Europa porque en Estados Unidos tenía "ingenieros que trabajan 60 horas semanales, que si tienen que quedarse hasta la noche lo hacen y cuando tienen que trabajar fines de semana también". Frente a esa "productividad", poco tiene que hacer una Unión Europea cuyos países han regulado jornadas laborales por debajo de las 40 horas semanales.
Un problema de "valores" y "ética del trabajo"
José Carlos Francisco considera que España, y Canarias en particular, presentan además un problema de "filosofía, valores y ética del trabajo" porque los trabajadores quieren trabajar cada vez menos sin que haya incrementos en la productividad: "España tiene un modelo que aspira a la jornada de cuatro horas y eso denota que se concibe el trabajo como un castigo", recalca.
Por otra parte, Canarias tiene asociados problemas propios que torpedean los objetivos de productividad que persigue el Informe Draghi, según Francisco, y que el Archipiélago tendrá que resolver por su cuenta y riesgo como son la baja formación de la mano de obra, la caída de las inversiones, un señalado problema con la vivienda, la agudización del problema migratorio y las dificultades para desarrollar una industria digitalizada, que tiende a concentrarse en grandes urbes, para lo cual la deslocalización territorial de las Islas es un grave impedimento.
Riesgos para la productividad en Canarias
Además de la mencionada falta de "filosofía del trabajo" de los trabajadores canarios, existen otros riesgos que ponen en peligro acometer las reformas que Canarias necesita para aumentar su productividad. Muy ligado al anterior punto, Francisco habla de la "filosofía del decrecimiento" fomentada por una parte creciente de la sociedad canaria que apuesta por reducir los macoproyectos -principalmente turísticos, aunque de todo tipo- que se realizan en las Islas y que tuvieron su máxima expresión en las movilizaciones del 20 de abril, Canarias tiene un límite. Cuna del Alma, el puerto de Fonsalía, desaladoras, campos de molinos eólicos y placas solares...
Canarias presenta oportunidades industriales compatibles con el plan de Draghi, principalmente en materia aeroespacial, en tecnología militar, en energías limpias, en atraer empresas de digitalización y en remoto a través de la ZEC o el creciente impulso audiovisual en las Islas, pero Francisco considera que estas limitaciones sociales, amén de otras cuestiones que no son "baladíes" como la concreción de la financiación autonómica o la excesiva burocratización y carga reguladora de Europa, España y Canarias.
Por otra parte, el presidente del CES alerta de que el Informe Draghi es, esencialmente, un plan de reindustrialización de la economía europea que deja fuera el sector turístico, los transportes y otros componentes del sector terciario, por lo que difícilmente propiciará un desarrollo directo en la economía canaria, si bien -esto es de perogrullo- si a España y a la Unión Europea le va mejor, a Canarias le irá mejor de forma indirecta.
Expectativas sobre el Informe Draghi
José Carlos Francisco apunta que difícilmente la Unión Europea va a poder ejecutar a pies juntillas esta planificación, descartando así la teoría de la nueva "Biblia europea" de su homólogo en el Estado al frente del CES, Antón Costa.
Francisco coincide más con la perspectiva del Real Instituto Elcano: el informe "no merece quedarse en una gaveta". Ahora bien, ¿de dónde saldrá esa inversión de 800.000 millones anuales? Los eurobonos para financiar el plan, a los que Alemania se opone frontalmente, no parecen tener la viabilidad ni la importancia que se le han dado, apunta el presidente del CES canario, si bien la UE tendrá que planificar bien de dónde sacar el dinero y, sobre todo, como estimular la capacidad de absorción del mismo para que se utilice realmente en inversiones que hagan crecer su economía.
Finalmente, con respecto a Canarias, Francisco subraya que este plan afectará "más bien poco" porque está pensado, más bien, para países grandes y continentales con capacidad de industrialización. Eso no implica que las Islas deban hacer caso omiso, sino ser "inteligentes y aprovechar sus resquicios", además de superar las limitaciones mencionadas.