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Economía

Las grandes empresas canarias deberán tener un Plan de Transición Energética para 2024

La Estrategia Canaria de Acción Climática, que ha iniciado este jueves el periodo de información pública, obligará a las grandes y medianas empresas de las Islas a redactar un plan para reducir su huella de carbono

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Imagen de archivo de vehículos de distintas empresas de transporte. / EFE

El Gobierno de Canarias ha iniciado este jueves el periodo de información pública de la Estrategia Canaria de Acción Climática, que contempla, entre varios aspectos, las líneas de actuación que deberán desarrollar las grandes y medianas empresas en Canarias para lograr la descarbonización. Un plan que deberán desarrollar en dos años desde la aprobación del documento. 

En la estrategia se establece la obligatoriedad a las empresas hoteleras, industriales, de transporte, agrícolas y ganaderas, entre otras, a marcar una senda para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) derivadas de su actividad. Es el denominado Plan de Transición Energética, con el que las grandes y medianas empresas deberán disminuir su huella de carbono. 

El documento registra una serie de actuaciones y avances en materia de transición energética y ecológica que abarca a diversos sectores como la eficiencia energética, el uso del suelo, la calidad del cielo, la arquitectura o los recursos hídricos. De hecho, la estrategia se centra en cinco líneas concretas que se basan en la reducción de los GEI y fomento de la absorción de carbono, la mejora de la eficiencia energética, la implantación de energías renovables, la movilidad sostenible y la adaptación y resiliencia. 

Claramente las empresas forman parte fundamental de este camino hacia la descarbonización que el Gobierno busca para 2040. Por ello,las empresas también tienen su apartado en el documento, que establece que los planes para conseguir este objetivo se deben llevar a cabo en base al tipo de actividad económica que desarrollan. Así contempla un plan de transición energética y de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero destinado a “diversas actividades económicas”, y otro para empresas de transporte de mercancías por carretera. 

Una economía sin petróleo

Dentro del primero de estos sectores, se enmarcan cinco actividades económicas concretas que estarán obligadas a desarrollar este plan. Son las instalaciones hoteleras y extrahoteleras, así como los equipamientos turísticos complementarios, las explotaciones agrícolas y ganaderas, las explotaciones y actividades pesqueras y de acuicultura, las actividades industriales y de comercio y las actividades vinculadas a la gestión de los recursos híbridos.  

El plan de transición energética y de reducción de las emisiones de GEI de estas empresas deberá incluir, entre otros aspectos, un cálculo de la huella de carbono de su propia actividad. Este dato deberá identificar las fuentes emisoras asociadas a la actividad de manera directa e indirecta y también se recomienda un análisis de las emisiones indirectas. El cálculo de la huella de carbono de estas empresas tendrá un carácter anual, de manera que abarque un periodo de 12 meses (año natural). 

Todo este análisis de la huella de carbono deberá ir acompañado de un plan de mejora o de reducción de emisiones en el que se contemple un “objetivo cuantificado de reducción de emisiones en un horizonte de cinco años, junto con las medidas para su consecución”. Así como tener en cuenta los informes de seguimiento de este plan y la redacción, de manera voluntaria, de un plan de compensación.

El transporte hacia la electrificación

Por su parte, las empresas de transporte de mercancías por carreteras también deberán elaborar el Plan de transición energética. Y es que tal y como destaca el propio documento el transporte terrestre es el principal emisor de GEI dentro del sector transportes. Esto ha llevado a que la estrategia proponga, para el año 2030 “lograr una demanda eléctrica de 854 Gwh (388.167 vehículos de contaminación directamente nula) derivado de fuentes de energía renovables, principalmente vía electrificación y biocarburantes, y para el año horizonte 2040, una cuota del 100% de energía renovable en este subsector y una demanda eléctrica de 4.467 Gwh (2.030.281 vehículos de contaminación directamente nula)”.

De esta forma, la Estrategia Canaria de Acción Climática obligará a las empresas de transporte de mercancías de carreras a “adoptar las medidas necesarias” para que poco a poco sustituyan los vehículos más contaminantes “por aquellos que utilicen tecnologías de impulsión más limpias que las tradicionales”. Para ello, establece, el documento, tendrán que desarrollar un plan de transición energética para esa sustitución. Aparte, también establece que estas empresas “deberán contemplar otras actuaciones encaminadas a la reducción de emisiones, tales como la formación en conducción eficiente, la mejora en la gestión de las cargas y la reducción de los desplazamientos en vacío”. 

Renovar la flota de vehículos

Respecto al contenido que deberá incluir el plan de las empresas de transporte de mercancías por carreteras se deberá analizar el parque de vehículos de la empresa, teniendo en cuenta la antigüedad, el peso, consumo de combustible, capacidad intermodal y emisiones de la flota de vehículos de mercancías. Además, al igual que las empresas mencionadas antes, las de transporte deberán calcular la huella de carbono de la actividad, identificando cuáles son las fuentes emisoras tanto directas, como los combustibles fósiles o las fugas de gases, así como el consumo energético. A parte, se recomienda a las empresas que calculen también el alcance que puede tener la actividad. 

Y de la misma manera que con las empresas del primer punto, el cálculo de la huella de carbono de las empresas de transporte de mercancías por carreteras tendrá un carácter anual, abarcando la actividad durante 12 meses. Además, el documento irá acompañado de un plan de mejora o de reducción de emisiones en el que se contemple un “objetivo cuantificado de reducción de emisiones en un horizonte de cinco años, junto con las medidas para su consecución”. Un plan que deberá tener en cuenta, tal y como recoge el documento, la sustitución del parque de vehículos por unos de “contaminación directamente nula”. A su vez contemplará el incremento de la cuota modal, de interoperabilidad de vehículos pesados adaptados a la intermodalidad o capacidad de diversificación de los vehículos, la mejora en la gestión y servicios de mercancías, así como desarrollar acciones de concienciación medioambiental a los trabajadores. 

De igual modo, las empresas destinadas al transporte de mercancías también deberán presentar informes de seguimiento del Plan de reducción de emisiones, de manera que se revisen los objetivos marcados. Y, además, realizar de manera voluntaria un plan de compensación “a través de la participación o aportación a proyectos de absorción de dióxido de carbono o proyectos de reducción de emisiones de gases de efectos invernadero realizadas por terceras personas”.

Un plan antes de 2024

Las empresas que se ven incluidas en la obligación de elaborar el Plan de Transición Energética tendrán un plazo de dos años desde la aprobación de la Estrategia Canaria de Acción Climática. Todo cabe esperar a que en 2024 todas las medianas y grandes empresas que tengan actividad en las islas y enmarcadas dentro de los sectores mencionados con anterioridad deban desarrollar estos planes a fin de que el tejido productivo también reduzca su huella de carbono.

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