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Economía

Franquicias como Starbucks o McDonald's en Canarias, un círculo vicioso que mata la identidad local

Atlántico Hoy habla con Víctor Jiménez, profesor de Geografía de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y Rosa Batista, directora del Observatorio de emprendimiento y la PYME de Canarias, para conocer su punto de vista

4 minutos

La apertura de franquicias condiciona el cierre y desplazamiento de los comercios locales en Canarias / MONTAJE AH

Lugares como Ca’Paquita o Bar Restaurante Juan han desaparecido de muchas calles de los centros de las ciudades canarias. En su lugar, han aparecido cadenas como Starbucks y, cómo no, McDonald 's. Las franquicias se han apropiado de las calles convirtiendo a muchas ciudades europeas en réplicas en lo que respecta a los negocios y suponiendo la aniquilación del comercio local en muchos casos. 

Víctor Jiménez, profesor de Geografía de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, apunta que las franquicias suponen la “homogeneización de las ciudades”, mientras que en lo que respecta a la economía, se tratan de una arma de doble filo, señala Rosa Batista, directora del Observatorio de emprendimiento y la PYME de Canarias, así como un “círculo vicioso” al ser “cómodo” para el empresario canario a la vez que implican “un alto gasto inicial”. Todo ello suponiendo un desplazamiento de los comercios locales e incluso su desaparición. 

La influencia de lo global

Las franquicias son conocidas por todo el mundo, lo que las ha convertido en “espacios seguros” cuando se visitan otros lugares, cuenta Jiménez. Sin embargo, los cambios de la sociedad, “influenciados por el ambiente global”, están llevando a “la pérdida de la identidad diversa y local”, explica el experto, y “se está tendiendo a homogeneizar”. 

¿Es bueno o malo para Canarias que aparezcan franquicias? Batista apunta que “estar internacionalizado en un mundo global para las Islas no es malo, pero lo que sí es malo es que esos modelos afecten a la autenticidad del negocio canario que tiene su público, su buen hacer y que incluso puede atraer la atención de visitantes, que buscan cosas genuinas de los lugares a los que viajan”. Ahí está el principal problema de la aparición de estas cadenas. 

Gentrificación

Asimismo, su aparición influye en el condicionamiento de las propias ciudades, exponen ambos especialistas. Las multinacionales buscan llegar a las zonas céntricas y “cuando lo hacen, todavía las hacen más centrales, es decir, polarizan aún más el espacio urbano”, comenta Jiménez. Esto conlleva a una subida del precio del suelo o los alquileres y al desplazamiento de los comercios locales a “calles más alejadas y menos transitadas”, añade Batista. 

Las franquicias son “un ingrediente más del caldo de la gentrificación”, atestigua el geógrafo, aunque este tema “es bastante complicado”, pues se suma con “la pérdida de identidad, la elitización, la subida de precio, el desplazamiento físico de las personas que residían en la zona porque ya no se pueden permitir vivir ahí o prefieren vender”, etc. hasta dar fruto a la homogeneidad. 

Un comercio en Canarias / EFE

El comercio online, otro factor importante

En lo que respecta a las franquicias, la economista pone el foco en el empresario canario al ser la persona que muchas veces trae ese tipo de negocio. Para Batista es una forma de “acomodarse” y “falta de creatividad empresarial”, ya que “te lo dan todo hecho”, a pesar de que implique también “recortar márgenes al compartir las ganancias”. Sin embargo, las cadenas suponen un arma de doble filo al requerir “un esfuerzo económico inicial muy fuerte que no todos los empresarios pueden permitirse”, lo que “hace que sea difícil que al final Canarias sea el paraíso de la franquicia” y tampoco se creen nuevos comercios locales. 

A todo este mejunje, se incluye otro factor importante que marca “la incógnita del futuro” y es el comercio online, coinciden Jiménez y Batista. “Cada vez más la gente está comprando online y eso puede cambiar las tendencias”, relata el profesor. La economista atestigua que tiene un “efecto similar” al desplazar también al negocio local. 

Batista considera que a pesar de que la gente lo vea como algo bueno “al ahorrarse un poco de dinero”, estas compras “a medio y largo plazo tienen grandes efectos, como cierre de los comercios locales y fin de puestos de trabajo”, lo que conduce a “un empobrecimiento local importante”, al “revertir en paro, pérdida de capacidad adquisitiva y, por tanto, frena el futuro de las empresas”. La experta lo describe como “un círculo vicioso”. 

Posibles soluciones 

¿Se puede solventar todo este camino de franquicias, tiendas online, etc.? Batista apuesta por “proteger lo nuestro”, no desde un punto de vista proteccionista, sostiene, sino a través de la concienciación social con campañas en apoyo del comercio local, fomentando “desde las administraciones el desarrollo de ferias, dar a conocer a emprendedores de aquí o mostrar el lado negativo de comprar productos de fuera”, en referencia a la mano de obra en países como China. Y no termina de ver viable la regularización al adentrarse en el mundo burocrático y poder llevar al “cabreo” de la gente por prohibiciones, entre otros términos. 

Jiménez apoya la concienciación y la regularización como posibles pasos. No obstante, va un paso más allá y plantea que al hablar de consumo, se dificulta, pues a pesar de estar muy concienciado, las condiciones socioeconómicas también influyen y las personas con rentas más bajas optan por “productos más baratos porque tienen que llegar a fin de mes”. 

Para el geógrafo el punto está en que estos temas hacen referencia a “fenómenos globales que afectan a lo local” y “¿cómo se protege lo local frente a lo global?”. “De momento, siempre que se lucha esa batalla, lo local ha salido perdiendo”, concluye Jiménez.