“Si hay tres sociólogos en un ascensor y preguntas que si existe la clase media tendrás cuatro o cinco opiniones”. José Saturnino Martínez, que pertenece a la profesión, sabe de lo que habla. Debatir y reflexionar es sano. En un ejercicio de análisis y casi de abstracción, Atlántico Hoy ha querido conocer la opinión de los expertos sobre qué significa estar en ese estrato social. ¿Es real? ¿Existe alguna forma de medirlo? ¿Es una cuestión generacional? Aproximarse a la idea supone todo un reto.
El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) preguntó la semana pasada en su estudio ‘Turismo y Gastronomía’ con qué clase social se identificaban los encuestados. La respuesta más repetida es llamativa. El 50,6% de los españoles considera que es de clase media-media. En un contexto inflacionario como el actual puede, como mínimo, sorprender. Pero tiene una explicación.
Los estigmas
Martínez relata que “en la vida cotidiana todo el mundo tiene la percepción de que hay gente que es más rica que uno y también más pobre”. Su explicación se entiende como que existen estigmas entre las personas y la gente prefiere permanecer en un término medio. “No quieren que las clasifiquen ni muy arriba ni muy abajo”, apunta.
En realidad, nadie es ajeno a ello. Y mucho menos los políticos. Basta con poner la televisión en cualquier campaña electoral para escuchar cómo de un lado y otro ensalzan a la clase media. Incluso se oye la paradoja de la clase media trabajadora. El sentir de la población es evidente, pero, ¿cuánto rigor tiene?
Objetivo y subjetivo
“En sociología diferenciamos entre clase social objetiva y subjetiva”, indica. “La primera es un concepto totalmente distinto donde lo que se mira realmente es dónde están las personas en la estructura social”, agrega. Más allá de cómo interprete cada uno su posición, no puede desligarse de su empleo y cargo.
“Ahí se tiene en cuenta cuál es el nivel de estudios, si es empresario, si es jefe en su compañía, autónomo… Y de esa manera se definen las clases sociales que no tienen que ver con lo que la persona dice de sí misma, sino con la relación que tiene con los recursos de la sociedad, la autoridad, etcétera”, continúa.
La ocupación
La encuesta del CIS, aunque no hizo una relación directa entre ambas variables, sí preguntó por la ocupación de las personas a las que llamó. Los mayoritarios fueron profesionales, científicos e intelectuales (33%); técnicos y profesionales de nivel medio (17,6%); y trabajadores del sector servicios (13,2%).
Martínez subraya que el empleo es una forma de aproximarse a la clase social, “pero se necesita algo más”. “No es lo mismo un camarero con su bar o que esté trabajando para alguien”, apostilla. Cuenta, además, que durante muchos años el CIS preguntaba por la clase social objetiva. Sin embargo, “desde que llegó Tezanos recoge información que permite elaborarla, pero no la facilita como antes”.
"Tiene mala prensa"
El Instituto Nacional de Estadística (INE) también ofrecía, dice, la clase social objetiva. El sociólogo resalta que “es una variable que tiene mala prensa porque se asocia a políticas radicales, se asocia al marxismo. Cuando realmente es una cuestión técnica”, afirma. “Políticamente es un poco más sensible porque a la gente le estás diciendo que no está donde debería. A nadie le gusta que lo corrijan”, recalca.
En modelos sencillos para analizar los estratos sociales se puede distinguir entre ocupaciones que exigen más esfuerzo físico y otras que necesitan más trabajo de atención a personas y servicios. “Y concluimos con que las que tienen ocupaciones de mayor dedicación física y menor cualificación son de clase baja”, sentencia.
¿Y en Canarias?
En Canarias la realidad es distinta. Martínez hizo un estudio “hace unos seis o siete años” en el que salía que comparado con España en su conjunto, “en términos de renta no había tanta diferencia en la parte más alta de distribución”. “Los ricos canarios se parecen a los ricos del resto de comunidades”, matiza. “Pero los pobres de Canarias son más pobres que los del resto del país y hay más desigualdad”. En definitiva, hay más sectores populares.
“Pero mucha de esa gente se va a considerar de clase media porque a lo mejor una vez al mes se puede ir a comer fuera. Se puede ir una semana de vacaciones al sur o porque tiene un canal de televisión de pago. Tiene una serie de consumos que se asocian a la clase media pero está en la franja baja de nivel de consumo y lo hace con un esfuerzo bastante grande”, narra el sociólogo.
Sectores populares
Detalla que los sectores populares han hecho muchos esfuerzos por conseguir elementos de consumo que se parezcan a los de la clase media. “Ya parece que ser pobre es no poder irse una semana de vacaciones y cuando yo era niño poca gente era la que se podía ir siete días ni siquiera al sur”, expresa Martínez.
El paso del tiempo puede influir en cómo se perciba la gente. Es complicado saber qué pasará de aquí a dentro de un par de décadas. El sociólogo lo considera “una pregunta difícil” porque para él lo que cuenta es hablar de trayectoria de clases.
El futuro
“Si una persona tiene 25 años y acaba de terminar sus estudios y otra lleva siete años en una obra, a lo mejor le va mejor al que trabaja en la construcción. Pero se nos olvida que lleva empleado mucho tiempo. En esa edad está todo demasiado revuelto”, expone.
Nada parece estar claro ni hay respuestas contundentes. Quizás sea normal, pero rendirse es de cobardes. Es probable que haya que indagar en cifras salariales. “El sueldo no es tan importante a la hora de definir la clase porque la gente con la misma posición puede tener salarios diferentes o al revés. Lo que se tiene más en cuenta es una combinación de posiciones”, manifiesta.
Los sueldos
Guillermo Marrero de la Nuez es el vicedecano del Colegio de Economistas de Las Palmas. Desde su disciplina “sí se puede determinar qué es una clase media”. “No hay una definición concreta en economía, pero es una parte específica de la sociedad que tenga un poder adquisitivo intermedio que le permita cubrir sus necesidades presentes y futuras teniendo para ello una capacidad de consumo y a su vez capacidad de ahorro”, reflexiona.
En cuanto a cifras, pone de base la encuesta anual de estructura salarial, la que expone que el sueldo medio en España se situaría en los 2.160 euros netos. Enuncia que hay otro dato que es más interesante, la mediana. La razón es que la media es sensible a valores extremos “porque si una persona gana un euro y otra 99 la media es 50 y eso no es representativo”.
Una disociación
“La mediana es la que divide a la población a la mitad”, explica Marrero de la Nuez. En España es de 1.805 euros. Hay un 50% de los asalariados que se encuentran por debajo de esa cantidad y la otra mitad se encuentra por encima. “La mayor parte está en las posiciones cercanas a ese dato”.
“El 56,7% responde que tiene ingresos mensuales de 3.900 euros o menos. Por tanto, no cuadra con lo que responden después de clase media, que sería el 25% de la gente encuestada. Hay una disociación entre lo que ganamos, tenemos y cómo nos percibimos dentro de un estrato de clases”, medita el economista.
"Un cajón de sastre"
Sobre por qué entonces tantas personas se autoperciben así, Marrero de la Nuez lo tiene muy claro: “Porque es lo más frecuente y más cómodo”. Y sigue: “Lo de la clase media es un cajón de sastre para no herir sensibilidades, para no decir que estamos mal consumiendo ahorros con los precios disparados”.
Como habrá podido comprobar, no es un tema sencillo y da pie a un coloquio largo y tendido. José Saturnino Martínez relata que su gremio lleva discutiendo sobre este tema más de un siglo.
“Yo creo que se puede hablar de clase media en un sentido de opinión intuitivo, de gente que tiene cierto control sobre sus ingresos y estabilidad en la vida”, sostiene el sociólogo.