La residencialización de núcleos turísticos, una problemática que no permite el ordenamiento

Los espacios turísticos han sufrido una transformación, ahora no solo acogen a millones de turistas pasajeros, sino también a casi un 10% de la población empadronada, principalmente extranjeros

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Apartamentos turísticos en Adeje, en el sur de Tenerife. / AINOHA CRUZ-AH
Apartamentos turísticos en Adeje, en el sur de Tenerife. / AINOHA CRUZ-AH

El turismo en Canarias ha estado hasta ahora eminentemente localizado en pequeñas zonas costeras de las islas. Los conocidos como núcleos turísticos ocupan el 1,8% del territorio archipielágico, sin embargo, alojan a casi el 90% de los 16 millones de turistas que vienen a Canarias. Sin embargo, estos pequeños pero importantes territorios están viviendo una transformación de su ordenación. Cada vez hay más empadronados, principalmente extranjeros, algo que en teoría el ordenamiento no permite. 

En estos territorios que están constantemente acogiendo a turistas, la población empadronada alcanza el 9,4%, aunque en islas como Lanzarote y Fuerteventura supera el 20%, según ha informado el profesor en Geografía de la Universidad de La Laguna (ULL) Moisés Simancas en el seno de la comisión sobre el reto demográfico en el Parlamento de Canarias celebrada este lunes. 

La residencialización

Esta residencialización de los núcleos turísticos era concebida como un fenómeno negativo bajo las Directrices de Ordenamiento Turístico. Posteriormente esta visión negativa se ha trasladado a las sucesivas normas aprobadas, planteando incluso la prohibición de esa residencialización. Sin embargo, tal y como ha señalado Simancas “una cosa es lo que se legisla y otra la tozuda realidad”, ya que no se ha conseguido evitar esta residencialización. 

La causa de ello, según sus estudios, se dio tras los “nuevos desarrollos turísticos” de la moratoria de 2001. Bajo sus cálculos el 12,6% del suelo turístico está destinado al uso residencial. Tal y como ha explicado, en unos casos el uso residencial se vinculó a campos de golf, en otros surgió por un mix de usos turístico y residencial, mientras que otro caso fue a través de la construcción de viviendas de lujo, “en algunos casos auspiciado por la Reserva de Inversiones Canaria”. 

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Apartamentos en Adeje. / AINOHA CRUZ-AH

Menos plazas

En el análisis que ha realizado Simancas, esta residencialización se da especialmente en las parcelas más externas de los espacios turísticos. “Estamos comprobando que hay un cambio en el uso, se pasa de apartamento (extrahotelero) a residencial, con todos los efectos que ello supone”, ha señalado el investigador, quien ha explicado que este cambio se hace tanto en la totalidad del edificio turístico como de forma parcial. 

Esta residencialización de las plazas extrahoteleras es una de las principales causas de la disminución de plazas de esta modalidad en la oferta alojativa, que por otra parte se ha visto correspondida con el incremento de la oferta de vivienda vacacional. Esta última modalidad se impulsa a través de un decreto aprobado en 2015, y tal y como destaca Simancas es “curioso” que si bien la ley de arrendamiento urbano establece que el alquiler vacacional es turístico, el decreto canario prohíbe esta modalidad en suelo turístico. 

Contradicción 

Esta forma de plantear el ordenamiento supone una “contradicción” ya que “turistizamos las zonas residenciales y residencializamos las zonas turísticas”, tal y como señala. De hecho, el reciente estudio elaborado por la Cátedra de Turismo de la ULL, que subdirige Simancas, ha analizado que el 45,8% de las plazas de alquiler vacacional están ubicadas en los núcleos turísticos. Esto demuestra que pese a que no está permitido ese tipo de uso en el suelo turístico, la práctica no ha sido capaz de evitar la proliferación de viviendas vacacionales.

Otro dato que demuestra esa residencialización de los suelos turísticos es que el 61,6% de las viviendas censadas en las áreas turísticas se corresponden con las viviendas principales de sus propietarios, es decir, que son sus hogares. Esto se traduce en el empadronamiento. Teguise, por ejemplo, es el municipio donde las áreas turísticas tienen un mayor peso en su padrón, ya que el 80% de su población está censada en sus áreas turísticas. 

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Viviendas y apartamentos turísticos en Adeje, Tenerife. AINOHA CRUZ-AH

Impulso demográfico

Estos datos demuestran cómo son las zonas turísticas las que están impulsando el crecimiento demográfico de Canarias, a diferencia de lo que sucede en las zonas rurales que están disminuyendo considerablemente. Un crecimiento que se da a través de la población extranjero, ya que son estos quienes protagonizan los nuevos empadronamientos. “Esto es un potencial, ya que cuando analizamos la población de estas áreas nos damos cuenta de que el 71% es población en edad de trabajar”, ha resaltado. 

Con todo ello, el profesor ha planteado que, por una parte, estos núcleos turísticos no fueron planteados en el primer momento de su ordenación como ciudades, pero que actualmente funcionan como tal. También ha señalado que hay una “yuxtaposición, imbricación y superposición” de usos, que implica que son espacios no solo para el ocio, también para las actividades cotidianas. “Esto lo que provoca es que empezamos a plantear procesos de convivencia”, ha manifestado el profesor, que ha señalado que en estas zonas actualmente se pueden ver tanto residentes permanentes, como temporales y estacionales. 

Reto de la vivienda

Con este cambio de modelo, plantea que uno de los retos es el estético, es decir, la ornamentación de los edificios residencializados, para que “no se conviertan en guetos”. Pero principalmente el gran reto es el del alquiler tradicional, ya que ha evidenciado el problema que existe en el sur de Tenerife para encontrar alquileres baratos, un problema que sufren principalmente los trabajadores de la zona. 

Con todo este análisis, Simancas ha propuesto mantener la prohibición del alquiler vacacional en las zonas turísticas al ser un modelo de negocio que compite con otro (extrahotelero) que sí cumple unas normativas. Aboga por que las unidades alojativas que se exploten como vivienda vacacional se destinen a vivienda tradicional, e incluso pide la declaración como zona tensionada. Asimismo, también ha reclamado una cuestión más técnica que es la eliminación del zoning de los procesos de planificación territorial, porque “la realidad demuestra que no sirve para nada”. 

Apartamento turístico en Adeje, Tenerife. AINOHA CRUZ
Apartamento turístico en Adeje, Tenerife. / AINOHA CRUZ-AH

Hacia la compatibilidad

“Tenemos que redimensionar los equipamientos, las infraestructuras y los servicios porque hay una demanda de colegios y de servicios públicos”, ha señalado, a su vez que ha planetario la redacción de un planeamiento que sea compatible con los usos residenciales, así como el reforzamiento de la inspección técnica turística y de edificios. “Hasta ahora hemos planteado las áreas turísticas de litoral como elementos cartesianos, donde parecía que eran elementos aislados”, ha señalado el investigador que ha apuntado que es una visión que se debe abandonar. 

Tanteado por los grupos parlamentarios sobre una posible moratoria turística, Simancas ha señalado que si se planteara sería únicamente al alquiler vacacional. También ha puesto de manifiesto la necesidad de abordar escenarios en base a la capacidad de carga de las islas y del modelo de sostenibilidad que se persiga en cada uno de los territorios.