La polilla guatemalteca ha tocado de lleno a la cosecha de papa no solo en Tenerife, en toda Canarias. En el caso de Tenerife se han contabilizado pérdidas de más del 60% de su producción, e incluso las cooperativas de la zona norte han llegado a recoger más de 100.000 kilos de papa afectada.
Se trata de una prueba piloto impulsada por Asaga Canarias Asaja junto a dos agricultores tinerfeños, Natalia y Eduardo, y se basa en la utilización en un primer momento de tierra de diatomeas para frenar y controlar la presencia de polilla en la papa. Si continua dando buenos resultados, pretenden llevarlo a las instituciones.
A través de este proyecto, la idea es que se tome conciencia del tratamiento y control que se debe hacer a la plaga con el fin de que se vaya disminuyendo y así poder exportar aunque sea la papa bonita, ya que sería un revulsivo para el sector. También se están intentando otro tipo de medidas como estudiar maquinaria para tratar la polilla en cámaras, algo que desde el sector se considera como muy beneficioso.
Método agroecológico
La idea surgió de un agricultor técnico en seguridad ambiental, Eduardo López, que lleva alrededor de tres campañas plantando papas en una finca de Fasnia utilizando métodos agroecológicos, un sistema que le ha funcionado favorablemente y ha reducido considerablemente la incidencia de polilla, según cuenta el secretario general de Asaga, Theo Hernando.
"Ayer acabó de cosechar una tira, cogió unos 160 kilogramos, y de esas literalmente cuatro eran las que estabas bichadas", detalla Hernando. Pero la zona norte de Tenerife es la que más afectada está por la polilla, por lo que desde la asociación, junto con López, hablaron con agricultores del norte. En este sentido, a través de la Cooperativa Las Medianías, se pusieron en contacto con Natalia, agricultora de San Juan de La Rambla, donde tienen muchos problemas con la polilla. La prueba fue realizada en una finca rodeada de otras con problemas de polilla con el fin de comprobar si este procedimiento actúa en la zona afectada.
Desde Asaga detallan que el procedimiento seguido ha sido contactar con los afectados, buscar las zonas para hacer el estudio y poner los medios materiales. "Natalia ha sembrado una parcela donde en la mitad está sembrado el tratamiento y en la otra mitad el cultivo habitual, para comparar los resultados en el mismo sitio", explica Hernando.
Microcristales
Todo ello comienza con la utilización de tierra de diatomeas. "Esto actúa como si fueran microcristales o lija de cara a los insectos, y por lo tanto los repele. Se aporta a la tierra antes de sembrar, y durante el cultivo se va a ir aplicando jabón potásico mezclado con aceite de nim, que también hace de repelente y tiene efecto insecticida sobre el exoesqueleto de los insectos. Con esto vamos a ir tratando de echar poco a poco a la polilla de la finca".
El objetivo es que, si tienen buenos resultados, ponerlos en conocimiento a través de la cooperativa y de otras cooperativas de la isla a los agricultores para que lo prueben. "El problema que tenemos es que los tratamientos fitosanitarios habituales que se dan ya están ocasionando resistencia, es decir, a la polilla le da igual que se lo eches, y se debe poner más producto para que sea efectivo", concluye Hernando.