El discurso de Agustín Manrique de Lara, presidente del Círculo de Empresarios de Gran Canaria, se mueve siempre alrededor de una misma idea: la resistencia de las administraciones públicas a innovar y adaptarse a las necesidades del mercado. Sobre todo en la formación, que considera el gran déficit de Canarias. "El modelo se ha quedado obsoleto", asegura, y pone al País Vasco como ejemplo que debe copiar Canarias.
También señala a Alemania, donde considera que se han puesto en marcha políticas más adecuadas que las elegidas por España para hacer frente a las consecuencias de la pandemia. En el Archipiélago, cree que el sector turístico hizo los deberes para renovarse, lo que le ha permitido alcanzar las cifras de 2022, pero no opina lo mismo del sector público, al que recrimina que haya empeorado su atención al ciudadano.
[Pregunta] ¿Qué balance hace de 2022?
[Respuesta] A nivel nacional hemos esquivado la recesión, hemos cerrado con una cifras mejores a las expectativas que había y peores a las previsiones iniciales, en un año cargado de incertidumbres. Evitar la recesión sin duda es bueno para el sector empresarial. Las cifras de empleo, a pesar de todas las dudas que podemos tener por los cambios de método, también son mejores de lo que esperábamos. Por lo tanto, se ha cerrado un año sin duda mejor que las expectativas. En Canarias eso todavía creo que es más favorable. Arrancó el año 2022 muy mal porque nuestro sector estaba tremendamente afectado en enero y el primer trimestre fue un trimestre malo y con expectativas muy negativas. Sin embargo, ha sido un año que podemos calificar de muy bueno. Desde luego, si el primer trimestre hubiese sido bueno, hubiese sido un año excelente, para recordar. Ha sido un año de recuperación de actividad económica, especialmente en el sector turístico. Suben ocupaciones, las facturaciones y se enfrenta, eso sí, a unos costes más elevados de los que venían siendo habituales y a los que también todo el proceso inflacionario ha colaborado negativamente. Vamos a arrancar el año 2023 con buenas expectativas de ocupación, de precios y de facturación, con preocupación por los costes y con tremendas incertidumbres respecto a la capacidad que tenga el cliente internacional que llega a Canarias, la capacidad que tenga de resistir su economía a los efectos de la inflación y al efecto también psicológico de la guerra en Europa.
Veníamos de un cero turístico y la pandemia marca evidentemente el contexto actual, ¿pero cree que esa recuperación es porque veníamos de un nivel muy bajo o porque realmente también el músculo de las empresas y de la economía canaria es más fuerte de lo que pensábamos?
Afortunadamente, el músculo de la del sector turístico canario es muy fuerte, y no sólo el músculo, sino también la capacidad de adaptarse y de innovar. Y eso no sólo lo tenemos que analizar a lo largo de 2022, yo creo que todavía es más interesante analizar loocurrido en 2020 y 2021. El cero turístico fue aprovechado por el sector para rehabilitar, adaptarse y rediseñarse a lo que a lo que exigían sus clientes. Eso, que fue capaz de hacerlo el sector privado, especialmente el sector turístico, no fue capaz de hacerlo el sector público, que fue mucho más... no sé si la palabra es miedoso o cobarde. El caso es que el sector público, salvo el que se tenía que ocupar de las personas vulnerables en esos momentos, toda la parte sanitaria, se retira prácticamente de la actividad, se va a los cuarteles de invierno y se va a un teletrabajo muy poco efectivo, a un cierre total de los departamentos de atención a los clientes, que somos todos los ciudadanos, y vemos muy poca actividad del sector público en cuanto a adaptación de espacios, regeneración, recuperación en zonas turísticas... Ese tiempo lo perdemos. Frente a un sector privado que recupera incluso el tiempo perdido durante altas ocupaciones, porque al sector privado le cuesta mucho rehabilitar cuando las cosas van muy bien, el sector público, sin embargo, no sabe aprovechar ese vaciado de los espacios turísticos, que es cuando mejor puedes trabajar en un espacio público.
Es verdad que el músculo, especialmente el del sector turístico, ha ayudado a Canarias en el 2022 porque ha sido capaz de volver a llenar sus establecimientos dándole vida a todos los demás sectores de actividad, recuperando el empleo y recuperando todos los sectores complementarios, que es prácticamente todo el PIB canario.
La inflación y el precio del dinero también van a marcar el 2023. ¿Ven reales las previsiones del Gobierno y las entidades bancarias?
Lo que tenemos que tener todos claro es que nos hemos hecho más pobres. Todos. Y ese empobrecimiento lo vamos a tener que compartir las familias, las empresas y también el sector público. En la medida que todos seamos capaces de encajar esas piezas y de asumir ese empobrecimiento para volver a arrancar con una base sólida, será muy positivo para la capacidad de crecimiento que tengamos a partir de estos momentos. Nos enfrentamos a una inflación que no es muy elevada si miramos lo que vivimos a finales del siglo pasado, pero tenemos un problema grave con los precios de la energía y la alimentación. Y con los tipos de interés nos estamos enfrentándonos a tipos que no son muy altos si los comparamos con lo que hemos vivido unas décadas atrás, pero que triplican o más lo que hemos vivido durante la década anterior. Y eso es un cambio muy importante. Vamos a tener que empezar a pagar por el dinero, algo que siempre se consideró obvio, pero que no lo ha sido así en la última década, donde hemos estado con tipo cero, incluso negativo en algunos momentos. En la financiación de los proyectos de inversión, el dinero no era un coste.
La subida de tipos genera desventajas competitivas a países endeudados. Y lamentablemente, España va a sufrir muchísimo la subida de tipos de interés y eso lo vamos a ver en términos de servicios públicos y de capacidad de prestar servicios a los ciudadanos de todas las administraciones públicas. Sólo mejorando muchísimo la eficiencia se va a conseguir mantener lo que teníamos hasta este momento, porque la capacidad de recaudar de España está agotada.
Ha hecho referencia a la inflación de los alimentos. En Canarias es casi un problema estructural, con una de las cestas de la compra más cara del país. En 2022, los alimentos se encarecieron un 16%. Hay dos partidos del Pacto de las Flores que están pidiendo una intervención y un tope en una cesta básica. ¿Cuál es su opinión sobre ese tipo de medidas?
Ya se han puesto en práctica en otros sitios. No hace falta volver continuamente a hablar de lo que eso ha supuesto en Venezuela recientemente o en Cuba hace más tiempo. Esas políticas acaban en desabastecimiento y en mayor incremento de precios. Lo que necesitamos son medidas homologables dentro de la Unión Europea y eso es lo que tiene que buscar el Gobierno de España. Y esas medidas pueden ser más socialdemócratas o más liberales, y todas son respetables y están dentro de los estándares aceptados entre los que somos socios de este club que llamamos Unión Europea y que nos damos unas reglas comunes para permanecer dentro del club. Todas estas medidas populistas y que tienen poco sentido económico y mucho sentido político, pues al final te llevan a un mayor empobrecimiento. No es solución la intervención de precios. Lo que es solución es incentivar la oferta. En función de la tendencia política económica que tenga cada uno puede aplicar unas medidas u otras, pero que al final se acaban diferenciando muy poco.
Nosotros apostamos por medidas liberalizadoras en las que el mercado pueda desarrollar su función, incentivando oferta. En Canarias, por ejemplo, sería muy importante que recuperásemos una buena parte de la actividad agrícola. Por muchos motivos, no solo por ser más autosuficientes desde el punto de vista alimentario, sino también por el paisaje que genera la agricultura. Tenemos muchos motivos para apostar por el kilómetro cero en Canarias y para apostar por una agricultura que necesita apoyos liberalizadores, exenciones en cotizaciones a la Seguridad Social, que las estamos demandando no solo para el sector agrícola, sino para Canarias en general. Vayámonos a modelos de países que lo hacen bien. Ahora estamos viendo, por ejemplo, lo que ha ocurrido con los precios de la energía, lo que ha supuesto en España la intervención y el incremento que hemos vivido de precios o lo que ha supuesto en Alemania, donde hay una disminución de consumo muy potente por parte de la familias, pero muy limitada por parte de la industria, lo que significa que no han tenido que renunciar a actividad económica. Por lo tanto, la capacidad de generar ingresos, no sólo privados, sino también públicos por la vía de la recaudación, con un sacrificio de las personas en la disminución de los consumos energéticos. Y esos son los modelos que a medio plazo son sostenibles.
Ha hablado de Cuba y Venezuela. ¿No serían ejemplos más homologables lo que se ha hecho con las mascarillas o el tope del gas en España?
El tope del gas es justo el ejemplo que acabo de poner. Es la diferencia entre la política que ha seguido Alemania y la política que ha seguido España. Veremos los resultados a medio plazo y veremos cómo Alemania sigue manteniendo su capacidad de generar empleo, su capacidad de sostenerlo y de mantener su capacidad industrial viva. Y cómo España la ha mermado a costa de subvenciones públicas que al final lo que han venido es a detraer de una forma importante los fondos necesarios para aportarárselo precisamente a los sectores más vulnerables de la sociedad. Con las mascarillas no estamos hablando de economía de mercado, sin de economía de guerra: la pandemia es perfectamente equiparable a una situación bélica. Y en esos momentos hay que hacer correcciones, como se hizo con las mascarillas, bien hecho, de poner un tope al precio. Pero eso son distorsiones puntuales en momentos en los que hay que proteger a la sociedad en una situación asimilable a lo que es un conflicto bélico.
Ha hecho referencia antes a reforzar el sector agrario. Entiendo que no es de la opinión de modificar demasiado la AIEM, que está pensado justo para proteger al sector primario. Es algo de lo que también se está debatiendo en las últimas semanas.
Es un instrumento que ha dado sus frutos positivos. Canarias necesita tener industria por muchos motivos, no porque la industria sea importante en términos de PIB, sino porque la industria aporta valores económicos al resto de sectores también. Y además atrae talento que se mueve de unos sectores a otros. Ojalá fuéramos capaces de incrementar el porcentaje de participación de la industria en el PIB de Canarias. Pero creo que últimamente estamos todos de acuerdo, incluso el sector industrial y los sectores a los que protege la AIEM, en que se ha convertido más en un instrumento recaudatorio que en un instrumento incentivador de actividad. Debemos buscar algo de consenso que lo sustituya, pero que lo sustituya no para tratar de retirar apoyos a determinados sectores, sino todo lo contrario, para buscar medidas que sean más eficaces para incentivar la actividad dentro de esos sectores. Porque ya nos encontramos con muchísimos productos que están protegidos y que no se producen aquí, que además encarecen otros sectores de actividad. Creo que es algo en lo que con sosiego debemos buscar alternativas.
Hace unos meses el Gobierno aprobó una bajada de impuestos en tramos de rentas más bajas. Teniendo en cuenta el momento de inflación y que las administraciones recaudan más, ¿cree que también ha faltado valentía para bajar impuestos a las empresas?
Cuando las familias y las empresas necesitan renta porque se ha visto disminuida por situaciones como la pandemia, la falta de actividad o la falta de empleo, desde luego bajar la presión fiscal sobre sobre ellos produce efectos positivos en la recuperación y en el consumo. Todo eso sin mermar la capacidad del sector público de prestar los servicios básicos, que es lo que hay que tener en cuenta. Pero estamos ante un sector público que no es capaz de gastar los recursos que recibe. Un sector público que tiene unos niveles de ejecución presupuestaria muy baja respecto a los recursos que recibe, y además recursos que se incrementan considerablemente. Estamos en un momento económico delicado para familias y empresas y las administraciones públicas están viviendo los momentos de mayor liquidez de su historia.. ¿Y están prestando los mejores servicios? No, están prestando los mismos o incluso peores, porque todavía nos encontramos en sitios donde en la ventanilla no hay nadie que nos pueda atender. Y eso no sería trágico si hubiese una alternativa digital que la sustituyese, pero es que tampoco la hay. Si vamos a una ventanilla y nadie nos atiende y lo queremos hacer online, pero no lo podemos hacer porque no todas las administraciones han sido capaces de desarrollar esa forma de atender al ciudadano, porque no tienen espíritu digital, no tienen interiorizado la necesidad de atender al ciudadano y considerarlo el cliente central, el objeto de su actividad. La administración pública se mira mucho a sí misma y mira poco al que administra.
En estos momentos las administraciones públicas necesitan recursos, sí, pero tienen que ser más eficientes en su utilización que nunca. Y esa segunda parte no la hemos visto. No hemos visto un respeto de las administraciones públicas por el dinero que con esfuerzo entregan en estos momentos familias y empresas. Quizá incentivar reduciendo cotizaciones a la Seguridad Social en Canarias, como ejemplo. No es incompatible recaudar con reducir impuestos.Por no hablar de los recurrentes ejemplos españoles, podemos hablar de Nueva Zelanda y de otros entornos en los que esas esas medidas están perfectamente contrastadas. Lo que pasa es que aquí, cuando hablas de reducir impuestos te dicen que quieres destruir las administraciones públicas, pero las administraciones públicas se destruyen incluso recaudando mucho cuando son ineficientes en la forma de actuar y consiguen crispación e insatisfacción en los administrados. No estamos viviendo dificultades presupuestarias en administraciones públicas. Sí estamos viviendo dificultades presupuestarias en familias y empresas.
En los últimos años, en ciertos sectores, se incentiva la captación de empresas con rebajas fiscales. Por ejemplo en el sector audiovisual. Ya he escuchado también a varios inversores advirtiendo que está muy bien vender eso, pero que se están encontrando con un problema de formación sobre todo. Se fijan en el informe PISA, que retrata un problema muy serio en Canarias. ¿Cree que se ha perdido también un poco el tiempo? Sobre todo con la FP, que en otros países es una herramienta muy útil para formar y al mismo tiempo generar empleo.
No creo que se haya perdido el tiempo. Si analizamos con perspectiva Canarias, la formación media hoy es muy superior a la que teníamos hace 40 años. Muy superior. Pero si me preguntas por la formación como me estás preguntando, te diré que es el principal problema que tiene Canarias en estos momentos. Que hayamos mejorado muchísimo no significa que no siga siendo nuestro principal problema.
El modelo formativo se ha quedado obsoleto. A las administraciones públicas les cuesta mucho el cambio. Las empresas, si no cambiamos, caemos. Las universidades han demostrado que no son la mejor herramienta en estos momentos. Si nos vamos al modelo vasco, por ejemplo, o al navarro de formación profesional, pues ahí es donde tenemos que mirar. Incluso lo que han hecho en Galicia en cuanto a formación del sector turístico. Málaga es otro de los grandes modelos. Pero el del País Vasco, que es el más consolidado en formación profesional y en el que nos estamos fijando en Canarias para tratar de implementarlo aquí, es la gran solución. Pocos saben que es formación superior como la universitaria, están en el mismo rango y debe haber un flujo mucho mayor con la formación universitaria y, desde luego, una conexión muchísimo mayor con el mundo de la empresa.
La formación universitaria en Canarias, como lo está en el resto de España, está muy alejada de las necesidades de la empresa. Y también la formación profesional, salvo los modelos de éxito que te comentaba. Y eso es lo que queremos cambiar. Se consigue con un compromiso del sector empresarial y con un compromiso público de facilitar que el modelo de formación profesional evolucione y que sea capaz de penetrar en la educación superior, comiéndole cuota de mercado a esas universidades omnipresentes y tan pesadas.
El gran reto de Canarias, sin ninguna duda, es la formación en todos los niveles. Tenemos un defecto de idiomas. En un territorio como el nuestro, todos debemos hablar inglés igual que español. Y otro reto en una comunidad que tiene un porcentaje muy elevado de desempleo, y especialmente elevado desempleo juvenil, es la formación profesional dual.
Lo que me trasladan es que hay oficios con demanda y grados de FP vacíos que no cubren las plazas.
Hay una desconexión total.
Por ejemplo la hostelería. Se supone que aquí en Canarias hay una demanda enorme y están vacíos los grados.
No hay personas que contratar y hay que traerlas de fuera. Ya si te vas a islas como Lanzarote y Fuerteventura, ni te cuento. Hay enormes dificultades para encontrar perfiles y al final lo único que se consigue es ir rotando a las personas entre empresas y con escasa capacidad de mantenerlas estables, que es lo que te da un servicio excelente. Y por eso es tan importante que se cree ese centro de referencia de formación profesional turística en Canarias. Pero sucede en muchos sectore, todos los sectores que tienen que ver con industria, automoción, sector digital... No encuentras estos momentos perfiles teniendo porcentajes de desempleo juvenil por encima del 40%. Es algo que nadie puede entender que no se trabaje de una forma más efectiva.
Tiene un discurso bastante crítico con la administración, con su falta de innovación y su anquilosamiento. Hace unos días se conoció una propuesta del Círculo de Empresarios a nivel nacional que abogaban por un recorte bastante importante de la administración. Con respecto a Canarias, dice que sobran los Cabildos. ¿Comparte las conclusiones?
No comparto las conclusiones porque parten del desconocimiento de la realidad canaria. Lo que sí comparto es el diagnóstico y la necesidad de que se abra el debate. Aquí se puede hablar de todo, incluso de la reducción de las administraciones públicas o de la mayor eficiencia de administraciones públicas. Incluso se puede plantear supresión de algunos órganos o municipios o diputaciones. Se puede. Todo se puede. Incluso se puede plantear lo de los cabildos, para abrir un debate. La administración pública se siente inmediatamente agredida. Pero a mí no me sirve una administración pública del siglo pasado para gestionar las necesidades del siglo presente. No me sirven ayuntamientos definidos en 1850 para que defiendan los intereses de los ciudadanos en 2025. Tenemos que tener claro que tiene que haber una evolución. Creo que no encontraremos ninguna empresa que se parezca mucho a lo que era hace 40 o 50 años. La evolución tiene que ser al mismo ritmo que evoluciona la sociedad, y las administraciones públicas, en España, a lo mejor por el sistema de acceso, a los mejor por el grado de protección que históricamente han tenido desde la etapa de la dictadura, no han sido capaces de flexibilizarse y de adaptarse a las necesidades de los ciudadanos, sino que se autoprotegen. Y a final, cuanto más ineficientes son, más se autoprotegen. No es que nosotros no creamos en la necesidad de administraciones públicas, claro que sí. Y administraciones públicas potentes y con recursos suficientes para garantizar los servicios básicos a los ciudadanos. Educación, sanidad, por encima de todo, atención a dependientes, mayores, pensiones. Otra cosa es cómo se prestan esos servicios, porque hay muchos que siendo servicios públicos, se pueden gestionar de forma privada, optimizando los recursos. Hay que hablar del modelo, pero sigo sin que nadie se sienta agredido o afectado. Pero es un debate que la administración pública se niega a abrir.
Las adminsitraciones se enfrentan ahora a un test de fuerza que es clave: los fondos europeos. ¿Qué nivel de preocupación tienen?
Perdemos otro tren. Los fondos europeos sin duda llegan porque no solo son los que hemos hablado duramte la COVID. Hay fondos europeos que llegan continuamente. Ahí están los incentivos económicos regionales. Pero los fondos por los que me estás preguntando, que son los fondos derivados del parón económico que generó la pandemia, para reactivar, para poner los motores en marcha, no han llegado. Y cuando lleguen serán un premio para el que llegó al otro lado de la orilla. Nosotros lo que necesitábamos era una ayuda para cruzar el río. Hay muchos que se han hundido y que a lo mejor no se hubiesen hundido.
Los fondos europeos fueron efectivos como los utilizó Alemania, por ejemplo, que utilizó el mismo volumen que nosotros comparativamente. Por ejemplo, si tú tenías un establecimiento hotelero, ellos trimestre a trimestre o mes a mes te daban el 75% de la facturación pandémica, no te daban el 100 porque tú no tenías el 100% de gastos. Obviamente, al reducir tu actividad también tienes menos gasto. ¿Pero qué te exigían? Mantener el empleo, mantener el establecimiento abierto, seguir pagando impuestos. No acostumbraron a las personas a irse a casa con una renta más baja de la que obtenían trabajando y acomodarse a una situación de no empleo que sin duda ha generado distorsiones en España. Los ERTE han sido maravillosos, pero de esa situación hay que salir cuanto antes. Lo que era deseable era no haber tenido que entrar en esa situación. Alemania lo demostró, y recuperar el ritmo les ha costado menos trabajo de lo que nos está costando en España. En algunos sectores cuesta recuperar niveles de empleo porque cuesta recuperar a una persona que ha estado en casa un tiempo largo sin trabajar y que tiene que volver a reincorporarse. Creo que eso ha producido un daño a la sociedad del que nos tendremos que recuperar lo antes posible, recuperar esa necesidad de las personas de salir a trabajar y de querer prosperar.
Pero España ya ha dejado los ERTE atrás. Quedan muy pocos miles de personas en esa situación.
Sí, quedan muy pocos ya. Y en sectores muy concretos. Se dejaron atrás, pero lo que no se ha dejado todavía atrás son sus efectos. El ERTE sin duda genera efectos. Cuando tú estás enfermo y te quedas en cama cinco meses, no te digo nada si alguno de ellos los pasas en la UVI, no puedes salir corriendo al día siguiente de que te den el alta del hospital. Necesitas un período de recuperación de músculo, de masa, de autoconfianza. Y eso es lo que nos ocurre después de estar en el ERTE. Un gran porcentaje de la población en la que nos hemos quedado adormilados y en las que y en la que no hemos evolucionado porque hemos estado lejos de nuestra profesión, lejos de la formación continua y por lo tanto perdiendo músculo que luego hay que recuperar. Y en eso estamos.
No termino de pillar lo que dice. ¿Es una crítica a los trabajadores?
No, los trabajadores son víctimas. ¿Cómo vamos a criticar a los trabajadores? El empresario lo que quiere es tenerlos activos y que tengan la mejor remuneración posible dentro de las capacidades del sector. Eso es lo que te da fortaleza a ti como empresario. Es una crítica a la forma de afrontar una situación en el sistema. Hay una fórmula que es exclusivamente paliativa y otra que es más activa y solo hace tratamientos paliativos en aquellos casos que son necesarios. En España optamos por ir de forma masiva cpn restricciones mucho mayores que la de los países de nuestro entorno. Y eso te produce pérdida de musculatura. Entonces, ¿cómo vas a criticar al que ha perdido el músculo? Es la víctima. Lo que criticas es el sistema que te ha llevado a esa situación, que al final son meses de inactividad y mayor empobrecimiento que lo estamos pagando compartiéndolo entre todos: familia, empresas, administración pública...
Al hilo de los ERTE, el Parlamento acaba de aprobar la Renta Canaria de Ciudadanía. Eso los empresarios lo ven con cierta preocupación porque va a haber un grupo de gente, que evidentemente lo está pasando mal, que se van a asegurar un ingreso y que a lo mejor se conforma con eso.
Garantizar ingresos mínimos a la mayor parte de la población, a toda la que pueda, siempre es deseable. Pero es más deseable que esos ingresos mínimos lo generemos cada uno y que la administración supla a los que no son capaces de autogenerarse ese ingreso mínimo vital para vivir con dignidad, porque tampoco es culpable de no poder generarlo. A lo mejor es la propia sociedad o sus circunstancias personales las que le generan esa limitación. Pero cuando generalizas porqueno ha sido capaz de digitalizarte y analizar caso a caso, de forma ágil y muy rápida para poder diagnosticar dónde tienes que actuar, pues tienes que hacer café para todos, y eso adormece a la sociedad. Solo tenemos que ver en qué países hay más desempleo, más absentismo y menos capacidad de crecimiento y en que países no lo hay.
¿Qué tenemos que hacer? Todas las ventajas de Europa, que es dar cobertura a toda la sociedad, pero incentivando que seamos las propias personas los que somos capaces de hacerlo, las que nos damos nuestra propia cobertura, generando más impuestos para dar cobertura a los que no son capaces de generarlo. No estamos pidiendo irnos a sistemas en los que se desatiende a las personas que lo necesitan, que también los hay en otros lugares del mundo. Europa tiene unas ventajas enormes respecto a la protección social, pero tenemos que ser capaces de gestionar esa protección social de manera que no produzca adormecimiento o incapacidad de crecimiento.
Se acaban de reunir con el Círculo de Empresarios de Lanzarote y tienen una idea de un proyecto regional.
Lo que sí tenemos son objetivos regionales, y nacionales, europeos y globales, porque es que no te queda más remedio que tenerlos. Los círculos tienen un ámbito insular porque parece que el entorno natural en Canarias es la isla. Compartimos ideas comunes que hagan más fuertes a nuestra isla haciendo más fuerte Canarias. A lo que aspiramos sí es a tener dos o tres reuniones cada año. Compartimos la forma de entender el crecimiento y el desarrollo económico y social de un territorio. Compartimos los valores de defensa de las personas, de la ecología, por supuesto. Estamos absolutamente integrados en los objetivos de desarrollo sostenible, esa visión de desarrollo europea. El trabajo conjunto nos ayuda a todos a mejorar el trabajo que hacemos en nuestro ámbito natural, que es la isla.