El debate sobre si la energía nuclear es positiva o no sigue vivo en Europa. Las discrepancias entre países y los planes que tiene cada uno para autoabastecerse marcan la agenda en medio de un contexto protagonizado por la transición hacia las renovables con el objetivo de tener un planeta más limpio en el futuro. Todo apunta a que Francia es la nación con una apuesta más firme por las centrales que generen potencia atómica, hasta el punto de que se ha propuesto abrir ocho más de cara al año 2050 —en la actualidad aportan el 70% de la electricidad—. El Estado galo ha elaborado un plan que le permita contar con equipamientos de 13 gigavatios de potencia.
España está en las antípodas del proyecto francés y Canarias en particular tampoco tiene tan claro que la salida sea invertir en energía nuclear. El Gobierno regional señala en una respuesta parlamentaria al diputado de Vox Nicasio Galván que no ha estudiado la posibilidad de instalar centrales —a día de hoy no tiene ninguna— porque no entra en sus competencias, pero aún así se encuentra alineado con la planificación estatal. El Ejecutivo central contempla ir hacia fuentes más sostenibles.
Plan del Estado
Desde el equipo de gobierno encabezado por Pedro Sánchez han impulsado el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). La finalidad que persigue es reducir de manera progresiva la nuclear en su mix energético, con un calendario de cierre de centrales actualmente en funcionamiento entre 2027 y 2035. En definitiva, conseguir más pronto que tarde la descarbonización. Por lo tanto el Archipiélago, que se encomienda a la tesis estatal, comparte las mismas aspiraciones.
La contestación, elaborada por la Consejería de Transición Ecológica y Energía, área encabezada por Mariano Hernández Zapata, incide en que la Ley 25/1964, de 29 de abril, sobre energía nuclear, establece que es competencia de la administración estatal la planificación y la preparación, en colaboración con el Consejo de Seguridad Nuclear, de los programas de incorporación de la energía nuclear al abastecimiento nacional.
Otros países
Mientras, en el viejo continente, hay quienes siguen en la lucha porque tienen otro punto de vista. A principios de año se formó la conocida como Alianza Nuclear en la que no solo está involucrada Francia, sino también Polonia, Eslovenia, Bulgaria, Suecia, Croacia, Rumanía, República Checa, Eslovaquia o Hungría. Aquellos que se muestran más escépticos con la renovables exponen que el problema está en la imposibilidad para almacenarla. Dice el refrán que en el punto medio está la virtud y a medio camino está el gas como transición para hacerlo un poco más fácil —Alemania es un ejemplo del que hablaremos más adelante—.
El presidente francés, Emmanuel Macron, defendió el pasado mes de abril que el programa nuclear de su país se reactive para satisfacer el aumento de la demanda eléctrica de los ciudadanos. Para él no supone ningún problema y, además, lo considera “la energía del futuro”, como informó en su momento Euronews. Se da la circunstancia de que Portugal la está eliminando, pero Italia ha empezado a plantearse el introducirla de nuevo.
Energía geotérmica
Volviendo al Archipiélago, a pesar de lo que puedan pensar determinados territorios —algunos lo ven como una opción limpia—, las Islas no lo tiene en sus planes ni por asomo —más allá, incluso, de su apuesta por ir en armonía con el ejecutivo español—. “Somos un territorio con energía geotérmica y por tanto entiendo que no tiene ningún sentido la energía nuclear en Canarias”, afirma Aridane González, presidente del comité científico para cambio climático del Gobierno autonómico, en declaraciones a Atlántico Hoy.
“Al menos tal como la conocemos, no sabemos lo que puede pasar en el futuro, en vez de con la fusión nuclear, con la fisión, que sabemos que se está investigando. A día de hoy no entra en los planes, yo creo que ni nacionales, trabajar en este tipo de energía en territorios como Canarias. Lo que sí entra en los planes es explorar energías como el hidrógeno, todo tipo de combustibles que sean renovables. Es donde está ahora mismo el foco”, asegura.
Aspirar a la reducción
Para dar un poco más de contexto acerca de lo que pretende España, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, cartera que ostenta Teresa Ribera, busca reducir generación de energía nuclear de los 7.399 MW que se mantienen anualmente desde 2019, hasta los 3.181 que pretende fijar en el 2030.
El almacenamiento energético forma parte de la estrategia. Sin ir más lejos, el año anterior a la pandemia tenía 6.413 MW, una cifra que se pretende multiplicar por tres de aquí al mismo periodo de tiempo para que llegue a los 18.913. España, desde el inconformismo, analiza la posibilidad de exportar a Europa la energía renovable que genera, aunque el rechazo casi frontal de Francia se lo está poniendo algo complicado.
Gas en Alemania
En otra encrucijada está Alemania. La energía nuclear no tiene casi presencia en el país germano, su principal problema está en que ve como una buena alternativa el gas, pero la guerra entre Ucrania y Rusia produjo el saboteo en 2022 del gasoducto Nord Stream. El Wall Street Journal desveló el pasado mes de agosto un informe que señalaba a los ucranianos en una trama que, supuestamente, costó 300.000 dólares. De momento no está clara la autoría y desde la nación ahora dirigida por Olaf Scholz se plantearon varios escenarios entre los que estaba extender el empleo del combustible nuclear que ya tenía.
El debate no solo está fuera de las fronteras españolas. En el territorio nacional continúa también con vida. En Cataluña, el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, comentó la semana pasada que si no se aumenta el ciclo productivo de Ascó y Vandellós, perderá toda su energía, su industria y sólo podrá ser "un gran balneario para turistas europeos y de otras comunidades".
Así de contundente se mostró en la segunda edición del foro BCN Desperta!, organizado por Crónica Global, Metrópoli y El Español. Puso sobre la mesa que en caso de cerrar sin haber encontrado sustitutos en energías renovables, "habrá grandes apagones industriales en los próximos años". Para él, la consecuencia sería que "no estaremos discutiendo del precio de la energía, sino de la ausencia de ella".